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Los diferentes tipos de vértigos que existen: ¿de qué enfermedades son síntoma?
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Todos son muy molestos

Los diferentes tipos de vértigos que existen: ¿de qué enfermedades son síntoma?

Sentir que todo gira a nuestro alrededor no es algo trivial. Detrás de un episodio vertiginoso existe un desencadenante. Esa sensación de inestabilidad no suele ser grave, pero hay que estudiarlo detenidamente

Foto: El vértigo es la sensación ilusoria de que los objetos giran a nuestro alrededor. (iStock)
El vértigo es la sensación ilusoria de que los objetos giran a nuestro alrededor. (iStock)

Muchas veces, por no decir en la mayoría de las ocasiones, no le damos la importancia que tienen. Nos referimos a los vértigos. Su aparente volatilidad nos hace pensar que no son relevantes. Sin embargo, aunque pueden desaparecer con la misma facilidad con la que han venido, también pueden ser una dolencia realmente molesta, e incluso incapacitante, para el que la sufre.

¿Quién no ha pasado alguna vez por la experiencia de sentir que todo se mueve a su alrededor? Según expertos como el doctor Manuel Mozota, responsable del Grupo de Trabajo de Otorrinolaringología de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), el 80% de los españoles ha pasado al menos una vez en su vida por un episodio de vértigo.

No tan grave, sí invalidante

Tal y como describe el experto, "el vértigo es la sensación ilusoria de que los objetos giran. Es como estar flotando o navegando en un barco sobre un mar con oleaje". Una sensación que, no debemos olvidar, no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de múltiples patologías, excepto "en el caso del vértigo paroxístico benigno, que sí es una enfermedad del oído interno".

placeholder Aunque no suelen ser graves, los vértigos periféricos pueden interferir en el día a día. (iStock)
Aunque no suelen ser graves, los vértigos periféricos pueden interferir en el día a día. (iStock)

El experto distingue entre dos clases de vértigos: los centrales y los periféricos benignos, que son los más frecuentes. El doctor se refiere a ellos como benignos, porque "no hay una enfermedad potencialmente grave detrás". Ahora bien, "este tipo de vértigos pueden llegar a ser muy incapacitantes. De hecho -recalca- muchas personas que los sufren no pueden llevar una vida normal".

Por otro lado, los vértigos centrales (los menos habituales y los más graves) tienen un origen cerebral y no se manifiestan del mismo modo que los periféricos. "Su aparición es más lenta y gradual. Además, al principio no suelen ser muy intensos. Eso sí, normalmente van aumentando a medida que la enfermedad que los provoca evoluciona. Por ejemplo, algunos de los síntomas de origen central son la alteración de la visión, del habla, o la imposibilidad de estar de pie", describe Mozota.

Ocho de cada diez españoles han pasado por un episodio de vértigo a lo largo de su vida

En cambio, cuando su origen es periférico (del oído interno) suelen ser bastante más "llamativos porque presentan un cortejo vegetativo (cuadro sintomático consistente en la aparición de náuseas o vómitos y sudoración fría y profusa) mucho mayor", insiste. Y añade: "Este tipo de vértigos, a diferencia de los centrales, comienzan de repente, de forma súbita, empeoran con el movimiento, y, aunque no suele ser el síntoma de una enfermedad grave, sí es cierto que pueden llegar a ser invalidantes".

¿De qué enfermedades son síntoma?

Detrás de esos mareos siempre hay una patología que los provoca. En el caso del vértigo periférico, las dos enfermedades más habituales son "el vértigo posicional benigno, que es una alteración del oído interno, y la enfermedad de Ménière, que causa mareos y pérdida de audición (hipoacusia). Otro posible desencadenante son las neuritis, que son inflamaciones provocadas, a menudo, por virus o bacterias. Por ejemplo, un proceso catarral puede llevar a una inflamación del nervio y esta, a su vez, a un episodio de vértigo".

Foto: Foto: iStock.

Por lo que se refiere a los del tipo central, a pesar de que hay numerosas dolencias que incluyen el vértigo entre sus síntomas, el experto destaca "el vértigo migrañoso, los asociados a las migrañas y los vinculados a los accidentes isquémicos transitorios y a los accidentes cerebrovasculares".

Suelen ser transitorios, pero se pueden cronificar

Teniendo en cuenta que el vértigo es un síntoma, parece evidente que donde hay poner el foco es en la enfermedad que lo origina. En otras palabras, "para acabar con el vértigo hay que incidir en la causa", asevera el médico. "Si estamos ante un vértigo central, hay que tratar la enfermedad, y si es periférico como el paroxístico benigno, entre otras cosas, se puede aplicar la maniobra de Epley, que sirve para recolocar los otolitos (cristales diminutos responsables del equilibrio sensorial), cuyo desplazamiento produjo el vértigo. En otras ocasiones, se hace necesario la prescripción de neurolépticos, antihistamínicos de acción central o vasodilatadores, o combinaciones de estos", expone.

Una otitis o una crisis hipertensiva pueden desencadenar un episodio de inestabilidad

Con medicación, las crisis de vértigo suelen tener una duración que va desde 24 horas a tres días. Ahora bien, el vértigo también remitirá si se elimina la causa desencadenante. Por ejemplo, "si está producido por una otitis, con un tratamiento con antibióticos, curaremos la infección, y, por tanto, también desaparecerá el vértigo asociado; si controlamos una crisis hipertensiva, también mejoraremos el episodio vertiginoso", apunta Mozota, quien añade que "también hay personas que sufren vértigo crónico, es decir, que no termina de curarse y que suele intensificarse con los movimientos. Son muchos menos casos, pero existen".

placeholder La mayor prevalencia de los vértigos se encuentra entre la población más mayor. (iStock)
La mayor prevalencia de los vértigos se encuentra entre la población más mayor. (iStock)

También hay tratamientos profilácticos para evitar la recurrencia, porque "muchas veces, aquellos que han tenido un episodio de vértigo es más frecuente que vuelvan a padecerlo".

La edad juega a favor de su aparición

A pesar de que todos los tramos de edad cuentan con cierta prevalencia, lo cierto es que es mucho más frecuente en el colectivo de las personas mayores, ya que "a medida que pasan los años, es más probable que se dañe el oído interno y que, por tanto, se produzcan vértigos y que se cronifiquen", aclara el representante de la SEMG.

Eso sí, también nos recuerda que no es un asunto que solo afecte a los ancianos, también los niños y adolescentes pueden sufrirlos. Ahora bien, su causa suele estar más relacionada con las infecciones, sobre todo de otitis y de faringitis. También puede deberse a infecciones víricas, las cuales pueden producir neuritis (inflamación de los nervios) y desencadenar vértigos. En estos casos, curando la infección, acabaremos o mejoraremos la crisis de inestabilidad y el episodio vertiginoso".

Muchas veces, por no decir en la mayoría de las ocasiones, no le damos la importancia que tienen. Nos referimos a los vértigos. Su aparente volatilidad nos hace pensar que no son relevantes. Sin embargo, aunque pueden desaparecer con la misma facilidad con la que han venido, también pueden ser una dolencia realmente molesta, e incluso incapacitante, para el que la sufre.

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