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Qué hacer si se te rompe un diente: claves y tratamientos para los diferentes tipos de fractura
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Qué hacer si se te rompe un diente: claves y tratamientos para los diferentes tipos de fractura

Dependiendo de por dónde se parta y hasta qué punto alcance la fisura, podremos necesitar diversos tipos de abordajes. El resultado final depende de la calidad de los profesionales

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Una de las urgencias más comunes en los adultos, especialmente en navidades al masticar alimentos muy duros como el turrón o marisco, es la fractura de un diente.

Las fracturas dentales normalmente se asocian a los niños y sus dientes de leche, pero también se producen en adultos y suelen deberse a caídas, accidentes, golpes al practicar un deporte (algo que se podría prevenir utilizando protectores bucales o férulas de protección), peleas, como consecuencia de morder alimentos muy duros, por traumatismos continuados como es el caso de las personas que rechinan los dientes de forma habitual, los llamados bruxistas, o por caries no tratadas que han debilitado el diente.

Suelen provocar sangrado si se ha visto afectada la encía, dolor, especialmente si la fractura ha llegado a la cámara pulpar en la que se encuentra el nervio, siendo mayor el dolor si el nervio ha quedado expuesto, sensibilidad ante el frío o calor por la porosidad que se produce con la pérdida de esmalte, movilidad, por lo que no se aconseja tocar el diente fracturado para evitar que se caiga y/o cambie de color, si ha llegado a afectar a los vasos sanguíneos, por lo que el esmalte puede adquirir un tono grisáceo o marrón.

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Lo primero que debemos diferenciar es si se trata de una fractura o una fisura, entendiendo que fractura es la separación de fragmentos (o grietas avanzadas que se intuye que, al avanzar, terminarán en el desprendimiento de una parte) y la fisura, una grieta o astillamiento leve en el esmalte, sin desprendimiento de una parte del diente, ni de su estructura. O si se trata de una luxación (cuando el golpe desplaza al diente de su alveolo haciendo que se mueva, aunque sin expulsarlo del todo).

Además, debemos identificar el tipo de rotura, parcial (de un trozo de un diente) o total (de medio diente o más), debiendo conservar los fragmentos desprendidos, o si es el diente entero sujetándolo por la corona y nunca por la raíz, sumergiéndolos en un vaso con suero salino, agua o leche, por si son necesarios en su reconstrucción, y enjuagarse la boca con agua para eliminar restos de suciedad que puedan quedar tras el traumatismo. Debemos actuar con calma, pero lo más rápido posible para acudir al especialista. Para calmar el dolor y la inflamación se debe cubrir la zona con una compresa o gasa fría, no tocando la zona dañada para evitar infecciones.

Cuando conservamos trozos o fragmentos del diente roto, el especialista tratará de aprovecharlo, uniéndolo al diente en boca, como opción preferente.

En fracturas leves, si afecta solo a la corona del diente y el nervio no ha sido afectado, se realizará una reconstrucción con composite o se colocará una carilla de porcelana. Caso de presentar grietas o fisuras en el esmalte (diente astillado), se tratará de recomponer limando y puliendo su acabado y aplicando posteriormente composite o porcelana. Para evitar la sensibilidad, se aplicará un gel desensibilizante.

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Si la fractura es moderada, es más grande y ha llegado a afectar al nervio, pero se mantiene la estructura dental y no se extiende afectando a la raíz, en primer lugar se realizará una endodoncia. Posteriormente, se colocará una corona o funda para proteger el diente. En el caso de verse afectada la raíz, se tratará de hacer un tratamiento conservador con endodoncia y vigilando su evolución, para una vez visto el éxito del tratamiento, proteger el diente con una corona o funda.

Y si la fractura es severa, pues ha afectado a la raíz (cuando el final de la rotura se extiende por debajo de la línea de la encía), puede ser difícil de restaurar retirando el fragmento fracturado y realizando un alargamiento coronario para posteriormente reconstruir el diente con composite o porcelana, o en caso extremo, se extraerá el resto de la raíz y se colocará un implante para posteriormente colocar una corona o funda.

Cuando se trata de los dientes frontales, en especial de los incisivos centrales superiores, no solo debemos atender a la recuperación de la función de la masticación, sino también a la restauración, tan importante, del compromiso estético.

Foto: ¿Quieres unos dientes blancos? Estos alimentos los blanquean de forma natural. (iStock)

Para resolver el compromiso estético en dientes anteriores, una vez que el profesional determine la solución ideal, el paciente deberá asumir la decisión de cómo realizar las alternativas de la reposición; en concreto, si prefiere una solución con composite (solución que requiere más cuidados y con menor duración, pero más económica) o una solución más duradera como la cerámica o porcelana (idealmente disilicato de litio).

Te preguntarás por qué en un sitio cobran x euros por una carilla y en otro cinco veces más. La respuesta es que no es fácil. Seguro que te has fijado en muchas personas que claramente se ve que han tenido un accidente y muestran uno o dos incisivos, como un pegote, que resaltan entre sus dientes naturales. Dependerá de la habilidad, la formación y la maestría del profesional y la habilidad, formación y maestría del protésico en el laboratorio, que debe contar con técnicas avanzadas. Fundamental es el binomio entre el profesional y el protésico, que deben tener una comunicación fluida y saberse interpretar mutuamente.

La combinación de colores en la zona estética es un reto. El color es un fenómeno tanto objetivo como subjetivo, motivo por el que es tan difícil de medir para el especialista. Al evaluar el color, el cerebro humano evalúa muchos factores diferentes, incluyendo las diferencias en las fuentes de luz, el efecto del color circundante y la variabilidad de las superficies.

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Dentro de una boca, los incisivos y laterales presentan casi el mismo color. Son más brillantes con tonalidades de verde/amarillo por la zona maxilar y verde y azul por mandibular. Los caninos son más oscuros/rojos/amarillos (uno o dos tonos más oscuros de croma). Los molares son más oscuros, claramente, que el denominado grupo anterior (de canino a canino). Los clínicos deben seleccionar el color, uno por uno, para cada diente y ser conscientes de sus correlaciones para una estética óptima.

Una de las restauraciones más difíciles en odontología es el incisivo central. Para que el color del diente y de la encía coincidan con éxito, esa información debe ser analizada con precisión y transmitida al laboratorio.

Hacer coincidir de cerca los dientes naturales con una restauración artificial puede ser uno de los procedimientos más desafiantes en la odontología restauradora. Los dientes naturales varían mucho en color y forma. La capacidad de evaluar y comunicar adecuadamente la información al laboratorio se mejora enormemente si los profesionales (especialista y protésico) conocen el lenguaje de las características del color y la luz.

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El ajuste visual del color tiene varias limitaciones. Normalmente, las guías de color se utilizan como método principal de comunicación con el laboratorio. Sin embargo, estas guías dependen de la variabilidad subjetiva del clínico que toma el color y, a menudo, las propias guías son inadecuadas, ya que no representan toda la gama de colores de la dentición natural. Por otro lado, la interpretación del color mediante la fotografía digital sigue siendo subjetiva, ya que depende en gran medida de la cámara individual, los ajustes de la cámara, la iluminación y otras condiciones.

Cuando un artista o ceramista dental trabaja con pigmentos o porcelanas dentales, trabajará estos materiales en capas de opacidades variables y debe tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • El matiz o tono: es la cualidad que distingue a una familia de colores de otra.
  • Croma: es la saturación, intensidad o fuerza del matiz.
  • Translucidez: es la tercera característica, más allá del tono o el croma. Los dientes naturales se caracterizan por diversos grados de translucidez (grado entre transparente y opaco). Por eso, el esmalte parece azulado en el borde incisal a pesar de ser incoloro. Son más translúcidos los incisivos y laterales y no tanto los caninos ni los molares.
  • Fluorescencia: vivimos en un mundo de luz ultravioleta. Esta característica es lo que permite que las restauraciones se vean más brillantes y vivas. En el diente natural se produce principalmente en la dentina debido a la mayor cantidad de material orgánico presente.
  • Contraste y deslumbramiento: es causado por la diferencia de brillo de un objeto y su fondo inmediato. La iluminación del diente no debe ser significativamente más brillante que el ambiente.
  • Temperatura del color: la intensidad de la luz también es importante. La iluminación del gabinete o consultorio del especialista afectará en gran medida a la determinación del color. Idealmente se debería hacer la selección del color con luz natural. Los dientes tienen sutiles variaciones y se necesitan medir con la intensidad adecuada.
  • La textura de la superficie y el brillo son los siguientes factores que más importan en cómo afecta la luz interaccionando con el diente.

Debido a la mejora de los materiales y las técnicas podemos ofrecer soluciones altamente estéticas tanto si el paciente elige la restauración con composite o con porcelana. Ambos tratamientos son muy conservadores, permitiendo al especialista reducir levemente la estructura dental afectada en menos de un milímetro para reponer el espacio final con el material elegido.

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En el caso de porcelana, idealmente disilicato de litio, el resultado es totalmente realista, es fuerte y resistente, duradero, se hace a medida y es mínimamente invasivo. Es la solución más duradera y estética. Se puede conseguir la translucidez natural para imitar la estructura del esmalte de los dientes y puede ser tan real que incluso se pueden añadir pequeños matices muy sutiles de imperfección en algunos de los bordes para igualar el diente adyacente y crear un aspecto de lo más natural. En este caso, el paciente saldrá en la primera sesión con una restauración provisional para para ser sustituida en la siguiente sesión (a las dos o tres semanas) por la restauración definitiva en cerámica que se habrá elaborado en el laboratorio.

En el caso del composite, se utiliza resina del mismo color que el diente natural, composites estéticos fotopolimerizables y composites de microrrelleno en la última capa para simular el esmalte. Estos composites, además de ser muy estéticos, consiguen muy buen pulido, con lo que el acabado es muy estético y natural. El procedimiento dura entre 30 a 60 minutos para un diente. Duran menos (entre 7 y 10 años), pudiendo actualizarlas pasado ese tiempo, repitiendo el procedimiento. Requieren un mayor mantenimiento, debiendo acudir a clínica a su pulido cada cierto tiempo (la solución no es aconsejable para pacientes fumadores y para pacientes que consumen habitualmente té, café, cocacola o vino tinto).

Una de las urgencias más comunes en los adultos, especialmente en navidades al masticar alimentos muy duros como el turrón o marisco, es la fractura de un diente.

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