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El mejor remedio contra las infecciones no lo cumplen ni los médicos
  1. Bienestar
Nueva guía americana

El mejor remedio contra las infecciones no lo cumplen ni los médicos

Los hospitales son un campo abonado para los patógenos, algunos de ellos resistentes a los antibióticos. Médicos y enfermeras contribuyen a propagar las infecciones, un riesgo que está en sus manos minimizar. Saben cómo, pero a menudo no lo hacen

Foto: Los médicos son una fuente de diseminación de patógenos en los hospitales. (iStock)
Los médicos son una fuente de diseminación de patógenos en los hospitales. (iStock)

El 23 de febrero de hace tres años, el Gabinete de la Presidencia del Gobierno daba cuenta, a través de un comunicado, de los casos de covid-19 en el mundo: 78.833 confirmados, de los que solo dos correspondían a España. Aunque en ese momento la enfermedad “no se estaba transmitiendo”, el Ministerio de Sanidad mantenía “audioconferencias periódicas con el Comité de Seguridad Sanitaria de la Unión Europea, la OMS y el ECDC” para estar al día de la evolución del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

Tres semanas después, la pandemia estalló y nos pilló de sorpresa, sin material de protección ni para los sanitarios (en España y en la mayoría de los países). La única medida protectora eficaz y al alcance de todos era lavarse las manos, pero no de cualquier manera, sino, al menos, durante medio minuto, frotando concienzudamente con agua y jabón (porque el gel hidroalcohólico también escaseaba). Y así pasamos las primeras semanas de pandemia cientos de millones de personas.

Foto: Dos mujeres con mascarilla y guantes en un supermercado de Bilbao (EFE)

Ahora, aquello es historia; nos hemos relajado, de aquellos meses solo se mantiene el uso de mascarilla en entornos sanitarios y en lo tocante a las manos, mucho antes, decidimos que "el frotar se va a acabar". Que lo hagamos los ciudadanos está mal, pero que lo hagan los profesionales de la salud está muy mal, tanto que cinco sociedades científicas norteamericanas, lideradas por la de Salud Pública y Epidemiología, han publicado una nueva guía con las mejores prácticas actualizadas para la higiene de las manos para proteger a los pacientes y al personal en los entornos sanitarios. Las recomendaciones subrayan la importancia de un fácil acceso a desinfectantes para manos a base de alcohol y de mantener la piel y las uñas sanas.

Datos alarmantes

El mensaje está sobradamente justificado porque, según recoge la guía, solo el 7% de los sanitarios (médicos y enfermeras) se limpia de manera efectiva toda la superficie de las manos, un dato preocupante porque así se convierten en transmisores de infecciones nosocomiales (en el ámbito sanitario), que provocan 700.000 muertes al año.

placeholder La higiene de manos se puede hacer con agua y jabón o con gel hidroalcohólico.  (iStock)
La higiene de manos se puede hacer con agua y jabón o con gel hidroalcohólico. (iStock)

Además, esa deficiente higiene en las manos favorece el desarrollo de resistencias a los antibióticos. En este sentido, un estudio publicado en Evolution Medicine and Public Health, desarrollado a partir de los datos de 691 centros sanitarios de 19 países europeos, apunta que la resistencia a los antibióticos puede resultar de malas prácticas de higiene en los hospitales.

Según el artículo, los países en los que el personal sanitario hace un mejor uso de las soluciones hidroalcohólicas tienen menos E. coli resistentes a los antibióticos. El autor principal del artículo, Kristofer Wollein Waldetoft, del Instituto de Tecnología de Georgia, subraya que “la higiene en el cuidado de la salud es la piedra angular de la buena práctica clínica y también es clave para el manejo de la resistencia a los antibióticos al proteger a los pacientes de la adquisición de cepas resistentes”, y aunque los profesionales valoran esta práctica, “se ha demostrado que el cumplimiento es deficiente. Por lo tanto, existe la oportunidad de mejorar este aspecto importante, pero simple, para el manejo de la resistencia a antibióticos” (que es uno de los grandes quebraderos de cabeza para el control de las infecciones).

Un problema crónico

Lo cierto es que el problema con la higiene de manos en los hospitales es una constante. Científicos holandeses publicaron en 2015 los resultados de un trabajo de revisión de 96 estudios sobre este asunto, y encontraron que el 48% de las enfermeras cumple con la higiene de manos y solo el 32% de los médicos, que el cumplimiento es menor en las UCI (30-40%) que en otras zonas del hospital (50-60%) y que los profesionales se lavan menos las manos antes de atender al paciente (21%) que después de tener contacto (47%).

Entre el 20 y el 40% de esas infecciones están asociadas a la falta de higiene de manos

En España, la situación no es muy diferente. Francisca Gasco, vocal de enfermería de la Sociedad Española de Medicina Preventiva y Salud Pública, admite: “Todos sabemos que nos tenemos que lavar las manos, pero nos hemos dado cuenta de que los profesionales sanitarios no llegamos ni al 40% de cumplimiento”.

Confirma a El Confidencial que “uno de los motivos más importantes de las infecciones nosocomiales es la falta de higiene de manos de los profesionales sanitarios. Este tipo de infecciones constituye el 25% de los eventos adversos en un hospital y son prevenibles más del 50% con la simple medida de lavarnos las manos. En España, la prevalencia de infecciones en los pacientes que ingresan en un hospital oscila entre un 7-8,1%, y esto quiere decir que entre el 20 y el 40% de esas infecciones está asociada a la falta de higiene de manos”.

¿En qué fallan los sanitarios?

“En que obviamos la importancia que tiene la higiene de manos”, responde la enfermera. “No nos damos cuenta. Muchas veces pensamos que con ponernos un guante ya está todo hecho y no. Los guantes tienen sus momentos, y si tocamos a un paciente que está colonizado por una patógeno, el guante queda sucio. Siempre nos llevamos las manos (con guante o no) a la nariz o a la boca, y con ello trasladamos a las mucosas los microorganismos con los que hayamos estado en contacto”.

placeholder La habitaciones de los pacientes deben contar con solución hidroalcohólica.  (iStock)
La habitaciones de los pacientes deben contar con solución hidroalcohólica. (iStock)

Por tanto, la correcta higiene de manos es mucho más compleja de lo que parece. Los hospitales cuentan con servicios de medicina preventiva, y entre sus misiones está la de formar a los sanitarios, tanto en el cómo como en el cuándo del lavado de manos, una formación que se basa en los 5 momentos de la OMS:

  1. Antes del contacto con el paciente
  2. Después de realizar una tarea limpia o aséptica
  3. Después de la exposición a fluidos corporales
  4. Después del contacto con el paciente
  5. Después del contacto con el entorno del paciente

Agua y jabón o gel hidroalcohólico

Todo es perfectamente útil, siempre que sea bien empleado. En la nueva guía de las sociedades americanas, los autores recomiendan que los sanitarios no utilicen desinfectantes de bolsillo, sino los dispensadores montados en la pared y que estén disponibles en numerosos puntos. Pero “ante la sospecha de organismos que son difíciles de eliminar, como C. difficile y norovirus, los sanitarios deben utilizar guantes y seguir técnicas estructuradas para lavarse y desinfectarse las manos”.

Otras indicaciones son no rellenar los dispensadores de un solo uso, no utilizar jabones antimicrobianos que contengan triclosán y evitar el uso de guantes dobles, excepto en algunas situaciones.

Si las manos están sucias, hay que lavarse con agua y jabón. La solución hidroalcohólica solo es para cuando las manos están limpias

La representante de la Sociedad Española de Medicina Preventiva aclara que agua y jabón y soluciones desinfectantes tienen sus indicaciones: “Si las manos están sucias o manchadas con secreciones, siempre hay que lavarse con agua y jabón, y la solución hidroalcohólica solo es para cuando las manos están limpias”.

La técnica

Aunque la explicación pueda resultar algo engorrosa, en la práctica no lleva más de medio minuto con solución y de un minuto con agua y jabón.

  • Con solución hidroalcohólica: poner un poco de líquido en la palma de la mano, frotar las palmas entre sí; frotar con una palma el dorso de la otra y viceversa; entrelazar los dedos entre sí y frotarlos (también el dorso de los dedos) e insistir en el pulgar con movimientos circulares. Frotar la punta de los dedos de una mano sobre la palma de la otra y viceversa.
  • Con agua y jabón: mojarse las manos, ponerles jabón y hacer los mismos movimientos que con la solución hidroalcohólica. Enjuagarse y secarse con papel. Con ese papel se cierra el grifo y se toca la manivela de la puerta.
Foto: Ignaz Semmelweis. El padre del lavado de manos.

Francisca Gasco insiste en el poco tiempo que se necesita para hacer una correcta higiene de manos: “Muchos profesionales buscan excusas, la más frecuente son las dermatitis, pero lo más lamentable es que casi el 30% dice que se les olvida lavarse las manos. Es una frustración”.

Lo cierto es que la situación se repite en todos los hospitales y en cualquier país. “El incumplimiento de las pautas de higiene de manos es un problema universal, que requiere medidas estandarizadas para la investigación y el seguimiento. Los modelos teóricos de las ciencias del comportamiento deben usarse internacionalmente y deben adaptarse para explicar mejor las complejidades de la higiene de manos”, apuntaban los autores holandeses en su revisión.

Hasta aquí, el ‘repaso’ a los sanitarios. Pero los ciudadanos de a pie no somos más cumplidores con la higiene de nuestras manos: solo un 5% de las personas que utilizan un aseo público se lava el suficiente tiempo como para matar a los gérmenes, solo el 33% utilizan jabón y el 10% ni se lava, según un estudio observacional a miles de usuarios de servicios públicos publicado en Journal of Environmental Health.

Mientras los científicos buscan nuevos antimicrobianos para neutralizar los gérmenes más letales y resistentes, todos olvidamos alguna vez que la mejor prevención está en nuestras manos.

El 23 de febrero de hace tres años, el Gabinete de la Presidencia del Gobierno daba cuenta, a través de un comunicado, de los casos de covid-19 en el mundo: 78.833 confirmados, de los que solo dos correspondían a España. Aunque en ese momento la enfermedad “no se estaba transmitiendo”, el Ministerio de Sanidad mantenía “audioconferencias periódicas con el Comité de Seguridad Sanitaria de la Unión Europea, la OMS y el ECDC” para estar al día de la evolución del nuevo coronavirus SARS-CoV-2.

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