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Hacer yoga mejora la salud del corazón
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VIDA SANA

Hacer yoga mejora la salud del corazón

Hoy se sabe que tiene beneficios en términos de salud mental, física y espiritual. Ahora, un estudio ha probado que aquellos que lo practican tienen una frecuencia cardiaca en reposo más baja y un menor riesgo de enfermedad cardiovascular

Foto: El yoga reduce la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiacas, según un estudio. (Pexels)
El yoga reduce la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardiacas, según un estudio. (Pexels)

Tener la presión arterial alta puede ser peligroso, pero podemos tomar medidas en nuestro día a día que nos alejen de estos datos. La tensión arterial alta puede aumentar el riesgo de sufrir un derrame cerebral, un ataque cardiaco o daño renal. Sin embargo, es complicado establecer estándares de pautas, pues lo que funciona para un paciente puede no funcionar para otro. Lo que sí puede ayudar es esforzarse por mantener un peso saludable y modificar la dieta para ingerir menos sal y grasas.

Ahora, un nuevo estudio piloto, publicado en el Canadian Journal of Cardiology, ha concluido que los pacientes con presión arterial alta (hipertensión) obtienen beneficios muy positivos por incluir ejercicios de yoga en su programa regular de deporte.

“El objetivo de este estudio piloto fue determinar si la adición de yoga a un régimen regular de entrenamiento físico reduce el riesgo cardiovascular”, explicó Paul Poirier, de la Universidad Laval, en Quebec (Canadá) y autor principal de la investigación.

Foto: Una dieta rica en sal puede duplicar la respuesta máxima al estrés en ratones. (Pexels)

Una práctica milenaria

Todo se origina porque la práctica del yoga, que nació en la antigua India hace miles de años con el objetivo de controlar y aquietar la mente, se ha vuelto muy popular en nuestros días. Sus beneficios incluyen mejoras en la fuerza muscular, la flexibilidad, los niveles de energía y el estado de ánimo, y este estudio quiso explicar su influencia en la salud cardiovascular.

Los investigadores reclutaron a 60 participantes. Todos tenían presión arterial alta y síndrome metabólico, una combinación de tensión alta, diabetes y obesidad. Los dividieron en dos grupos: a la mitad se les pidió que hicieran yoga estructurado, mientras que el resto solo hacía estiramientos cinco veces por semana. También se pidió a todos los voluntarios que hicieran media hora de ejercicio aeróbico cinco veces a la semana, como correr, andar en bicicleta o nadar.

Comienza el experimento

Los investigadores recopilaron datos al inicio, durante y después del periodo de estudio, que fueron tres meses. Midieron la antropometría de los participantes (su proporción corporal), sus niveles de proteína C reactiva de alta sensibilidad, la glucosa, los lípidos y, por supuesto, la presión arterial. También midieron las puntuaciones de riesgo de Framingham y Reynolds como una forma de estimar el riesgo de cada participante de sufrir un ataque cardiaco en los próximos 10 años (ya que ayudan a medir el riesgo de resultados cardiacos adversos y enfermedades cardiovasculares).

placeholder Los participantes hicieron yoga o estiramientos durante 15 minutos al día cinco veces a la semana. (Pexels)
Los participantes hicieron yoga o estiramientos durante 15 minutos al día cinco veces a la semana. (Pexels)

“Si bien existe alguna evidencia de que las intervenciones y el ejercicio de yoga tienen resultados cardiovasculares iguales o superiores, existe una variabilidad considerable en los tipos de yoga, los componentes, la frecuencia, la duración de la sesión, la duración y la intensidad. Buscamos aplicar un enfoque científico riguroso para identificar los factores de riesgo cardiovascular para los cuales el yoga es beneficioso para los pacientes en riesgo, y las formas en que podría aplicarse en un entorno de atención médica, como un programa de prevención primaria", exponen los expertos.

Nada más empezar el experimento, no encontraron diferencias entre el grupo de yoga y el de estiramiento en términos de edad, sexo, tasas de tabaquismo, índice de masa corporal (IMC), presión arterial sistólica y diastólica en reposo, frecuencia cardiaca en reposo y presión del pulso. Con el paso de las semanas, ambos grupos vieron una disminución en estos factores. Sin embargo, aquellos que hicieron yoga vieron una mayor caída en la presión arterial sistólica, o la presión ejercida sobre las paredes de las arterias durante cada latido del corazón. Hubo una reducción de 10 milímetros de mercurio (mmHg) en el grupo de yoga en general, en comparación con una reducción de 4 mmHg en el grupo de estiramiento.

No estaba claro por qué las personas que hacían yoga vieron mejoras en comparación con las que solo hicieron estiramientos, pero esto podría estar relacionado con el hecho de que el yoga también enseña a controlar la respiración, en comparación con los estiramientos que se enfocan en relajar los músculos.

"Los resultados indican que el yoga probablemente podría ser una intervención complementaria eficaz para ayudar a mejorar los niveles de presión arterial"

Efectos positivos

Estos resultados se suman a la evidencia científica que respalda los beneficios positivos para la salud de la práctica del yoga, por lo que, probablemente, podría ser una intervención complementaria eficaz para ayudar a mejorar los niveles de presión arterial.

“Este estudio proporciona evidencia de una opción de terapia no farmacológica adicional para la reducción del riesgo cardiovascular y el control de la presión arterial en pacientes con presión arterial alta, en el marco de un programa de ejercicio de prevención primaria”, concluye Poirier. “Como se observó en varios estudios, recomendamos que los pacientes intenten encontrar ejercicio y alivio del estrés para el control de la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares en cualquier forma que les resulte más atractiva”.

Tener la presión arterial alta puede ser peligroso, pero podemos tomar medidas en nuestro día a día que nos alejen de estos datos. La tensión arterial alta puede aumentar el riesgo de sufrir un derrame cerebral, un ataque cardiaco o daño renal. Sin embargo, es complicado establecer estándares de pautas, pues lo que funciona para un paciente puede no funcionar para otro. Lo que sí puede ayudar es esforzarse por mantener un peso saludable y modificar la dieta para ingerir menos sal y grasas.

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