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Incontinencia urinaria masculina... Si no se habla de ello, ¿no existe?
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Incontinencia urinaria masculina... Si no se habla de ello, ¿no existe?

Las pérdidas de orina en mujeres es algo normalizado. Sin embargo, no es un problema exclusivamente femenino, los hombres también lo sufren, eso sí, prácticamente en silencio

Foto: En España, se estima que la incontinencia urinaria afecta al 7% de los hombres. (iStock)
En España, se estima que la incontinencia urinaria afecta al 7% de los hombres. (iStock)

Se estima que la incontinencia urinaria tiene una prevalencia global del 15%, un porcentaje muy superior al que se asocia a otro tipo de patologías más conocidas como la diabetes, la artrosis o la osteoporosis. Es más, en todo el mundo, 400 millones de personas sufren pérdidas de orina, de las que 50 son ciudadanos europeos y casi 6,5 millones, españoles.

Además, si distinguimos entre hombres y mujeres, comprobamos que la incidencia es tan importante entre la población masculina como en la femenina. Y es que, según la Asociación Española de Urología, una de cada tres mujeres a partir de los 50 años y uno de cada cuatro hombres a partir de los 40 experimentan pérdidas de orina. Unas cifras íntimamente relacionadas con la edad, lo que nos lleva a pensar que en unos años, teniendo en cuenta el aumento de la esperanza de vida, la incontinencia urinaria se convertirá en un problema de salud pública. Incluso, hay quien afina un poco más y señala las décadas de 2030 y 2040 como uno de los picos de mayor prevalencia, coincidiendo con el momento en que la generación del baby boom entre en sus sesenta.

En 2030 la incontinencia urinaria se convertirá en un problema de salud pública

En España, se estima que la incontinencia urinaria está diagnosticada al 7% de los hombres, un porcentaje que aumenta con la edad hasta el 29%. Con estos guarismos, resulta difícil de entender por qué a pesar de manejar estas cifras, a día de hoy todavía "se pase de puntillas" cuando se habla de incontinencia urinaria masculina. Una circunstancia que, por otra parte, favorece la consolidación del infradiagnóstico y, en consecuencia, la falta de tratamiento.

Reaccionar cuanto antes es clave para su curación

En general, la recomendación básica es la de acudir al especialista si ocurre una sola pérdida de orina. Ahora bien, Eduard García Cruz, urólogo del Instituto de Urología Serrate & Ribal (Barcelona) y ROC Clinic (Madrid), matiza este consejo y distingue: "Existen dos tipos de incontinencia, la de esfuerzo y la de urgencia. La primera es la que se produce, por ejemplo, al toser o al reír, y ocurre cuando el paciente ha sido sometido a una operación de próstata. En este caso, es habitual que presente pérdidas que suelen solucionarse con la práctica de ejercicios para el fortalecimiento del suelo pélvico; la segunda, la de urgencia, es la que se caracteriza por la sensación de tener unas ganas imparables de orinar. El paciente suele describir esta situación como tengo que dejar lo que estoy haciendo o me voy a hacer pis encima. En este caso, lo más razonable es acudir al urólogo para que averigüe si hay algo que justifique esta incontinencia. Y si lo hay, buscar y aplicar el tratamiento adecuado".

placeholder Lo más conveniente es consultar al urólogo ante el primer síntoma. (iStock)
Lo más conveniente es consultar al urólogo ante el primer síntoma. (iStock)

Si has cumplido los 40, ya puedes ser un 'buen' candidato

A la consulta de García Cruz no acuden solo hombres en edad de jubilación. De hecho, esta condición (no enfermedad) suele asociarse a varones a partir de los 40 años. Eso sí, el experto diferencia "entre los varones afectados por la incontinencia de esfuerzo, la cual está relacionada con las operaciones de próstata o pélvicas y que suele aparecer en hombres que por edad se han sometido a este tipo de intervenciones, es decir, sobre los 60 o 70 años; y por otro lado, la incontinencia de urgencia, que es la que diagnosticamos en hombres que no están operados de cirugía de próstata y que es más habitual padecerla entre los 50 y 60". En definitiva, desde los 40 años, los hombres son susceptibles de padecer incontinencia urinaria. De hecho, el experto asegura que, a esta edad, aproximadamente "el 40% tiene síntomas del tracto urinario inferior, lo que antes se llamaba prostatismo; a los 60 años, el 60%, y a los 80 años, el 80%".

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Ni el tabaco, ni el alcohol ayudan

Las pérdidas que el experto relaciona con una intervención quirúrgica previa tienen una causa clara y muy bien definida, la propia operación. Ahora bien, en el resto de los casos, ¿a qué se debe la aparición de esta incómoda patología? ¿Es solo una cuestión de edad o intervienen también otro tipo de factores? La respuesta no es sencilla. Sin embargo, a pesar de que las posibilidades son varias, el experto destaca como la causa principal "la hiperplasia benigna de próstata, seguida de las piedras en la vejiga, infecciones de orina y el cáncer de vejiga".

A partir de los 40 años, los hombres son susceptibles de tener incontinencia urinaria

Dado que estas opciones van desde enfermedades leves a otras realmente graves y que "los síntomas de la hiperplasia de próstata benigna son indistinguibles de los del cáncer de vejiga", la conveniencia de consultar al urólogo se vuelve indiscutible.

Además, existen unos factores de riesgo que favorecen la incontinencia. Se trata de aquellos hábitos relacionados con las enfermedades mencionadas. Entre ellos, "la obesidad, el tabaquismo o el consumo de alcohol, tres factores que indiscutiblemente juegan un papel decisorio en la hiperplasia y el cáncer de vejiga", asevera.

Un día a día complicado, también en lo psicológico

Según García Cruz, "hay tres síntomas que interfieren en la vida diaria del paciente: el primero es levantarse a orinar varias veces por la noche, ya que esto hace que la persona al día siguiente esté cansada, más lenta de reflejos, menos avispada...; el segundo es la urgencia, ese ay, ay, ay... que se me escapa. Cualquiera puede hacerse una idea de la inseguridad que genera el hecho de pensar que si coges el coche puede que tengas que parar para orinar antes de que pase una hora. Y eso ocurre en coche, caminando por la calle, en el cine o cenando con amigos. El hecho de que sea tan inmediato y urgente resta mucha calidad de vida; y por último, el tercer síntoma es la incontinencia por sí misma, ya que lleva asociado una clara connotación social, miedo a oler, tener que llevar siempre una muda encima... Todo esto afecta mucho a las personas que sufren incontinencia urinaria".

placeholder En ocasiones, la incontinencia urinaria hace que el paciente se vea obligado a orinar en la calle. (iStock)
En ocasiones, la incontinencia urinaria hace que el paciente se vea obligado a orinar en la calle. (iStock)

De hecho, según el estudio The LUTS Report, elaborado por TENA Men, la incontinencia urinaria tiene un fuerte impacto sobre la calidad de vida y la salud psicológica de quienes la padecen. Datos de este mismo estudio revelan que el 90% de los hombres con esta afección se siente menos seguro de sí mismo y que incluso llegan a sentirse deprimidos en algunos casos.

Ahora bien, estas consecuencias en el plano psicológico pueden suavizarse explicando la enfermedad al paciente: "Hay muchos estudios que demuestran que cuando la persona recibe información detallada de su dolencia, le advierten de cómo será su día a día y le proporcionan consejos para sobrellevarlo, se siente más segura", asegura el urólogo.

De los ejercicios de Kegel a la intervención quirúrgica

Los efectos físicos y psicológicos de la incontinencia no son algo a lo que uno deba acostumbrarse, ya que siempre pueden tratarse. De hecho, en función de su gravedad, la mayoría de los casos pueden ser resueltos con éxito. En este sentido, "se ha comprobado que los hombres que tienen menos síntomas, con rehabilitación del suelo pélvico, son capaces muchas veces de librarse de los síntomas y de las pastillas", asegura el experto, quien aconseja hacer este tipo de ejercicios varias veces al día a todo aquel que detecte las primeras señales.

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Para la incontinencia leve de esfuerzo, lo primero "es prescribir rehabilitación del suelo pélvico, y si no mejora, el siguiente paso sería la cirugía", señala el doctor. Y continúa: "En el caso de la incontinencia de urgencia, también comenzamos con el fortalecimiento del suelo pélvico, y a continuación, si es necesario, se pasa a la medicación, y en último lugar, se suele optar por la inyección de toxina botulínica en la vejiga para producir una parálisis parcial de esta que reduce su contracción y, en consecuencia, se reduce el grado de urgencia".

Por último, el experto nos recuerda que "si la incontinencia de urgencia no se trata al principio, lo habitual es que progrese y se agrave con el paso del tiempo, mientras que, en el caso de la incontinencia de esfuerzo, no tiene por qué ser así. En estos casos, puede quedarse estabilizada hasta que por edad, poco a poco, vaya empeorando". Así, uno de los aspectos más importantes es consultar cuanto antes al urólogo: "Cuanto antes se trate, más posibilidades de éxito existen. Es decir, mejor poner remedio a una incontinencia leve (requiere un absorbente al día) que a una moderada (dos absorbentes al día) o a una grave (tres o más absorbentes diarios)", advierte García Cruz.

Se estima que la incontinencia urinaria tiene una prevalencia global del 15%, un porcentaje muy superior al que se asocia a otro tipo de patologías más conocidas como la diabetes, la artrosis o la osteoporosis. Es más, en todo el mundo, 400 millones de personas sufren pérdidas de orina, de las que 50 son ciudadanos europeos y casi 6,5 millones, españoles.

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