Buenas noticias para los adictos al café: tomarlo descafeinado ayuda con la abstinencia

Todos sabemos lo difícil que se vuelve nuestro día a día cuando estamos intentando cambiar un hábito. Los hay de todo tipo, pero por lo general están incrustados en nuestras rutinas, de manera que liberarnos de ellos conlleva enfrentarnos a eso que llamamos "mono". Poco a poco, por suerte, las alternativas a esos hábitos consiguen mejores resultados, y eso es lo que muchos buscan para su delirio por el café.

Lejos de señalar esta bebida despectivamente, los expertos aconsejan consumirla con prudencia. No se trata de eliminarla, sino de aprender a usarla. De hecho, basta un vistazo rápido a las investigaciones más recientes para conocer que, de entrada, el café puede tener grandes beneficios para nuestra salud. No, no hablamos de ese efecto de despertar casi mágico con el que más se le relaciona. Dos estudios publicados en Annals of Medicine en 2017, por ejemplo, descubrieron que beber café puede reducir el riesgo de muerte en las personas.

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E. Zamorano

Sin embargo, como todo en la vida, los excesos no traen nada bueno. No es lo mismo un café por la mañana que tres o cuatro tazas diarias. Cuando su ingesta se vuelve una necesidad, esta bebida podría comenzar a alterar el estado de ánimo y generar ansiedad o acrecentar sus síntomas. Además, los problemas digestivos son también otra de sus temidas desventajas. Como su nombre indica, el café contiene la protagonista constante de los debates médicos: la cafeína. Esta es la causante de que te despiertes en el trabajo, pero también de que cuando llegas a casa seas incapaz de cerrar los ojos. Ahora, una nueva investigación tiene la solución para esos grandes bebedores de café que no saben cómo arreglar sus noches truncadas por el insomnio a causa de este.

El poder del descafeinado

Un grupo de investigadores australianos ha descubierto que el café descafeinado apaga los síntomas de abstinencia de la cafeína, como pueden ser el dolor de cabeza, la fatiga, el mal humor y la irritabilidad, independientemente de si antes de tomarlo la persona sabe que es descafeinado o no.

"Una taza convincente de descafeinado tiene el poder de reducir mucho los síntomas de abstinencia cuando la persona que lo bebe no sabe que es descafeinado. Pero nuestro estudio sugiere que incluso si se sabe que es descafeinado, la abstinencia disminuye", apunta Llewellyn Mills, investigador de la Escuela de Medicina de la Adicción de la Universidad de Sídney y primer autor del estudio. Los datos del mismo, publicados en el Journal of Psicofarmacology, pueden abrir la puerta a una sociedad más reconfortada consigo misma (como poco).

Para llegar a ellos, los investigadores llevaron a cabo una medición de los síntomas de abstinencia en 61 participantes, todos acostumbrados a tomar tres o más tazas de café al día. Para empezar, tuvieron que renunciar a la cafeína durante 24 horas. Una vez conseguido el primer paso, dividieron a los participantes en tres grupos: a uno se le dijo que estaba bebiendo descafeinado (la verdad), a otro se le dijo que estaba bebiendo café normal (mentira, también era descafeinado) y al tercer grupo de control se le dio simplemente agua. Luego, 45 minutos después, se les pidió que calificaran los síntomas de abstinencia que habían experimentado.

A través del efecto placebo

"El grupo al que mentimos nos informó de una gran caída generalizada en la abstinencia de cafeína, a pesar de que no hay una razón farmacológica por la que debería ocurrir esto. Es decir, como esperaban que aquella disminuyera, disminuyó", explican los expertos.

En ese sentido, no se trata de un descubrimiento nuevo, lo interesante del nuevo estudio es que los síntomas de abstinencia también se redujeron significativamente incluso cuando las personas que participaban en él sabían que estaban recibiendo café descafeinado. Esto es lo que se conoce como efecto placebo de etiqueta abierta, cuando el efecto se da incluso sabiendo que se está consiguiendo mediante el uso de un elemento placebo.

Al final, también pidieron a los participantes que calificaran cuánto esperaban que varias bebidas redujeran su abstinencia de cafeína antes de que se las ofrecieran. "Curiosamente, en realidad esperaban que el agua redujera su abstinencia más que el descafeinado", apuntan los autores. "La abstinencia en el grupo al que le dimos agua no disminuyó en absoluto, mientras que las personas que recibieron descafeinado experimentaron una reducción significativa".

Así, Mills sostiene que el aumento en el estado de alerta y la energía que sienten las personas cuando beben su café diario es simplemente la reversión de la abstinencia de cafeína. "La reducción que experimentaron fue contraria a lo que esperaban que sucediera cuando les dieron agua y descafeinado. Por tanto, una taza de café descafeinado podría ayudar a alguien que está tratando de reducir su consumo de cafeína para superar temporalmente los peores antojos y ayudarlo a mantenerse libre de cafeína", dice.

En palabras de estos investigadores, el nuevo estudio pretende modelar algunos de los procesos involucrados en la adicción a cualquier droga, incluidas las más graves o dañinas. "Lo que encontramos es prometedor para desarrollar nuevos tratamientos para la adicción que integren los efectos del placebo".