Menú
Si tienes inflamación intestinal debes tomar fibra, pero no cualquiera: estas te convienen
  1. Bienestar
Nuevas recomendaciones

Si tienes inflamación intestinal debes tomar fibra, pero no cualquiera: estas te convienen

Muchos afectados por enfermedad de Crohn o colitis ulcerosa evitan comer alimentos con fibra por miedo a que sus síntomas empeoren. Los especialistas dicen que es un error, ya que repercute en la microbiota y en la salud del intestino

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Más de seis millones de personas en el mundo –unas 100.000 en España– tienen enfermedad inflamatoria intestinal (EII) –colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn–, un problema que va en aumento desde el año 1990, sin que nadie tenga una respuesta exacta de a qué se debe. En cualquier caso, los especialistas y gestores de salud saben que tienen que hacer algo para ayudar a los afectados y sus familias, porque, como apunta un estudio financiado por la Fundación y Bill y Melinda Gates, la EII “puede representar una carga social y económica sustancial para los gobiernos y los sistemas de salud los próximos años”.

Foto: Foto: iStock.

Es cierto que, paralelamente, la mortalidad por EII ha bajado (la tasa actual es de 0,51 por 100.000 habitantes, frente a 0,61 en 1990) y los nuevos tratamientos también permiten un mejor control de los brotes. Aun así, la enfermedad complica, y mucho, la calidad de vida de quienes la sufren, que tienen que aprender a lidiar con los síntomas y a prevenir las consecuencias que acarrea la inflamación crónica del intestino.

En la búsqueda de estrategias para minimizar el impacto de los brotes, el control de la dieta es básico y durante muchos años la indicación generalizada ha sido la de restringir el consumo de fibra. De hecho, esa norma la tienen interiorizada buena parte de pacientes, y “más del 41% limita el consumo de fibra cuando no tiene brotes, y un 25% la evita habitualmente”, como ha comprobado una encuesta realizada por el equipo del doctor Luis Bujanda, responsable del Área de Enfermedades Hepáticas y Gastrointestinales del Instituto Biodonostia, a pesar de que “no hay ninguna justificación científica para hacerlo”.

La clave está en la microbiota

Así es porque a medida que la investigación revela cómo influye el estado de la microbiota en nuestra salud –se relaciona con la obesidad, la depresión, trastornos neurológicos y, por supuesto, digestivos–, se hace más evidente que el consumo, o no, de fibra modula el microbioma intestinal y, en consecuencia, afecta a los síntomas de la EII.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Por ello, el también catedrático de la UPV-EHU defiende que “las personas con inflamación intestinal deben comer fibra soluble y fermentable, que es digerida por los microorganismos del intestino y producen ácidos grasos de cadena corta –acetato, propionato y butirato– que mejoran la fisiología y el funcionamiento de las células del epitelio intestinal”.

"Pensar que la fibra tiene un valor terapéutico durante los brotes, una idea que de momento es solo una especulación"

La ingesta cada vez menor de fibra dietética y el aumento en el consumo de alimentos procesados influye en la salud intestinal y es uno de los factores –aunque no es el único ni es determinante– que puede estar detrás del incremento de casos de EII. Un estudio multicéntrico español, en el que ha participado Bujanda, apunta que seguir una dieta proinflamatoria, abundante en proteínas de origen animal y grasas saturadas, aumenta el riesgo de enfermedad de Crohn, pero no de colitis ulcerosa.

Por tanto, las personas con EII “tienen que tener una alimentación normal, equilibrada, que incluya la fibra porque ayuda a regular las bacterias que crecen en el intestino”. Otra cosa es pensar que la fibra tiene un valor terapéutico durante los brotes, una idea que “de momento es solo una especulación”.

Foto: Foto: Unsplash/@kateboss5000.

Esta idea surge a raíz de una revisión sobre este asunto realizada por un equipo de investigadores de las universidades de Columbia Británica y de Nueva York, y publicada en la revista Nutrients, que apunta a la nutrición de precisión y a la inclusión de fibras novedosas, como el almidón resistente y los polifenoles en la dieta de personas con EII. Los autores consideran prometedor el uso terapéutico de la fibra, aunque también creen que hacen falta ensayos que confirmen ese efecto.

Limpiar la ‘mala fama’

Durante muchos años, la mala fama ha acompañado a la fibra en la EII. Luis Bujanda asegura que entiende la posición de los afectados, que “piensan que si toman fibra el ritmo intestinal será mayor y tendrán muchas más molestias digestivas”, una idea que está asociada a la fermentación de la fibra y la formación de gases y, en consecuencia, malestar. “Cuando los pacientes que tienen un brote, que generalmente se manifiesta con diarrea, molestias abdominales y a veces con sangrado, si toman fibra se sienten peor y la restringen”. Eso es lo que el paciente percibe y no significa que sea perjudicial médicamente: “No es porque la fibra aumente la inflamación del intestino, probablemente sea al revés y tenga un efecto neuromodulador, y disminuya la inflamación”.

placeholder El dolor abdominal es un síntoma de inflamación intestinal. (iStock)
El dolor abdominal es un síntoma de inflamación intestinal. (iStock)

Esa actitud defensiva sobre la ingesta de este nutriente tiene un efecto muy negativo que puede llevar a la desnutrición. De hecho, otro trabajo con participación de 30 centros sanitarios españoles, y que incluye a 1.271 personas con EII, ha encontrado que el 16% está desnutrido, y “eso hace que los brotes sean más severos, que el riesgo de infecciones sea más alto y la evolución peor”.

Así es que el catedrático de Medicina la UPV-EHU reitera la importancia que tiene una dieta variada y saludable, especialmente la mediterránea, sin restricciones y en la que el efecto saludable se debe “al conjunto de la dieta, no a un alimento concreto”.

"Carecemos de psicólogos y de nutricionistas, que son muy importantes para dar consejos de vida saludable"

Como los autores de la revisión de Nutrients, insiste en los beneficios de hacer un adecuado seguimiento y control dietético en la EII; pero asegura que “en estos momentos de crisis de la sanidad pública, carecemos de psicólogos y de nutricionistas, que son muy importantes para dar consejos de vida saludable”, con el consiguiente impacto negativo en los pacientes.

Fibras recomendadas

Para poder hacer una nutrición personalizada, que influya en la microbiota individual y tenga un efecto saludable, hay que conocer los diferentes tipos de fibra –cada una tiene un efecto biológico diferente– y cómo actúan en la EII, aunque “los estudios observacionales demuestran una asociación inversa significativa entre una mayor ingesta de fibra (más de 22 gramos al día) y menor riesgo de desarrollar enfermedad de Crohn”, indican los autores de Columbia y la Universidad de Nueva York.

placeholder El café es rico en polifenles. (iStock)
El café es rico en polifenles. (iStock)

Entre las fibras candidatas a mejorar la EII incluyen:

  • Almidón resistente: algunos estudios sugieren que mantiene la remisión clínica, reduce la graves de los síntomas cuando la enfermedad está activa y aumenta la producción de ácidos grasos de cadena corta (butirato). Las patatas, avena y plátanos son abundantes en almidón resistente.
  • Polifenoles: son compuestos presentes en vegetales, como frutas y verduras, café y té, cereales integrales, frutos secos y legumbres. La dieta mediterránea, que es rica en compuestos fenólicos, proporciona 1 g/día frente a los 100-150 mg/día que se encuentran en el patrón dietético occidental, que es bajo en frutas y verduras. Los productos del metabolismo de los polifenoles pueden influir en la composición de la microbiota y regular a la baja las vías inflamatorias, por esto son una terapia prometedora en la EII, ya que influyen en los mecanismos implicados en la enfermedad.
  • Resveratrol: tiene efectos antiinflamatorios y antioxidantes.
  • Curcumina: junto con mesalimina, es una terapia eficaz para mantener la remisión de la colitis ulcerosa. La evidencia es menor para la enfermedad de Crohn.
  • Quercetina: se encuentra en varios alimentos, como manzanas, bayas, alcaparras, cebollas y chalotas. Se ha demostrado que los efectos terapéuticos de la quercetina en la EII se deben a que fortalece la barrera de la mucosa intestinal, la función inmunorreguladora y la mejora de la diversidad de la microbiota del colon.
  • Ácido linoleico conjugado: se encuentra en la leche y en la carne de rumiantes, y aunque en modelos experimentales de colitis han demostrado un efecto beneficioso, y que tienen un efecto sobre el sistema inmunitario, no hay trabajos sobre su beneficio en la EII.

Más de seis millones de personas en el mundo –unas 100.000 en España– tienen enfermedad inflamatoria intestinal (EII) –colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn–, un problema que va en aumento desde el año 1990, sin que nadie tenga una respuesta exacta de a qué se debe. En cualquier caso, los especialistas y gestores de salud saben que tienen que hacer algo para ayudar a los afectados y sus familias, porque, como apunta un estudio financiado por la Fundación y Bill y Melinda Gates, la EII “puede representar una carga social y económica sustancial para los gobiernos y los sistemas de salud los próximos años”.

Salud Dieta
El redactor recomienda