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Falla el enfoque: lo que falta para el futuro de la sanidad no son médicos
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Vienen cambios

Falla el enfoque: lo que falta para el futuro de la sanidad no son médicos

Al sistema de salud se le acumulan los problemas y parece que pueda estallar en cualquier momento. Los facultativos están desbordados, los ciudadanos desesperados y la salida para muchos es formar más médicos, una solución inútil a medio plazo

Foto: Alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

¿Hasta cuándo va a aguantar la sanidad esta situación? Es lo que muchos se preguntan en vista de cómo está evolucionando lo que empezó hace ya tres meses en la atención primaria de algunas comunidades –con Madrid a la cabeza– y que después se ha extendido a los médicos de los hospitales, y de los profesionales de la medicina pública a los del sector privado. Los ciudadanos decimos: “Si faltan médicos, que formen más o los traigan”; los políticos instan a las universidades públicas a que aumenten las plazas para nuevos estudiantes, y los que de verdad entienden del asunto se resisten a coger esta vía rápida.

Foto: Concentración de médicos y pediatras de Atención Primaria, este miércoles en Madrid. (Europa Press/Alejandro Martínez Vélez)
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Lo que hace falta es un F5 (actualizar) del sistema, o al menos de una parte del mismo, empezando por la organización de la atención primaria y siguiendo por lo que los futuros médicos estudian desde que entran en la universidad hasta que terminan la especialización –diez años después–. “Lo que estamos viviendo ahora es la consecuencia de 17 ministros de Sanidad en los últimos 20 años”, un tiempo en el que la precariedad, la falta de tiempo para la formación y la sobrecarga se han ido instalando y han minado el ánimo de los facultativos, explica el doctor Tomás Cobo, presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM). Simultáneamente, a lo largo de estos años, “los políticos han ofrecido unas expectativas a la ciudadanía que los facultativos no somos capaces de cumplir”.

Atención primaria: la malquerida

Siguiendo con la anamnesis (historia clínica), Cobo se adentra en el terreno académico para afirmar que “la atención primaria es una especialidad que ha quedado desatendida; en la formación de grado se le ha dado poco interés y lo mismo que para el MIR, donde las plazas que se ofrecen son poco atractivas y muy dispersas geográficamente”. El colofón son “las agresiones físicas y verbales que sufren muchos médicos”.

placeholder El médico de familia es el primer profesional con el que consulta el enfermo. (iStock)
El médico de familia es el primer profesional con el que consulta el enfermo. (iStock)

Con toda la información, se confirma el diagnóstico de que la atención primaria está enferma y el tratamiento pasa, a juicio de presidente de los médicos, por “darle medios y accesibilidad a recursos diagnósticos para que la medicina de familia sea resolutiva y en contacto directo con la atención hospitalaria”. En su opinión, “esa comunicación directa haría que la primaria fuera mucho más resolutiva de lo que es”.

Qué médicos son necesarios

Precisamente, la situación crítica por la que atraviesa la atención primaria es la que ha puesto sobre la mesa una supuesta falta de médicos, una idea sobre la que Tomás Cobo es tajante: “Hay que dejar de generalizar. Médicos somos muchos y de diferentes especialidades, y algunas tienen falta de médicos, pero en otras la Comisión Nacional de la Especialidad nos está avisando de que sobran, como son cirugía cardiovascular y cirugía torácica”. Así pues, “lo que tenemos que identificar es dónde faltan médicos y cómo se sustituyen”. Según los datos que maneja el CGCM, en España hay 407 médicos por cada 100.000 habitantes, que “es una de las cifras más elevadas de Europa”.

No faltan médicos, pero sí hay déficit en algunas especialidades. En otras, como cirugía cardiovascular, sobrarán en los próximos años

Una vez admitidos los errores cometidos a lo largo de los años, lo que hay que hacer es corregirlos, empezando desde la universidad, porque “la formación médica de grado está dirigida a la atención hospitalaria, no a la atención primaria. Por eso, tenemos que generar incentivos, hacer que una especialidad tan bonita sea visible y hacer atractivas las plazas de difícil cobertura”.

Una solución para aprovechar todo el conocimiento y las habilidades adquiridas a lo largo de los años por aquellos médicos cuya especialidad cada vez es menos necesaria –“antes, los cirujanos cardiovasculares hacían los reemplazos valvulares y la cirugía llevaba horas; ahora, los radiólogos los ejecutan en media hora”– es volver a la troncalidad durante la formación, de manera que “en el futuro puedan pasar de una especialidad a otra porque su formación procede del mismo tronco”. Es decir, “crear fórmulas para que los médicos se puedan mover y adaptarse a las nuevas exigencias”.

Foto: Javier Arias, decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. (Cedida)

Pero, al tiempo, los médicos del futuro deben aprender a manejarse con la inteligencia artificial, el big data, las consultas no presenciales, las redes sociales, etc, y a la vez “cumplir con el nuevo código deontológico que hemos terminado de elaborar hace unas semanas, donde la dignidad del ser humano está por encima de todo”. Sobre el papel puede parecer algo obvio, pero en la práctica no está tan claro y es necesario que todos los países tengan las mismas prioridades. “Debemos ser muy firmes en la utilización de los datos del paciente y en el respeto a su intimidad”, y los médicos en formación deben aprender esas habilidades.

Médicos jóvenes y quemados

Hasta que se pongan en marcha los cambios, los médicos jóvenes siguen inmersos en una espiral de guardias, formación, trabajos, etc, que, de hecho, comenzó ya durante el bachillerato, porque “les exigimos que lleguen a la facultad con una nota de corte altísima, después la carrera es dura y en los dos últimos años se preparan para el MIR, que es un examen muy duro”. La consecuencia: el 50% de los médicos jóvenes están quemados. “No sé si estamos cometiendo un error vigilando solo la nota y descuidando otras aptitudes; no sé si estamos evaluando bien de forma continuada qué jóvenes tienen más capacidad en determinados ámbitos asistenciales. No todos servimos, por ejemplo, para neurocirujanos”, reflexiona Tomás Cobo.

Foto: Foto de archivo de una protesta en un hospital vasco. (EFE/Javier Etxezarreta)

"¿Esto qué me importa a mí?"; "¿de lo mío qué hay?", decimos los ciudadanos. Buscamos formas para agilizar el acceso a las consultas y cada vez hay más personas que contratan un seguro de salud privado, y ese crecimiento del sector privado suscita no pocos recelos entre la población y se utiliza como argumento de la dialéctica política.

placeholder Pediatras y médicos de familia durante las manifestaciones en Madrid. (EFE)
Pediatras y médicos de familia durante las manifestaciones en Madrid. (EFE)

El médico opta por el consenso, y defiende que “lo que tenemos que mantener es el modelo, y para ello tenemos que pensar en lo público y en lo privado. La sanidad privada atiende al 30% en el conjunto de la sanidad. Desde luego que tiene que haber una colaboración, que ya existe, y hay que abonarla con el objetivo claro de mantener el estado de bienestar, una colaboración pública-privada, cuanto más ágil y más fértil, mejor”.

"El modelo universal y gratuito es el eje del bienestar social, sin salud no hay nada. Ese es el modelo que debemos proteger porque es el elemento clave de la justicia social"

El presidente del Consejo de Colegios de Médicos ha expuesto sus recetas en el Foro de Nueva Economía y en presencia de representantes del Ministerio de Sanidad, de la industria farmacéutica, del consejero de Sanidad de Madrid y de otras organizaciones médicas y de pacientes, ante las que ha pedido “un pacto de Estado por la sanidad”, y ha ofrecido la sede del CGCM como punto de encuentro para las conversaciones.

El objetivo de tanto esfuerzo es mantener nuestro modelo de salud universal, que “es el mejor regalo que se ha dado España en los últimos cien años, un modelo que nos cuida desde que nacemos hasta que nos morimos y lo único que busca es el bien”.

Y concluye: “Ese modelo universal es gratuito, con todos los matices que tiene la gratuidad. Es el eje del bienestar social, sin salud no hay nada. Ese es el modelo que debemos proteger porque es el elemento clave de la justicia social”.

¿Hasta cuándo va a aguantar la sanidad esta situación? Es lo que muchos se preguntan en vista de cómo está evolucionando lo que empezó hace ya tres meses en la atención primaria de algunas comunidades –con Madrid a la cabeza– y que después se ha extendido a los médicos de los hospitales, y de los profesionales de la medicina pública a los del sector privado. Los ciudadanos decimos: “Si faltan médicos, que formen más o los traigan”; los políticos instan a las universidades públicas a que aumenten las plazas para nuevos estudiantes, y los que de verdad entienden del asunto se resisten a coger esta vía rápida.

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