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Una bacteria de la Antártida guarda un preciado secreto contra el envejecimiento
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Sobrevive en condiciones extremas

Una bacteria de la Antártida guarda un preciado secreto contra el envejecimiento

Del conocimiento del genoma a la protección del proteoma. Así es como la ciencia nos garantiza una piel firme y radiante más allá del paso del tiempo

Foto: Un iceberg en la Antártida. (iStock)
Un iceberg en la Antártida. (iStock)

Inmersos en pleno siglo XXI, la humanidad continúa buscando el secreto de la eterna juventud, esa que va llegando con cuentagotas en forma de una mejor alimentación o un estilo de vida más saludable, y que se traduce en seres humanos más longevos, sanos y resilientes. Gracias a la comunidad científica tenemos herramientas que nos permiten frenar el envejecimiento celular, y ejemplo de ello son los hallazgos del profesor Miroslav Radman en torno a la protección del proteoma como elemento clave para mantenernos jóvenes.

Este genetista y biólogo molecular ha pasado cuatro décadas estudiando a las llamadas bacterias extremófilas, unos organismos cuasi inmortales, capaces de sobrevivir y prosperar en condiciones extremas cercanas a los límites físicos y biológicos de la vida (temperatura, pH, salinidad, radiación, etc). Conocer cómo funcionan sus sistemas de defensa y resiliencia contra un entorno adverso ha sido esencial para entender los mecanismos de tolerancia a los factores de estrés y de resistencia al envejecimiento.

Foto: La disfunción mitocondrial juega un papel central en el envejecimiento, pero aún se están determinando las causas biológicas exactas. (Pexels)

“La supervivencia del organismo depende de la actividad de sus proteínas. Lo mismo ocurre con su envejecimiento. Si actuamos sobre las alteraciones del proteoma, que es la causa fundamental del envejecimiento químico, entonces es posible intervenir simultáneamente sobre cada una de sus consecuencias”, explica Radman.

Bajo este enfoque ha nacido una colaboración entre Mediterranean Institute for Life Science (MedILS) —fundado por el propio Radman— y Naos, donde se integra este nuevo hito científico y el conocimiento dermatológico de Institut Esthederm y Bioderma, para desarrollar uno de los procedimientos biológicos más prometedores: la protección del proteoma como sistema de antienvejecimiento.

Protección del proteoma y longevidad

Hasta el momento, el estudio del genoma parecía haber copado el protagonismo en lo que al conocimiento del ser humano se refiere; sin embargo, ahora sabemos que mientras los genes son portadores de toda la información biológica (lo que podría ocurrir), no todos nuestros genes se expresan en todas las partes del cuerpo ni en todo momento. Es únicamente cuando un gen se traduce en proteína que se expresa completamente (lo que realmente ocurre), de ahí la importancia de la protección del proteoma.

placeholder Una científica examina secuencias de ADN. (iStock)
Una científica examina secuencias de ADN. (iStock)

¿Y qué es el proteoma? Son todas las proteínas de una célula o de un organismo, y estas son el segundo mayor componente del cuerpo después del agua, por lo que es un recurso vital gracias al cual se realizan muchas funciones clave en todos los órganos. Dado que es una entidad dinámica que se adapta constantemente a las necesidades de la célula y de su entorno, es el punto de partida de todas las funciones vitales de la piel y, por lo tanto, concluimos que su alteración es la causa principal del envejecimiento.

"Vivir es la actividad más tóxica que lleva a cabo el ser humano"

Según palabras del profesor Radman, “vivir es la actividad más tóxica que lleva a cabo el ser humano”, y es que la química derivada del envejecimiento de cualquier célula, incluyendo las de la piel, implica una oxidación de las proteínas. Aquí, una de sus mayores amenazas es la carbonilación, un fenómeno irreversible en el que las proteínas pierden su estructura tridimensional y dejan de poder realizar sus funciones biológicas, por lo que deben reciclarse y eliminarse.

El problema es que con la edad se dificulta dicha eliminación, acumulándose en forma de marcadores y aceleradores del envejecimiento, o lo que es lo mismo, en pérdida de densidad, firmeza y elasticidad. Piensa que, a medida que envejecemos, el nivel de proteínas carboniladas en el cuerpo aumenta considerablemente (hasta un 30%), lo que provoca una pérdida de la capacidad de retención de agua y la deshidratación de la piel, algo a lo que, hasta ahora, no se podía dar respuesta.

'Arthrobacter agilis': un potente antioxidante

Bajo esta premisa y gracias a los avances de Radman, los equipos de investigación de Naos seleccionaron la Arthrobacter agilis para sus estudios. Esta bacteria extremófila prolifera en los copos de nieve de la Antártida y tiene unas cualidades antioxidantes sorprendentes, debido a la presencia de pigmentos rojos biológicos que imitan los sistemas de defensa naturales de la piel: las bacteriorruberinas.

Foto: Foto: Unsplash/@ravi_patel. Opinión
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La buena noticia es que han conseguido extraer estas bacteriorruberinas para crear la patente biotecnológica Age Proteom™, la primera chaperona antioxidante que se haya descrito jamás y fundamental para proteger físicamente la estructura funcional de las proteínas, reduciendo significativamente su tendencia a sufrir alteraciones. Es gracias a este tipo de moléculas que algunos microorganismos son casi inmortales, puesto que tienen la cualidad de proteger a sus proteínas de la oxidación.

placeholder Cultivo de bacterias en una placa de Petri.  (iStock)
Cultivo de bacterias en una placa de Petri. (iStock)

Con una eficacia de protección superior al 80%, genera un verdadero escudo físico que protege la estructura de las proteínas, permitiendo que sigan siendo funcionales a largo plazo. Cabe destacar que este poder es muy superior al de las moléculas antioxidantes que conocíamos hasta ahora, como la coenzima Q10, glutatión, ácido ascórbico, licopeno, entre otros, abriendo un mundo de posibilidades.

Según Isabelle Benoit, miembro del comité científico de Naos: “Por su doble mecanismo de acción, chaperona y antioxidante, estas moléculas, fruto de miles de millones de años de evolución, previenen los daños irreversibles del proteoma cutáneo y permiten restablecer a largo plazo una mejor funcionalidad celular y tisular. Este nuevo enfoque constituye una protección de primer orden contra el envejecimiento cutáneo: al intervenir en una fase anterior de los mecanismos implicados en la longevidad celular, los efectos beneficiosos posteriores son visibles en todos los signos del envejecimiento”.

¿Estamos frente al inicio de una nueva generación de productos para el envejecimiento saludable? De ser así, podremos preservar de forma duradera la salud y la homeostasis de la piel, para que la famosa frase de "envejecer con dignidad" se haga patente en nuestros rostros de una vez y para siempre.

Inmersos en pleno siglo XXI, la humanidad continúa buscando el secreto de la eterna juventud, esa que va llegando con cuentagotas en forma de una mejor alimentación o un estilo de vida más saludable, y que se traduce en seres humanos más longevos, sanos y resilientes. Gracias a la comunidad científica tenemos herramientas que nos permiten frenar el envejecimiento celular, y ejemplo de ello son los hallazgos del profesor Miroslav Radman en torno a la protección del proteoma como elemento clave para mantenernos jóvenes.

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