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Los hombres también tienen incontinencia de orina: por qué pasa y cómo evitarlo
  1. Bienestar
A partir de los 50 años

Los hombres también tienen incontinencia de orina: por qué pasa y cómo evitarlo

Aunque las mujeres lo sufren más, los varones también pueden tener escapes involuntarios de orina y siendo todavía jóvenes. Las causas son diferentes y los tratamientos también. El problema tiene solución, pero exige ponerse en manos de un urólogo

Foto: La incontinencia urinaria no es un problema exclusivo de hombres de más de 65 años. (iStock)
La incontinencia urinaria no es un problema exclusivo de hombres de más de 65 años. (iStock)

“Los escapes involuntarios de orina son cosas de viejos y de mujeres”, tendemos a pensar frívolamente. Aunque algo de verdad hay en esta idea –es un problema que se da en el 24% de las mujeres frente al 7% de los hombres, y en el 50% de los ancianos de ambos sexos–, la realidad es que un estudio español, publicado en la revista Enfermería Global, apunta a que en nuestro país hay más de seis millones y medio de personas con incontinencia urinaria, y les afecta a su calidad de vida por el impacto que tiene en la faceta social, laboral, doméstica y sexual.

Y hasta aquí llegan las pinceladas generales sobre este trastorno, cuyo origen es diferente en hombres y mujeres, como también lo es la fisiología (que determina, entre otras cosas, las características y su abordaje).

El 7% de los varones menores de 50 años tiene problemas de control de la micción y casi siempre hay detrás una enfermedad urológica

Puede que los varones sean más reservados a manifestar que tienen incontinencia, pero esto no implica que no consulten con el médico. “Un hombre de 50 años que no tiene pleno control urinario, y eso le afecta a su integridad y autoestima, va al urólogo. Lo que no hace es difundirlo en voz alta, pero sí pide atención médica”, asegura el doctor Luis Prieto, responsable de la Unidad de Patología Funcional y Urodinámica del Hospital Doctor Balmis, en Alicante.

No tener pleno control de la micción no es tan extraño a edades tempranas; de hecho, le pasa al 7% de los hombres menores de 50 años y, casi siempre, hay detrás una enfermedad urológica –capítulo aparte son las lesiones medulares y las disfunciones neurógenas–. En esa primera consulta, el médico preguntará sobre “la intensidad de las pérdidas involuntarias, las características, sus antecedentes médicos, etc”, porque no es lo mismo “perder unas cuantas gotas, con lo que el problema es de calidad de vida, pero no de salud, que grandes cantidades, que ya están relacionadas con otras enfermedades”.

Qué provoca una incontinencia

Prieto, que es vicepresidente de la Asociación Española de Urología (AEU), señala al adenoma de próstata (hiperplasia benigna de próstata, HBP) como la causa más frecuente. “El paciente orina por rebosamiento, y tratar la obstrucción mejora la incontinencia”, describe.

En otros casos, la falta de control urinario es una consecuencia de la cirugía del cáncer de próstata. En estos pacientes “debemos hacer un diagnóstico exhaustivo porque no podemos dejar a un hombre de 55 o 60 años incontinente o con disfunción eréctil secundaria a una intervención”, subraya el urólogo a El Confidencial.

Foto: Foto: iStock.

Y la cosa se complica aún más cuando, después de la prostatectomía, es necesario dar radioterapia. Entonces, “se producen alteraciones funcionales de la vejiga que hacen realmente difícil el tratamiento de la incontinencia”.

Otro grupo relevante de pacientes con incontinencia urinaria son los lesionados medulares, los que tienen alguna enfermedad neurológica (esclerosis múltiple) o los que han tenido un ictus.

Tipos de incontinencia

Los urólogos establecen cuatro tipos de incontinencia:

  • De urgencia: no se tiene el control miccional y la pérdida urinaria se produce con sensación de orinarse. El tiempo de alarma desde que se desea la micción se acorta tanto que se experimenta fuga urinaria. Es más frecuente con la HBP, entre otras causas.
  • De esfuerzo: la fuga es continua, a cada tos se experimenta fuga al levantarse, andar, etc. A menudo es secundaria a la cirugía del cáncer de próstata.
  • Mixta: cuando tiene los dos componentes anteriores.
  • Neurogénica: cuando se ven afectados los nervios que gobiernan el control de la vejiga en enfermedades neurológicas, esclerosis múltiple, lesionados medulares o ictus.

Tratamientos para cada caso

El especialista insiste en su llamada a la calma ante un problema de incontinencia: “No hay que sobredimensionarlo, sino estudiar cada caso individual y tratarlo”. Eso sí, respetando el deseo de cada paciente, porque “hay quien no quiere hacer nada y se resigna”.

placeholder Un sanitario muestra un esquema del sistema urinario. (iStock)
Un sanitario muestra un esquema del sistema urinario. (iStock)

Para conseguir que el tratamiento funcione, lo primero es “hacer una buena planificación, que incluya estudios urodinámicos en las unidades de urología funcional”. El especialista insiste en que “existen múltiples soluciones adaptadas a cada tipo de incontinencia y a cada tipo de paciente”.

No obstante, y de modo general, los procedimientos habituales son:

  • Incontinencia por obstrucción por hiperplasia de próstata: “El tratamiento quirúrgico brinda excelentes resultados”.
  • Incontinencia poscirugía por cáncer de próstata: mallas ajustables masculinas y esfínter urinario artificial (para pérdidas superiores a medio litro). “Ofrecen resultados muy buenos, pero es cierto que suponen otra intervención y es necesario planificar bien las expectativas”.
  • Incontinencia por vejiga hiperactiva: hay fármacos que relajan la vejiga y minimizan los escapes. Si con esto no es suficiente, la toxina botulínica es eficaz para frenar las contracciones de la vejiga.

Ejercicios de Kegel

Fortalecer el suelo pélvico con los populares ejercicios de Kegel es una buena opción para la incontinencia femenina, pero no tanto para la masculina. La razón principal es la fisiología del tracto urinario: “La uretra del varón tiene 24 centímetros, la de la mujer, 3,5 centímetros; el varón orina, normalmente, con vejiga, y la mujer lo puede hacer con vejiga, con prensa abdominal, etc. El diafragma pélvico es distinto y la vejiga, que impulsa la orina, no guarda la misma relación en ambos sexos”.

"Si un año después de la cirugía el paciente sigue perdiendo medio litro de orina, pese a torturarse con ejercicios de Kegel, no cambiará la situación"

Entonces, ¿son útiles los ejercicios de Kegel para los hombres? El vicepresidente de la AEU sostiene que “los entrenamientos de suelo pélvico pueden ser útiles previamente a la cirugía radical de próstata y en el posoperatorio inmediato, pero su eficacia es limitada”, y confirma que “si un año después de la cirugía el paciente sigue perdiendo medio litro de orina, aunque lo tortures haciendo ejercicios de Kegel e hipopresivos, no va a cambiar la situación”. Por ello, su mensaje deja poco margen para la duda: “No quiero ser devastador, pero tampoco generar expectativas infundadas en los ejercicios de suelo pélvico, que tienen diferencias sustanciales con los de la mujer”.

Buenos consejos, pero no para todos

Uno de los mantras de estilo de vida es que hay que beber cerca de dos litros de agua al día, un consejo que no comparten los urólogos al cien por cien: “Beber muchos líquidos y comer mucha fruta y verdura, que son casi todo agua, complica el problema de incontinencia”.

Foto: Beber 2 litros de agua al día, 8 vasos en total, era la norma para mantenernos sanos

Prieto hace hincapié en que hay que ser “muy cautelosos con los mensajes”; porque insistir en la abundante ingesta de líquidos puede ser contraproducente, sobre todo en ancianos –la mitad tiene incontinencia–, en los que el pañal y la inmovilización “acarrean consecuencias importantes en su calidad de vida”.

Por tanto, beber menos implica orinar menos, y que la orina esté más concentrada “no modifica la función renal”.

Sin miedo al urólogo

Como para tantas enfermedades, confiar antes en los consejos que circulan por internet que en el urólogo es una mala decisión: “La incontinencia urinaria del varón es tratable, y el urólogo es el que establece de qué tipo es y proporciona la solución y ayuda a prevenir otros daños asociados”.

Luis Prieto reitera que “una pérdida de orina no voluntaria implica una consulta al urólogo”, y deja un recado muy fácil de entender: “Forzar la ingesta de líquidos y la incontinencia urinaria no son buenos amigos”.

“Los escapes involuntarios de orina son cosas de viejos y de mujeres”, tendemos a pensar frívolamente. Aunque algo de verdad hay en esta idea –es un problema que se da en el 24% de las mujeres frente al 7% de los hombres, y en el 50% de los ancianos de ambos sexos–, la realidad es que un estudio español, publicado en la revista Enfermería Global, apunta a que en nuestro país hay más de seis millones y medio de personas con incontinencia urinaria, y les afecta a su calidad de vida por el impacto que tiene en la faceta social, laboral, doméstica y sexual.

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