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¿Tienes acúfenos? Síntomas y tratamientos de la escucha constante de un sonido que no existe
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NO SIEMPRE MOLESTA

¿Tienes acúfenos? Síntomas y tratamientos de la escucha constante de un sonido que no existe

Un pitido o el ruido que hacen las chicharras... Así describen las personas con acúfenos lo que resuena en su cabeza. Aprender a ignorarlos es la clave para convivir con ellos

Foto: Solo entre un 1% y un 5% de la población con acúfenos lo refieren como un problema. (iStock)
Solo entre un 1% y un 5% de la población con acúfenos lo refieren como un problema. (iStock)

¿Puedes imaginar lo que es tener en la cabeza un zumbido constante? Pues cuatro millones personas en España podrían explicártelo, 25 en toda Europa. Esa es la prevalencia que tienen en nuestro país y en el viejo continente los acúfenos. Una patología auditiva que afecta al 14% de la población mundial, según la estimación que ofrecen los resultados de un estudio publicado en la revista médica JAMA Neurology.

Las situaciones de silencio propician su percepción, por la falta de estímulo sonoro

Una prevalencia que seguramente sea mayor de la registrada, ya que, según la doctora Teresa Heitzmann, especialista en otorrinolaringología de la Clínica Universidad de Navarra, y con dedicación preferencial al estudio y tratamiento de los acúfenos, "no todas las personas con esta patología acuden a la consulta, porque no afectan a su vida ordinaria". La experta indica que este problema es muy frecuente y que afecta a entre un 10% y un 17% de la población, si no es más.

No todo son acúfenos

Las personas que tienen acúfenos, les molesten o no, sufren lo que la doctora describe como "una alteración de la plasticidad del sistema nervioso central (vía auditiva) ante una falta o disminución del estímulo sonoro. Las neuronas de la vía auditiva -continúa- se sincronizan de una forma distinta y esa manera alternativa es el acúfeno".

placeholder Los acúfenos pueden aparecer acompañando a otros síntomas, como el vértigo. (iStock)
Los acúfenos pueden aparecer acompañando a otros síntomas, como el vértigo. (iStock)

Además, la experta distingue entre los originados por una falta o disminución del estímulo sonoro, que son los llamados propiamente acúfenos y que suelen describirse como un pitido o un zumbido, o el sonido que hacen las chicharras. Estos "pueden ser permanentes o no -apunta la experta- y pueden aparecer solos o acompañando a otros síntomas como la hipoacusia (pérdida auditiva), vértigo, taponamiento ótico e hiperacusia (disminución de la tolerancia a los ruidos exteriores fuertes que no suelen ser molestos para la población general)".

Por otro lado, existen otros que "pueden estar originados por estimulación del sistema somatosensorial, que lleva los estímulos de presión (anestesia dentaria, latigazo cervical, por ejemplo). Son los acúfenos somatosensoriales. Suelen ser más agudos y cambiantes de tonalidad e intensidad durante el día", resume Heitzmann.

Foto: Foto: iStock.

En cualquier caso, no todo lo que oímos en los oídos o en la cabeza es un acúfeno. Tal y como explica la doctora, "se pueden oír sonidos corporales, como el ritmo del corazón, la respiración, los sonidos musculares…, que suelen ser pulsátiles y se llaman somatosonidos. Lo más frecuentes son los vasculares y suelen describirse como sonidos rítmicos que son o se parecen al latido del corazón o al paso de la sangre".

El silencio y el estrés hacen que sean más perceptibles

Una cosa es que determinadas situaciones, como trabajar en un entorno carente de ruido, propicien su percepción, y otra muy distinta es su causa. Por un lado, "la falta de estímulos sonoros o la existencia de hipoacusia puede facilitar su presencia porque hay una disminución del estímulo sonoro", argumenta la doctora. También las situaciones de estrés y de alteración del sueño pueden hacerlo perceptible, "porque activan estructuras vinculadas a la vía auditiva (sistema límbico y sistema nervioso autónomo), que se encargan de seleccionar las señales que llegan al cerebro y darles significado, alterando el procesamiento de esa señal (acúfeno) como si fuera un estímulo importante", añade.

Se puede normalizar el procesamiento del acúfeno dejándolo a nivel subconsciente

En cuanto a los motivos responsables de su aparición, según la experta, "podría ser cualquier causa que disminuya el estímulo sonoro: tapones de cerumen, infecciones del oído externo y medio, como otitis, y las hipoacusias, sean por problemas de oído medio o del oído interno (trauma acústico, presbiacusia, sordera súbita, por ejemplo), tumores benignos del nervio auditivo y también privaciones bruscas de algunos fármacos (benzodiacepinas) que deben ser dejados de forma lenta y progresiva".

La solución pasa por ignorar su existencia

Aunque unos pueden durar solo unos segundos o unos minutos, lo cierto es que también pueden llegar a ser permanentes. Y lo que es más importante, pueden alterar la calidad de vida de las personas, cosa que ocurre cuando "se perciben como amenazas", asegura la experta. Ahora bien, "se puede normalizar el procesamiento del acúfeno dejándolo a nivel subconsciente (donde se quedan la gran mayoría de los estímulos que recogen las vías sensoriales)".

Actualmente, el panorama terapéutico con el que contamos para atajar esta patología se concentra en el TRT (Tinnitus Retraining Therapy) o terapia de habituación. Y es que, a pesar de que "hay muchos tratamientos, ningún fármaco ha demostrado su efectividad. Tampoco tiene tratamiento quirúrgico", subraya Heitzmann.

placeholder El tratamiento para los acúfenos suele durar entre 6 y 18 meses. (iStock)
El tratamiento para los acúfenos suele durar entre 6 y 18 meses. (iStock)

El TRT ha demostrado ser el más efectivo, con un 80% de resultados positivos. "Su objetivo es la habituación. Ahora bien, habituar es ignorar, no aguantar", recalca la doctora. Pero para ignorar algo "tiene que dejar de ser importante para quien lo oye. Por eso, este tratamiento consiste en el consejo terapéutico (que explica qué es el acúfeno y cómo funciona la vía auditiva, para que deje de ser una amenaza y se convierta en el estímulo neutro que pueda ser ignorado) y la terapia sonora (que permite al sistema ir reduciendo la percepción a nivel cortical, de forma que se vaya quedando en un plano no consciente, donde se ignora)", detalla.

Habituarse

Según la experta, la aplicación del tratamiento de habituación puede alcanzar su objetivo pasados entre 6 y 18 meses, aunque depende de cada paciente. "Nuestro sistema nervioso central ignora muchos estímulos que recogen nuestras vías sensoriales porque no son importantes para desarrollar las funciones superiores. Todos ignoramos normalmente la percepción de la presencia de los zapatos que nos hemos puesto por la mañana (salvo que sean nuevos y nos aprieten) o del reloj, por ejemplo. El acúfeno es un estímulo no importante, como nuestros zapatos o reloj, y debe ser ignorado por la vía de la habituación si inicialmente no ha sido así", asevera la doctora, quien asegura que aunque en multitud de casos pueden desaparecer por sí solos, "en los restantes hay una solución: poner a la vía auditiva en situación de ignorar el acúfeno. Lo que se ignora no existe".

¿Puedes imaginar lo que es tener en la cabeza un zumbido constante? Pues cuatro millones personas en España podrían explicártelo, 25 en toda Europa. Esa es la prevalencia que tienen en nuestro país y en el viejo continente los acúfenos. Una patología auditiva que afecta al 14% de la población mundial, según la estimación que ofrecen los resultados de un estudio publicado en la revista médica JAMA Neurology.

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