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El 'juguete' con que sueñan los cirujanos: pondría a España en la estratosfera de los trasplantes
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MÁQUINAS DE PRESERVACIÓN

El 'juguete' con que sueñan los cirujanos: pondría a España en la estratosfera de los trasplantes

Muchos trasplantes siguen dependiendo de algo tan arcaico como una bolsa con hielos. Ahora estos nuevos dispositivos prometen preservar órganos vivos durante días. El gran problema es su coste

Foto: Una máquina portátil de preservación de hígados. (OrganOx)
Una máquina portátil de preservación de hígados. (OrganOx)

España lleva 30 años asombrando al mundo con nuestras tasas de donación y número de trasplantes per cápita. España presume de ser, junto con Japón, el país con más esperanza de vida. Estas dos frases son positivas, pero paradójicamente una se está convirtiendo en un problema para la otra. Debido a nuestra feliz longevidad, los donantes de órganos son cada vez más mayores, concretamente "los más añosos de Europa", según explicó la directora de la Organización Nacional de Trasplantes, Beatriz Domínguez-Gil, en unas jornadas celebradas esta semana en Pamplona.

Más de la mitad de los donantes han superado los 60 años, lo cual incrementa peligrosamente que esos órganos no sean tan idóneos como deberían y que, muchas veces, tengan que ser descartados. El problema no suele ser tanto la edad como la salud, claro, pero son dos factores estrechamente relacionados.

Foto: Foto: EFE/Francisco Guasco.

La solución, o una parte de ella, está en unos prometedores dispositivos, las máquinas de preservación de órganos. Como su propio nombre indica, sirven para sustuir la tradicional bolsa de hielos por un sistema capaz de perfundir sangre dentro de los tejidos del hígado, el corazón o el pulmón en cuestión y, además, regular su temperatura: ponerlo en estado hipotérmico para preservar sus funciones o en estado normotérmico —la temperatura normal del cuerpo humano, entre 36,5 y 37,2ºC— para facilitar su trasplante y adaptación al cuerpo del paciente.

Algunas de estas máquinas se están probando en distintos centros hospitalarios españoles de forma experimental, en ensayos clínicos. Los resultados han sido tan espectaculares que la voz se ha corrido rápido entre los cirujanos y coordinadores de trasplantes. Ahora todos quieren uno de estos juguetes y así lo han trasladado a la dirección de los hospitales.

"¿Que si funcionan las máquinas para preservar corazón y pulmón? Sí. Punto"

"¿Que si funcionan las máquinas para preservar corazón y pulmón? Sí, funcionan. Punto", dice categórico Lucas Hoyos, cirujano torácico en el Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda. El centro es uno de los pioneros en el uso de esta tecnología. Hace casi diez años se enrolaron en un ensayo clínico que ofreció grandes resultados. Uno de los grandes problemas de trasplantar pulmones es que muy pocos llegan en un estado óptimo, porque las causas de muerte más comunes acaban afectando a estos órganos de una forma u otra. Aunque los datos de España son mejores que en países como Estados Unidos o Reino Unido, la mortalidad de los pacientes que están en lista de espera ronda el 15% dado, en parte, a que sólo es posible aprovechar el 20% de los pulmones que se donan. Sin embargo, el uso de estas máquinas de preservación "logran aumentar entre un 30% y un 55% el aprovechamiento de los pulmones", dice Hoyos. Es decir, que acaben trasplantados y salvando vidas.

placeholder Máquina de perfusión normotérmica 'ex vivo' en el hospital Marqués de Valdecilla. (EFE/Pedro Puente Hoyos)
Máquina de perfusión normotérmica 'ex vivo' en el hospital Marqués de Valdecilla. (EFE/Pedro Puente Hoyos)

El gran problema, obviamente, es el precio que cuestan estas máquinas. Durante el ensayo clínico era la casa comercial quien se encargaba, pero "cuando terminó el estudio no pudimos asumir los costes", añade el cirujano.

¿De cuánto dinero estamos hablando?

Usar una de estas máquinas para preservar un pulmón, un corazón, un hígado o un intestino cuesta unos 35.000 euros. Esto es, cada vez que se usa. Los fabricantes suelen proporcionar el esqueleto de la máquina, pero para cada órgano es necesario usar un nuevo set de tubos, filtros o membranas. Dado que la casa comercial, más allá de vender la máquina, tiene su negocio en el servicio que presta al hospital, es posible reducir costes en función del número de trasplantes. Fuentes de la industria explican a El Confidencial que en algunos casos está saliendo a unos 14.000 euros por pulmón preservado. Pese a la rebaja, para los hospitales seguiría siendo un buen agujero si alguien lo acabara usando 15 o 20 veces al año.

El año pasado, en el Puerta de Hierro logró financiación para un nuevo programa de preservación de órganos en este tipo de máquinas, bautizado como P-PROS. Recibieron pulmones que, por su estado, habían sido descartados por los otros siete equipos de trasplante de pulmón que hay en España. Hasta el momento han realizado 40 perfusiones logrando aprovechar el 65% de esos pulmones que nadie quería, dado que procedían de donantes que habían fallecido por muerte cerebral, un factor que provoca daños sustanciales en estos órganos. "Estas máquinas nos permiten apostar por donantes marginales, aquellos que no encajan en el estándar", explica. "Ninguna estrategia usada en nuestro centro hasta ahora ha logrado aumentar tanto los trasplantes en apenas dos años: un 20% más en un solo centro y con una sola máquina".

placeholder Mientras preservan el órgano, las máquinas ofrecen todo tipo de datos sobre su estado. (Xvivo)
Mientras preservan el órgano, las máquinas ofrecen todo tipo de datos sobre su estado. (Xvivo)

En mitad de una charla reciente, Hoyos puso el ejemplo de una paciente cuyo pulmón había llegado a su hospital. "Mujer, 46 años, obesa, fumadora durante 20 años, con una neumonía en la base del pulmón derecho y la oxigenación en el límite. ¿Lo aceptarían?" En el público, algunos de sus compañeros médicos dijeron que no con la cabeza, pero la mayoría guardó silencio. Dudaban. Tras pasar el órgano 2:15 horas en una máquina de preservación, lograron recuperar un nivel óptimo de oxigenación. "Se le trasplantó a una paciente joven, extubada a las 24 horas y a los tres días estaba en planta", resolvió el cirujano.

Esta es la gran baza de estos carísimos aparatos: su capacidad de reducir los tiempos, la estancia en el hospital y, en definitiva, las listas de espera, Algunos estudios demuestran que, a mayor lista de espera, más caros son luego los costes operacionales en el hospital.

El estado de la cuestión en 2022

Las posibilidades de estas máquinas de preservación de órganos son múltiples, aunque ahora mismo están muy acotadas por el precio. Una cirujana pediátrica en un gran hospital de Madrid, pionero en el trasplante de intestinos, contaba que le encantaría poder experimentar con el intestino durante las horas en las que está preservado en la máquina, por ejemplo, limpiándolo de bacterias o añadiéndole fagocitos que puedan prevenir una infección post-trasplante. Pero de momento es una idea prohibitiva.

"Hay equipos en España con dispositivos experimentales", explica Javier Briceño, director de la Unidad de Cirugía General y Digestiva del Hospital Universitario Reina Sofía y responsable del programa de trasplante hepático. Ellos también están probando este nuevo juguete. "La adopción de estas máquinas debe estar ahora al 10 o 20%", calcula.

"Un hospital recuperó los hígados que los demás del país no querían y logró injertar muchos de ellos", apunta Briceño

El hígado es un caso especial dentro de los trasplantes, ya que junto al riñón es el único que se realizan de paciente vivo a paciente vivo. En su caso, las máquinas les ayudan a tener el hígado en perfectas condiciones, pero también a que ningún órgano acabe descartado. En algunos estudios realizados, el uso de la máquina de preservación logró pasar de un 13% de descartes a que fueran algo testimonial.

En Birmingham, Reino Unido, "un hospital recuperó todos los restos que en los demás hospitales del país no se querían y logró injertar muchos de ellos", apunta Briceño. Solamente aquellos hígados muy grasos siguen descartándose para ser trasplantados.

placeholder Una máquina de preservación de hígados. (OrganOx)
Una máquina de preservación de hígados. (OrganOx)

La capacidad de preservar los órganos durante tiempos relativamente largos, mucho más si se compara con una bolsa de hielo, está sorprendiendo cada vez más a los profesionales sanitarios. Si bien las recomendaciones apuntan a que puede mantenerse ahí unas 24 horas con total seguridad, en algunos test experimentales se está comprobando cómo los órganos aguantan tres o cuatro días. "Hay experiencias de hasta una semana de preservación", dice Briceño.

En el caso de los hígados y de su hospital, el cirujano calcula que a partir del 2º injerto estas máquinas ya podrían resultar coste-eficientes, pero advierte de que para que sea exitosa, su implantación debe ser paulatina: "No podemos hacer que de repente los 25 equipos de trasplante hepático que hay en España se pongan una máquina, primero hay que acumular más experiencia", indica.

España lleva 30 años asombrando al mundo con nuestras tasas de donación y número de trasplantes per cápita. España presume de ser, junto con Japón, el país con más esperanza de vida. Estas dos frases son positivas, pero paradójicamente una se está convirtiendo en un problema para la otra. Debido a nuestra feliz longevidad, los donantes de órganos son cada vez más mayores, concretamente "los más añosos de Europa", según explicó la directora de la Organización Nacional de Trasplantes, Beatriz Domínguez-Gil, en unas jornadas celebradas esta semana en Pamplona.

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