Este es el tiempo que te puedes fiar de tu memoria
Parece que nuestra memoria es un instrumento poco confiable, según sugiere un reciente estudio de la Universidad de Ámsterdam
En las últimas décadas, ha quedado claro que nuestro proceso de recordar es profundamente defectuoso. Si ya sabíamos que la memoria a largo plazo no es precisamente infalible, parece que tampoco podemos fiarnos de nuestra memoria a corto plazo. Un equipo de científicos de la Universidad de Ámsterdam, en los Países Bajos, quería desentrañar la relación entre las expectativas previas de las personas y los recuerdos a corto plazo.
Tipos de memoria
La memoria a largo plazo es la que nos permite almacenar información durante un periodo prolongado de tiempo, ya sean horas, días, semanas, meses e incluso años. Esta memoria se organiza en diferentes categorías y niveles de complejidad, como recuerdos personales, hechos históricos, habilidades aprendidas y conceptos abstractos. Es una especie de biblioteca mental donde podemos almacenar información valiosa para utilizarla en el futuro.
Por otro lado, la memoria a corto plazo es la memoria temporal que tenemos para recordar información por un breve periodo de tiempo, ya sean unos pocos segundos o un minuto. En esencia, es como una pizarra mental donde podemos escribir información autodestructible. Por ejemplo, si alguien nos dice un número de teléfono, lo mantenemos en nuestra memoria a corto plazo para poder marcarlo a continuación. Pero luego se nos olvidará (probablemente).
Experimento
¿Nuestra memoria a corto plazo también es inexacta por defecto? Los investigadores llevaron a cabo varios experimentos con más de 400 participantes. En el primer experimento, se pidió a los voluntarios que completaran tareas básicas de memoria visual antes de mostrarles un círculo de letras, algunas de las cuales eran imágenes especulares. Después de unos segundos, les enseñaron un segundo círculo de letras y se les indicó que lo ignoraran. Luego se les pidió que eligieran una forma objetivo del primer círculo y calificaran su confianza en su elección.
Los resultados mostraron que los participantes elegían con frecuencia la forma reflejada de la forma objetivo, especialmente cuando esta en sí era una letra reflejada. Esto sugiere que los errores no se debieron a la apariencia de las formas, sino al conocimiento del alfabeto por parte de los participantes y sus expectativas. La cantidad de errores aumentó a medida que aumentaba el periodo de demora, o el nivel de distracción, en el experimento, pero solo cuando la forma objetivo era una letra reflejada.
A medida que aumentaba el periodo de demora o el nivel de distracción en el experimento, también aumentaba el número de errores. Así, cuando se les pidió que recordaran lo que vieron medio segundo después, por ejemplo, se equivocaron menos del 20% de las veces, pero cuando se les preguntó, tres segundos después, la tasa aumentó hasta un 30%.
"Ya sabemos que la memoria a largo plazo es falible, solo queríamos averiguar si podíamos determinar las formas específicas en que la memoria a corto plazo también lo es"
Ni siquiera unos segundos
"Incluso en el plazo más corto, nuestra memoria podría no ser completamente confiable", explica Marte Otten, líder de la investigación que recoge la revista Plos One. “Particularmente cuando tenemos fuertes expectativas sobre cómo debería ser el mundo, cuando nuestra memoria comienza a desvanecerse un poco, incluso después de un segundo y medio, dos segundos, tres segundos, entonces comenzamos a completar según nuestras expectativas”.
Según los expertos, las expectativas internas de las personas pueden remodelar sus percepciones incluso en escalas de tiempo cortas. Por ello, incluso en escalas de tiempo tan cortas, la memoria humana puede no ser completamente confiable debido a las ilusiones de la memoria a corto plazo (STM), dijeron los científicos, lo que sugiere que incluso los recuerdos más recientes de las personas son susceptibles a los recuerdos ilusorios.
“Solo cuando la memoria se vuelve menos confiable a través del paso de un poco de tiempo, o la adición de información visual adicional, las expectativas internas sobre el mundo comienzan a jugar un papel clave”, concluyen los expertos.
En las últimas décadas, ha quedado claro que nuestro proceso de recordar es profundamente defectuoso. Si ya sabíamos que la memoria a largo plazo no es precisamente infalible, parece que tampoco podemos fiarnos de nuestra memoria a corto plazo. Un equipo de científicos de la Universidad de Ámsterdam, en los Países Bajos, quería desentrañar la relación entre las expectativas previas de las personas y los recuerdos a corto plazo.
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