Multivitamínicos: ¿son realmente buenos para el cerebro?
Se encuentran entre los suplementos nutricionales más consumidos por la población, en busca de suplir posibles carencias y ganar salud. Probablemente, pocos lo hacen para mejorar su función cognitiva. Un nuevo estudio apunta a su utilidad con este fin
El uso de suplementos nutricionales está sin duda muy extendido. Datos como los del estudio Uso de suplementos nutricionales en la población española lo demuestran: un 63,4% de los encuestados declaró haber consumido algún complemento nutricional, de los cuales el 19% corresponderían a multivitamínicos con minerales.
La prevención de enfermedades por posibles carencias nutricionales o la mejora de las defensas o el sistema inmune son algunos de los principales motivos de consumo. Sin embargo, probablemente pocos se planteen su uso para la mejora de la función cognitiva. Un nuevo ensayo clínico de tres años de duración ha demostrado que el uso de multivitamínicos podría ser beneficioso para nuestro cerebro.
Resultados impactantes
El nuevo estudio reclutó a más de 2.200 voluntarios mayores de 65 años, que fueron asignados al azar a tres posibles grupos: cacao, multivitamínico o cacao y multivitamínico, comparados con un placebo en cada caso. Se siguió a los pacientes durante tres años. El multivitamínico fue un preparado combinado de vitaminas y minerales.
Los investigadores han estimado que el uso de un multivitamínico durante tres años puede reducir la pérdida de función cognitiva en alrededor de un 60%
Cuando al finalizar el estudio practicaron a los participantes distintos test cognitivos, se encontró que el cacao no tuvo ningún efecto significativo. Sin embargo, los que recibieron un multivitamínico tuvieron mejor función cerebral (y sobre todo, en aquellos con enfermedad cardiovascular), además de mejor memoria y función ejecutiva (tareas tales como la planificación anticipada o recordar ciertas instrucciones).
Los investigadores han estimado que el uso de un multivitamínico durante tres años puede reducir la pérdida de función cognitiva en alrededor de un 60%. Un dato nada desdeñable, sin duda. Este ensayo clínico forma parte del estudio COSMOS, que originalmente tiene como objetivo analizar el impacto del uso del cacao o un multivitamínico sobre la salud cardiovascular o el cáncer.
Nutrientes y función cerebral
El análisis racional detrás de este ensayo tiene todo el sentido. Por una parte, el cacao contiene una elevada cantidad de antioxidantes y otras sustancias con actividad biológica, tales como flavonoides, catequinas y epicatequinas. Entre otros mecanismos, el cacao podría mejorar la función cerebral a través de la vasodilatación y el aumento del flujo sanguíneo en el cerebro. Hay indicios de mejora de la función cognitiva con el cacao, si bien procedente sobre todo de estudios epidemiológicos y pocos ensayos clínicos.
En cuanto a vitaminas, especialmente, las carencias de algunas de ellas pueden acelerar el desarrollo de la demencia y el deterioro cognitivo. Especialmente, vitaminas del grupo B como la B12 o el folato, la vitamina D o los ácidos grasos omega-3, dado su papel en la función neuronal, nerviosa y cerebral.
Previamente a este estudio, tan solo un ensayo clínico había analizado durante un tiempo prolongado (12 años) el efecto de un multivitamínico en la función cognitiva, en este caso sin resultados positivos.
Detalles y controversias
Como siempre, el diablo está en los detalles, como dicen los anglosajones. Las controversias y resultados contradictorios en unos y otros estudios pueden estar en el diseño de los mismos. Y hay un factor fundamental cuando se valoran suplementos nutricionales, que es el estado de los pacientes al inicio del estudio.
Cuando se hace un ensayo clínico para valorar el efecto de un nuevo fármaco, se compara este con un placebo y se analiza el impacto sobre un determinado marcador de salud. El grupo que recibe el placebo no tiene en su organismo ninguna cantidad de esa nueva sustancia, lo que permite una comparación clara. Sin embargo, cuando se usan suplementos de vitaminas o minerales, todos los participantes tienen cantidades variables de estas sustancias al inicio de la intervención.
Esto introduce distorsiones y puede hacer que los resultados no sean comparables entre unos y otros ensayos. Lógicamente, no va a ser igual el impacto de un complemento nutricional en una población en la que existe carencia de ese nutriente que en una donde la mayoría de los participantes cuentan con niveles suficientes y adecuados del mismo.
Este es uno de los principales motivos que hacen difícil en ocasiones comparar este tipo de estudios, especialmente cuando no se controla ese estado inicial de los participantes con respecto al nutriente que se está aportando. Algo que, por ejemplo, viene afectando a los ensayos con suplementos de omega-3, hasta que se han efectuado ensayos bien controlados en este sentido y que han confirmado lo que sabíamos a partir de la bioquímica de estas grasas.
Otras variables importantes son las dosis del nutriente aportadas, o su formulación, que también pueden afectar al resultado. Y cuando hablamos de analizar la función cognitiva, existen diferentes test y parámetros que es posible analizar, y que también pueden dificultar la comparación.
Estilo de vida y demencia
Lo que está sin duda claro es el impacto del estilo de vida sobre la función cerebral y la prevención de la demencia o enfermedades neurológicas como el párkinson o el alzhéimer. Ya hablábamos en profundidad de ello en este espacio, con los trabajos de Dale Bredesen para la prevención del alzhéimer con su protocolo RECODE.
Este protocolo es una aproximación multidisciplinar que incluye cambios en el estilo de vida con el objetivo de conseguir la optimización metabólica, y que incluye, entre otros, mantener la homocisteína en niveles de excelencia o la inflamación crónica bajo control. Y para ello, además de aumentar el consumo de verduras o pescado, la suplementación con vitamina B12, vitamina D, omega-3 o coenzima Q10 juega un papel importante. El protocolo de Bredesen se basa, entre otros aspectos, en la personalización de las intervenciones, en función de los marcadores de salud y su excelencia. Y este es precisamente el enfoque de la medicina preventiva antienvejecimiento.
Una de las etapas vitales donde mayor riesgo de carencia nutricional existe es la edad avanzada, por una mala dieta causada por una mala masticación
¿Puede ser un multivitamínico beneficioso? Como siempre, la respuesta es “depende” y es que el contexto es importante. Ahora bien, pensemos que una de las etapas vitales donde mayor riesgo de carencia nutricional existe es la edad avanzada. Entre otras causas, por una peor calidad de la dieta motivada por una mala masticación, la pérdida de apetito, síndromes de malabsorción digestiva y un largo etcétera. Un multivitamínico puede ser una buena forma de reducir ese riesgo, con efectos positivos en varios frentes. Y el deterioro cognitivo es, sin duda, uno de ellos.
El uso de suplementos nutricionales está sin duda muy extendido. Datos como los del estudio Uso de suplementos nutricionales en la población española lo demuestran: un 63,4% de los encuestados declaró haber consumido algún complemento nutricional, de los cuales el 19% corresponderían a multivitamínicos con minerales.
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