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"La pandemia en España ya se ha acabado"
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Entrevista a José Gómez Rial

"La pandemia en España ya se ha acabado"

Charlamos con el inmunólogo del Hospital de Santiago de Compostela y coordinador de inmunología en el Grupo de Investigación en Vacunas Genvip sobre la retirada de las mascarillas y el futuro del covid-19

Foto: José Gómez Rial. (Foto cedida)
José Gómez Rial. (Foto cedida)

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) categorizó al covid-19 como una pandemia mundial. En aquel entonces llevábamos meses oyendo hablar de un lejano virus que tenía a China patas arriba y asistíamos con estupor al confinamiento de miles de personas en Wuhan.

Aunque a finales de 2019 y principios de 2020 lo veíamos todo desde la barrera, el coronavirus comenzó a extenderse por toda Europa. Y a partir de aquí todo el mundo se sabe la historia. Nos confinaron en casa, aprendimos la expresión “distancia social”, la higiene de nuestras manos se volvió primordial, sufrimos mucho por los que teníamos alrededor y nos colocamos la mascarilla, de la que muchos todavía no han podido desprenderse al 100%.

Foto: Aplausos durante el confinamiento. (EFE)

Después de 33 meses, este miércoles 8 de febrero, la prenda que cubre nuestras bocas dejará de ser obligatoria en el último espacio que quedaba: el transporte público. Eso sí, se mantendrá en farmacias y centro sanitarios.

Más de tres años después de que la palabra coronavirus entrase de lleno en nuestras vidas, y con la eliminación del último reducto restrictivo del covid-19, charlamos con José Gómez Rial, inmunólogo del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela. Hablamos con el coordinador de inmunología en el Grupo de Investigación en Vacunas Genvip de la noticia del día, sobre el punto en que se encuentra la pandemia y hacia dónde va el coronavirus.

PREGUNTA. ¿Qué opina de la retirada de la mascarilla en el transporte público?

RESPUESTA. Hace muchos meses que ya se tenía que haber dado este paso. A día de hoy no tiene sentido mantener la obligatoriedad en prácticamente ningún sitio; tal vez en algunas zonas sensibles de los hospitales, pero para nada en el transporte público, ni siquiera en farmacias…

En zonas calientes de los hospitales sí que habría que mantenerlas, como en las salas de espera en temporadas de alta circulación viral, que a día de hoy no es el caso, pero ni siquiera en todo el hospital.

Y respecto a las farmacias, ¿qué sentido tiene entrar con la mascarilla y en cualquier otro comercio o bar estar sin ella?

P. ¿Haber estirado tanto el chicle de la mascarilla puede tener consecuencias negativas de cara a un futuro?

R. Es una pena porque la mascarilla sí que tiene su utilidad, es un instrumento de salud pública, pero los políticos la han utilizado como un factor de confusión para generar ruido, una herramienta para enfrentar a la población y despistar de otros temas.

Hemos perdido una oportunidad única de incorporar la mascarilla a nuestra vida diaria, haciendo un uso responsable. Por ejemplo, normalizar ir a trabajar con una mascarilla cuando estemos sintomáticos de una infección respiratoria.

"Hemos perdido una oportunidad única de incorporar la mascarilla a nuestra vida diaria, haciendo un uso responsable"

Por desgracia, la mascarilla se ha quedado solo como un símbolo de la pandemia, una pandemia que ya ha terminado. En países como el nuestro, con una tasa de vacunación tan alta, la pandemia ha terminado, entonces seguir imponiendo medidas obligatorias sin ningún tipo de justificación ni trasparencia no tiene sentido. Precisamente esto es lo que ha pasado todos estos años, en los que han sido los políticos los que han hablado, pero ningún experto, y los informes se han instrumentalizado. Los miembros de las diferentes ponencias firman compromisos de confidencialidad, por lo que no podían hacer declaraciones públicas, y han utilizado sus informes para hacer lo que les daba la gana. Esto ha traído un gran desprestigio de las instituciones, porque si pones unas medidas, tienes que justificarlas de manera científica; no que los expertos digan una cosa y los políticos hagan lo que quieran.

P. Sobre otras medidas como el pasaporte covid, geles hidroalcohólicos, cierres de aulas…, ¿cree que también han aguantado demasiado tiempo?

R. Al principio de todo se podían justificar ciertas medidas porque no sabíamos nada del virus. Era lógico un exceso de precaución.

Después de las mascarillas llegaron los geles hidroalcohólicos y los confinamientos, pero con el tiempo la evidencia demostró que las medidas eran inútiles. Aun así, las siguieron manteniendo como una forma de control, no sé con qué fin realmente, y al final acabaron agotando a la población. En el momento en el que no hay justificación científica para mantener una medida, tienes que levantarla.

placeholder José Gómez Rial. (Foto cedida)
José Gómez Rial. (Foto cedida)

P. Lleva bastante tiempo defendiendo esta idea de que la pandemia se ha acabado, ¿hace cuánto terminó todo?

R. Tuvimos varias señales. La estabilización de ómicron [de la que informaba la OMS en enero de 2022] fue la primera señal de que la pandemia estaba dando sus últimos coletazos. El virus se iba a quedar con nosotros, podía ser todo lo transmisible que quisiera, pero la carga de enfermedad y la mortalidad estaban controladas, solamente había que focalizarse en las personas vulnerables. Por lo tanto, eso quería decir que la altísima cobertura de vacunación ha sido un éxito en España.

La segunda señal vino en el momento que entraron en circulación otros virus. Vimos como el coronavirus, que había sido el dueño y señor de todo el nicho epidemiológico en los últimos años, dejaba de serlo y empezaban a circular otros. Cabe destacar que ahora mismo produce mucha más carga de enfermedad la gripe o el VRS que el covid.

Foto: Foto: EFE/Mariscal.

Además, este invierno hemos visto con la alerta de la trasmisión en China, que no nos ha llegado a afectar, otra prueba de que la pandemia ha terminado.

A día de hoy, la cepa de SARS-CoV-2 está muy controlada, la carga de enfermedad de covid también y los datos de ocupación hospitalaria son bajos.

Todo eso eran señales de que realmente la pandemia, como emergencia, se había terminado. La pandemia no empezó cuando la OMS la declaró, sino mucho antes. Igualmente, tampoco va a terminar cuando lo digan. El fin en cada país dependerá de las circunstancias y, sobre todo, el porcentaje de cobertura de vacunación va a ser clave. Y con nuestros datos podemos decir que la pandemia, como emergencia sanitaria, en España se ha acabado. Eso sí, el virus no. El coronavirus no ha terminado, ni va a terminar nunca.

P. ¿Y cuál va a ser nuestra relación con el covid-19 a partir de ahora?

R. El virus se queda con nosotros y nos dará la lata en las diferentes temporadas de virus respiratorios. Y si antes teníamos VRS, gripe y rinovirus, pues ahora tendremos unos más que habrá que vigilar, controlar y prestar especial atención a la población vulnerable. Estos últimos son los que están más expuestos en picos de infección respiratoria, por lo que tenemos que vigilar su estado de vacunación y aplicar las medidas para que no produzca impacto negativo en su salud.

"El covid se queda con nosotros y nos dará la lata en las temporadas de virus respiratorios"

Para el resto de población realmente no hace falta hacer nada. Especialmente debemos evitar que sientan fatiga hacia todo lo que rodea el covid, porque si dentro de X años hay una pandemia de otro virus animal que salte a humanos y hay que alarmar, corremos el riesgo de que no crean nada por el hartazgo del que vienen. Hay que ser muy cautos con las medidas y con la comunicación, porque si no, consigues el efecto contrario en la población.

P. Entonces, ¿qué debemos hacer con los expertos asustaviejas que seguro no van a dejar de salir en los medios?

R. Para mí la mayor decepción de la pandemia es haber visto cómo supuestos colegas, que tienen conocimientos por donde han trabajado, se han convertido en meros asustaviejas. Los expertos debemos retirarnos ya de los medios de comunicación o por lo menos del prime time, porque ya hemos tenido nuestro momento de informar.

Lo que más me sorprende es cómo los medios de comunicación, que ven que una vez tras otra se equivocaban en sus predicciones, siguen colándolos en la televisión. Les siguen dando voz a quienes no han dado ni una y cuya única razón de ser es salir en los medios y asustar a la gente. Y no quiero creer que haya intereses económicos detrás, sino el no dejar de ser el foco y no caer en el olvido.

Hay gente que veía a ciertos personajes y les producía ansiedad, estrés y la sensación de que íbamos a volver atrás. Muchos se lo creían y psicológicamente se quedaban muy tocados.

Foto: Foto: EFE/Alberto Valdés.

P. Más allá de estos expertos, antes hablaba de la pérdida de credibilidad de las instituciones, ¿cómo hacemos para recuperarla?

R. Dándoles voz a los expertos y transparencia a todo.

Lo primero de todo es que los nombres de los expertos deberían ser públicos. Además, los informes también tendrían que ser públicos para que toda la población pudiera conocer la justificación de la toma de las medidas, no que saliera el político de turno a decir “hacemos lo que nos da la gana, de la mano de los expertos”, que realmente dicen lo contrario.

Asimismo, en las reuniones de expertos debería haber participación de las diferentes sociedades científicas implicadas y las decisiones se deberían tomar de manera multidisciplinar. Siempre se criticó que en una etapa pandémica no se contara con los especialistas de las diferentes sociedades científicas, como por ejemplo en su momento no se contó con los inmunólogos en el tema de la vacunación. Y, al final, todos vimos cómo se rectificaba con muchas medidas después de nuestras declaraciones a los medios de comunicación.

P. ¿Qué hemos aprendido desde el punto de vista científico de la pandemia?

R. Visto lo visto, yo creo que si a día de hoy se repite la pandemia, volveríamos a cometer los mismos errores, porque no hemos aprendido absolutamente nada. Con la última alerta de China, cometimos los mismos errores. “Vamos a cerrar fronteras”, “vamos a hacer test”... Eso me demostró que erraríamos igual.

Pero sí que nos deberíamos quedar con la enseñanza de que necesitamos una red de vigilancia nacional coordinada, potenciar las ya existentes de gripe y crear una para virus respiratorio. También hemos aprendido que es importante la comunicación sanitaria, aunque durante la pandemia se ha fracasado en este aspecto.

Sobre todo, lo que hemos vivido es una revolución en el mundo de las vacunas con las tecnologías del ARN mensajero. El covid les ha dado un impulso muy importante a estas vacunas, porque si no, habrían tardado 10 años más en desarrollarse.

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) categorizó al covid-19 como una pandemia mundial. En aquel entonces llevábamos meses oyendo hablar de un lejano virus que tenía a China patas arriba y asistíamos con estupor al confinamiento de miles de personas en Wuhan.

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