Segundas y terceras opiniones médicas: ¿cómo sé cuál es la buena?
Puede ayudarnos a despejar nuestras dudas, pero también puede llegar a confundirnos e incluso llevar a un retraso en la toma final de la decisión que vaya en detrimento de la evolución de la propia enfermedad o patología
En muchas ocasiones, ante un diagnóstico de una patología o enfermedad y sus diferentes alternativas de tratamiento, buscamos más de una opinión. Es lógico cuando de lo que hablamos es de nuestra salud. Además de dedicar innumerables horas a buscar por internet, consultamos a uno, dos, tres o más especialistas.
Conocer diferentes opiniones puede ayudarnos a despejar nuestras dudas, pero también puede llegar a confundirnos e incluso llevar a un retraso en la toma final de la decisión que vaya en detrimento de la evolución de la propia enfermedad o patología.
No es infrecuente que a la consulta lleguen pacientes que hace tiempo que tienen dolor, pero que no quieren o no se atreven a operarse, en parte, por haber escuchado diferentes opiniones, todas dispares. Los especialistas en columna sabemos que los pacientes que llevan mucho tiempo sufriendo dolor tienen muchas menos opciones de recuperarse del mismo una vez intervenidos.
Cuando escuchemos diferentes opiniones, no debemos sorprendernos. En primer lugar, es muy probable que diferentes especialistas de diferentes especialidades tengan un enfoque y soluciones diferentes ante el mismo problema. No podemos esperar que un fisioterapeuta opine de la misma manera que un reumatólogo o un neurocirujano ante un dolor de espalda que no remite. De la misma manera, especialistas de la misma especialidad con frecuencia arrojan soluciones distintas ante la misma patología. Un motivo puede ser la experiencia de un especialista en una técnica quirúrgica versus otra. La escuela o formación que haya tenido también influyen. Dicho lo anterior, eso no quiere decir que una opinión o solución sea mejor que la otra y, como decimos, puede venir condicionada principalmente por la formación y, por lo tanto, por el dominio que el especialista tenga de la técnica.
De hecho, en las reuniones científicas, los especialistas en columna con frecuencia discutimos sobre las diferentes opciones y técnicas quirúrgicas, cada una de ellas con sus ventajas y sus inconvenientes. Por ejemplo, en el abordaje anterior a la columna lumbar, que nosotros lideramos desde hace 15 años, la ventaja al ir por delante es que no abrimos la musculatura posterior de la columna, no manipulamos estructuras nerviosas y que mantenemos el movimiento del segmento a intervenir. Por el contrario, el abordaje supone la dificultad técnica de la disección vascular con la que no todos los cirujanos se sienten cómodos ni cuentan con la formación ni la experiencia para ejecutarla con seguridad.
Creemos que es importante pedir una segunda opinión casi siempre, pero, a su vez, también opinamos que debemos hacerlo de manera que no nos confunda.
Consejos de los especialistas
Nuestros consejos son:
1. Pidamos siempre la opinión a un equipo especialista y experto en la patología o cirugía en cuestión.
2. Ante dos opiniones contrapuestas, busquemos una tercera. Es frecuente que dos de ellas coincidan.
3. Guiémonos por nuestro instinto o, mejor dicho, por la confianza que nos ofrezca quien nos habla. Para ello, es importante hacer tantas preguntas como consideremos que son necesarias. Debemos sentirnos satisfechos con las respuestas, observar a nuestro médico, quien debe ofrecer seguridad y no incomodidad ni contestaciones con evasivas.
4. Seamos valientes: aunque a todos nos gusta oír soluciones poco o nada invasivas, no nos traicionemos a nosotros mismos y busquemos soluciones efectivas y, si es posible, que resuelvan el problema. Como hemos dicho antes, soluciones parciales pueden conducir a un retraso en el tratamiento apropiado. Por ejemplo, hay determinados tumores que solo se curan con una extirpación quirúrgica completa y radical. En ellos, la biopsia con un tratamiento complementario de radioterapia (más/menos quimioterapia) puede controlar la enfermedad, pero al cabo de unos años tendremos una lesión de mayor tamaño más difícil de erradicar. En algunos tipos de histología, la biopsia puede incluso diseminar la lesión.
5. Ir acompañados de un familiar puede ser un apoyo, pero también puede llevar a la confusión. La decisión de ir acompañado depende de uno mismo, pero mi consejo es que se acuda solo y, sobre todo, que la decisión la tome el paciente desde su autonomía, desde la reflexión y el análisis que realice uno mismo y no desde el análisis que realice otra persona por cercana que sea. No es infrecuente que los tratamientos se compliquen y, de hecho, he presenciado en más de una ocasión discusiones entre familiares por haber tomado una decisión en una dirección u otra. Ello no es óbice para que la decisión se comparta en el núcleo familiar, dado que, al final, la recuperación, el postoperatorio o la convalecencia va a afectar de forma directa a los que nos rodean. Como anécdota personal, debo decir que siempre he recibido una reprimenda por parte de mis familiares más cercanos cuando les he dicho que había decidido intervenirme en una fecha muy próxima. Incluso, en alguna ocasión, el enfado ha sido mayor al haberse enterado una vez ya intervenido…
6. Dejemos que nos pidan tantas pruebas como considere el especialista que son necesarias. Pensemos que aquí también es determinante la formación y que puede ser que un especialista no considere necesaria una prueba mientras que otro la considere esencial. Cada prueba aporta una información diferente y las pruebas, al contrario que los tratamientos, no conllevan un aumento de la morbilidad. Sí es cierto que un exceso de pruebas puede suponer un aumento del coste asociado, pero si el especialista razona y argumenta por qué las necesita, debemos someternos a ellas.
7. Ante una complicación, pidamos también una opinión. Aunque en los últimos 20 años ha mejorado de forma importante el conocimiento y contamos con nuevas tecnologías que mejoran aún más la técnica quirúrgica, seguimos sin estar exentos de complicaciones, y no es infrecuente que los ingresos por cirugía de columna se alarguen e incluso que algunos pacientes se tengan que reintervenir de forma inesperada. A pesar de que debemos entender estas situaciones como normales, estamos en nuestro derecho de pedir otra opinión que nos confirme que la nueva estrategia ante la complicación es la apropiada.
Contrastar opiniones consideramos que es bueno y, por lo tanto, pedir segundas e incluso terceras opiniones médicas también.
La sanidad pública también ofrece esta opción y el paciente debe tener derecho a ello.
En muchas ocasiones, ante un diagnóstico de una patología o enfermedad y sus diferentes alternativas de tratamiento, buscamos más de una opinión. Es lógico cuando de lo que hablamos es de nuestra salud. Además de dedicar innumerables horas a buscar por internet, consultamos a uno, dos, tres o más especialistas.
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