¿Está justificada la prisa por tratar un cáncer de próstata? Oxford tiene la respuesta
Acelerar el tratamiento de un tumor después del diagnóstico puede ser vital para la supervivencia, pero en los cánceres localizados de próstata mantener una actitud de vigilancia activa no implica más posibilidad de morir a largo plazo
El tiempo entre el diagnóstico de un cáncer y su tratamiento está, generalmente, ligado a sus posibilidades de control y de curación. Es sabido que cuanto antes se someta el tumor a las distintas opciones terapéuticas (cirugía, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia), más posibilidades tiene el enfermo de sobrevivir. Eso es lo que ocurre, en términos generales, porque hay cánceres con un pronóstico nefasto a pesar de la rapidez en su diagnóstico y abordaje, y hay otros en los que posponer la terapia no va a acarrear graves consecuencias.
Así sucede en los tumores de próstata localizados, en los que hacer un seguimiento activo durante muchos años ofrece supervivencias tan prolongadas como la cirugía o la radioterapia y, además, con menos efectos adversos que estas. Sin duda, es una conclusión chocante para el público general, pero es a la que ha llegado el ensayo ProtecT, dirigido por las prestigiosas universidades de Oxford y Bristol y financiado por el Instituto Nacional de Investigación en Salud y Atención (NIHR) del Reino Unido. Estos resultados se presentan hoy el Congreso Europeo de Urología, en Milán, y también se publican en la revista New England Journal of Medicine.
La investigación incluye a 1.643 hombres con edades comprendidas entre 50 y 69 años, a los que se detectó, entre los años 1999 y 2009, un cáncer de próstata localizado mediante el análisis del PSA en la sangre. Los participantes aceptaron ser aleatorizados para recibir seguimiento activo (545), prostatectomía radical (553) o radioterapia radical (545 ). El equipo de investigación siguió a los varones durante un promedio de 15 años para medir las tasas de mortalidad, la progresión y propagación del cáncer, y el impacto de los tratamientos en la calidad de vida.
Tiempo para pensar
El seguimiento activo del cáncer de próstata –con pruebas periódicas para controlar la evolución de la enfermedad– tiene las mismas altas tasas de supervivencia después de 15 años que la radioterapia o la cirugía, informa el estudio. Sin embargo, los investigadores también constataron que los hombres incluidos en este grupo tenían más probabilidades de ver avanzar y extenderse el cáncer que los que recibían radioterapia o cirugía, si bien, insisten, esto no redujo su probabilidad de supervivencia.
Según el investigador principal, el profesor Freddie Hamdy, de la Universidad de Oxford, estos hallazgos ponen de manifiesto que las decisiones de tratamiento después del diagnóstico de cáncer de próstata localizado de riesgo bajo e intermedio no necesitan apresurarse. “Está claro que, a diferencia de muchos otros tipos de cáncer, un diagnóstico de cáncer de próstata no debe ser motivo de pánico ni de tomar decisiones apresuradas”. E insiste en que “los pacientes y los médicos pueden, y deben, tomarse su tiempo para sopesar los beneficios y los posibles daños de los diferentes tratamientos, sabiendo que esto no afectará negativamente su supervivencia”.
En el ensayo ProtecT, el 97% de los hombres diagnosticados con cáncer de próstata sobrevivieron 15 años después del diagnóstico, independientemente del tratamiento que recibieron
En la muestra del ensayo ProtecT, el 97% de los hombres diagnosticados con cáncer de próstata sobrevivieron 15 años después del diagnóstico, independientemente del tratamiento que recibieron. Alrededor de una cuarta parte de los del grupo de seguimiento activo aún no habían recibido ningún tratamiento invasivo para su cáncer después de 15 años.
Los pacientes de los tres grupos informaron una calidad de vida general similar, en términos de su salud mental y física general. Pero se descubrió que los efectos negativos de la cirugía o la radioterapia en la función urinaria, intestinal y sexual persisten mucho más tiempo del que se pensaba.
Buenas noticias
En el año 2016, los investigadores comunicaron que, después de 10 años de seguimiento, habían encontrado que los varones cuyo cáncer estaba siendo monitorizado activamente tenían el doble de probabilidades de que progresara o metastatizara que los de los otros grupos. Entonces, cabía suponer que esto podría traducirse en una supervivencia más baja. Sin embargo, los resultados del seguimiento de 15 años prueban que este no es el caso y que las tasas de supervivencia siguen siendo igualmente altas en todos los grupos.
Existe un pequeño grupo de hombres con una enfermedad agresiva que no pueden beneficiarse de ninguno de los tratamientos actuales, por muy precozmente que se administren
El profesor Freddie Hamdy, coautor del ensayo, subraya que “esta es una muy buena noticia. Es probable que la mayoría de los hombres con cáncer de próstata localizado vivan mucho tiempo, reciban o no un tratamiento invasivo o si su enfermedad se ha propagado o no, por lo que no es necesaria una decisión rápida para el tratamiento y podría causar daño”. Dicho de otra forma: puede que el remedio sea peor que la enfermedad.
Puntos negros del diagnóstico
“Ahora también –matiza Hamdy– está claro que existe un pequeño grupo de hombres con una enfermedad agresiva que no pueden beneficiarse de ninguno de los tratamientos actuales, por muy precozmente que se administren”. Estos son los enfermos en los que los especialistas ponen el foco, y en los que “necesitamos mejorar tanto nuestra capacidad para identificarlos como para tratarlos”.
La coautora y profesora Jenny Donovan, de la Universidad de Bristol, defiende que gracias a los resultados de este ensayo, “los pacientes y los médicos ahora tienen la información necesaria sobre los efectos secundarios a largo plazo de los tratamientos –cirugía y radioterapia–, con lo que pueden sopesar mejor sus riesgos y beneficios”. Además, con estos resultados en la mano, “los hombres con cáncer de próstata localizado pueden priorizar sus intereses a la hora de enfrentarse a la difícil decisión de qué tratamiento elegir”.
El ensayo ProtecT también ha puesto de manifiesto los fallos en los métodos actuales para predecir qué cánceres de próstata tienen probabilidad de crecer rápidamente y propagarse. Inicialmente, a todos los reclutados para el ensayo se les diagnosticó cáncer localizado y el 77% de ellos se consideró de bajo riesgo. Una reevaluación utilizando métodos más modernos mostró que un número mucho mayor ahora se consideraría de riesgo intermedio, y en alrededor del 30% de los hombres, la enfermedad ya se había propagado más allá de la próstata. Esto significa que los participantes en el estudio tenían un grado y una etapa de la enfermedad más altos de lo que se pensaba inicialmente. A pesar de este hallazgo, la mortalidad seguía siendo baja, incluso cuando los hombres con enfermedad intermedia retrasaron o no recibieron un tratamiento radical.
Algunos de los participantes que posteriormente murieron de cáncer de próstata habían sido evaluados como de bajo riesgo en el momento del diagnóstico, lo que para los investigadores es una situación muy preocupante.
Queda margen de mejora
El doctor Peter Albers, presidente del comité científico del Congreso y profesor de la Universidad de Düsseldorf, opina que "el hecho de que la mayor progresión de la enfermedad observada bajo monitorización activa no se tradujera en una mayor mortalidad será sorprendente y alentador para los urólogos y los pacientes". Y dado que los protocolos de monitorización activa y biopsia actuales son mucho más avanzados que los que se empleaban en los años del ensayo, “es posible que podamos mejorar aún más estos resultados. Es un mensaje importante para los pacientes que retrasar el tratamiento es seguro, especialmente porque eso también significa retrasar los efectos secundarios”.
Todavía se desconocen aspectos muy importantes de la biología del tumor de próstata que permitirán determinar qué cánceres serán los más agresivos
No obstante, los especialistas no se dejan llevar por el optimismo y admiten que todavía se desconocen aspectos muy importantes de la biología del tumor de próstata que permitirán determinar qué cánceres serán los más agresivos y “para los que se necesita urgentemente más investigación”.
El ensayo se llevó a cabo en nueve centros del Reino Unido y es el estudio de mayor duración de este tipo. Es el primero en evaluar completamente tres opciones principales de tratamiento: monitorización activa, cirugía (prostatectomía radical) y radioterapia con hormonas para hombres con cáncer de próstata localizado.
El tiempo entre el diagnóstico de un cáncer y su tratamiento está, generalmente, ligado a sus posibilidades de control y de curación. Es sabido que cuanto antes se someta el tumor a las distintas opciones terapéuticas (cirugía, radioterapia, quimioterapia, inmunoterapia), más posibilidades tiene el enfermo de sobrevivir. Eso es lo que ocurre, en términos generales, porque hay cánceres con un pronóstico nefasto a pesar de la rapidez en su diagnóstico y abordaje, y hay otros en los que posponer la terapia no va a acarrear graves consecuencias.
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