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¿Qué es un linfoma? Síntomas, tratamiento y otras claves de este cáncer
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Más de 40 tipos

¿Qué es un linfoma? Síntomas, tratamiento y otras claves de este cáncer

No están entre los tumores más habituales, pero tampoco se pueden calificar de raros. Bajo el nombre general, hay más de 40 tipos diferentes de enfermedad. Armando López, de la Sociedad Española de Hematología, detalla cómo es este cáncer

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

El cáncer es la segunda causa de enfermedad y muerte, por detrás de los problemas cardiovasculares, en los países desarrollados. Según la OMS, de cada 6 defunciones, una es a consecuencia de una neoplasia, pero en el futuro serán más porque cada vez hay más personas afectadas por tumores (en el año 2040, las estimaciones apuntan a que habrá 28 millones de casos nuevos al año, diez millones más que 2020, como recoge el informe Las cifras del cáncer en España 2023).

Y hasta aquí los números absolutos, porque como insisten oncólogos e investigadores, el cáncer no es una enfermedad, sino más de cien y se puede desarrollar en casi cualquier lugar del cuerpo. Los de mama, pulmón, colon y recto, próstata y estómago concentran casi el 50% de todos los casos, y la otra mitad se reparte en una amplia variedad de tumores diferentes.

Los linfomas, que se originan en los glóbulos blancos (linfocitos), ocupan el puesto 11 en la clasificación de tumores por incidencia

Entre los menos frecuentes, y, sin embargo, muy conocidos, están los linfomas, que se originan en los glóbulos blancos (linfocitos), que ocupan el puesto 11 en la clasificación de tumores por orden de incidencia. Solo en España, las estimaciones apuntan a cerca de 10.000 nuevos casos de linfoma no hodgkiniano frente a los 1.540 de linfoma de Hodgkin.

Ahora bien, al igual que el genérico cáncer engloba a decenas de enfermedades, solo decir linfoma es quedarse corto.

¿Qué es un linfoma?

Un linfoma es un tumor maligno derivado de células linfoides, que son un tipo de glóbulo blanco (el linfocito) y que con frecuencia, pero no siempre, aparecen en los ganglios linfáticos, la médula ósea, la sangre o el bazo”, define el doctor Armando López Guillermo, vicepresidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), que confirma la heterogeneidad de los linfomas: “Existen más de 40 tipos diferentes, cada uno con sus características propias. Los hay de comportamiento más indolente, que pueden estar tiempo sin necesitar tratamiento, y los agresivos y muy agresivos, que requieren tratamiento inmediato”.

placeholder Armando López Guillermo es el presidente del comité científico del Grupo Español de Linfomas. (Cedida)
Armando López Guillermo es el presidente del comité científico del Grupo Español de Linfomas. (Cedida)

Es complicado prevenir la aparición de un linfoma porque “en la inmensa mayoría de casos se desconoce su origen”. Aun así, la debilidad del sistema inmune que hay en las enfermedades autoinmunes, los trasplantes, el VIH o a consecuencia de las terapias inmunosupresoras puede asociarse a un riesgo mayor, pero, apunta el especialista, “supone una pequeña proporción de enfermos”.

¿Cuáles son sus síntomas?

Por esa variedad de linfomas que existen, no se puede dar una relación de manifestaciones claras de la enfermedad. “Los síntomas varían sustancialmente según el tipo de linfoma y de otros aspectos, como la localización o la extensión del tumor”. Hecho este matiz, el especialista indica que “de manera muy general, y para dar una idea, podemos decir que los linfomas indolentes (por ejemplo, el linfoma folicular) no causan otro síntoma que la aparición de ganglios linfáticos aumentados de tamaño (lo que se conoce como adenopatías), mientras que los agresivos (por ejemplo, el linfoma difuso de células grandes B), además de adenopatías, se acompañan de pérdida de peso, fiebre o sudoración”.

¿Cómo se hace el diagnóstico?

Los síntomas y los análisis de sangre orientan al médico hacia la posible existencia de una neoplasia hematológica, pero “el diagnóstico se obtiene siempre por la biopsia de un ganglio linfático o de otro tejido donde esté el tumor”, subraya López Guillermo, que preside el comité científico del Grupo Español de Linfomas (Geltamo). La biopsia, insiste, es imprescindible para conocer el diagnóstico exacto y, por tanto, conocer el pronóstico y decidir el mejor tratamiento.

Foto: Foto: EFE.

Y no vale una biopsia cualquiera: “Al contrario que en otros tumores, para el diagnóstico del linfoma no basta una punción con una aguja fina; se requiere siempre un trozo de tejido para ver la arquitectura”.

¿Cómo se tratan?

Nuevamente, la variedad de linfomas obliga a una respuesta genérica. Desde hace 50 años, la pauta es la combinación de diferentes agentes quimioterápicos, a la que se añade, en la mayoría de casos, el anticuerpo monoclonal rituximab, “un anticuerpo anti-CD20, lo que significa que se pega específicamente a las células CD20-positivas [unas proteínas que se encuentran en las células B, un tipo de glóbulo blanco, y que se encuentran en cantidades elevadas en pacientes de ciertos linfomas] y las destruye”.

placeholder El tratamiento combina diferentes antineoplásicos y, a veces, se añade un anticuerpo monoclonal. (iStock)
El tratamiento combina diferentes antineoplásicos y, a veces, se añade un anticuerpo monoclonal. (iStock)

Este esquema de inmuno-quimioterapia es la base del tratamiento actual y permite, según el especialista, curar a dos terceras partes de los enfermos con linfomas agresivos.

Con todo, se trata de un esquema de tratamiento muy general, porque cada vez hay más nuevas terapias con efecto diana, es decir, “dirigidos contra la célula maligna del linfoma”.

¿Qué son las células CART?

Representan una de las revoluciones terapéuticas de los últimos años y su uso todavía es muy limitado. Pertenecen a las llamadas terapias avanzadas, que consisten en linfocitos T modificados genéticamente para destruir las células cancerosas: “Como son unas células vivas del propio paciente, se reproducen, permanecen activas y no son atacadas por el propio sistema inmune”.

Foto: Silvia García. (Foto cedida)

Poco a poco, se van ampliando los hospitales autorizados para administrar este tratamiento y los pacientes candidatos a recibirla. Según detalla el representante del Grupo Español de Linfomas, “la primera indicación fue para los linfomas de células grandes que no habían respondido o habían recaído después de dos líneas de tratamiento. En estos enfermos, de pronóstico extremadamente malo, la terapia CART es capaz de rescatar (o sea, conseguir respuestas completas duraderas y probablemente curar) a cerca de la mitad de los pacientes”.

Otro tipo de linfoma que, en la recaída/progresión, puede beneficiarse de la terapia CART es el linfoma del manto, una forma de linfoma agresivo poco frecuente. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) dio la opinión positiva y se está usando en muchos países de Europa, pero “en España no ha habido un acuerdo y, por el momento, no se puede usar en la práctica clínica, lo que resulta muy lamentable”, revela Armando López Guillermo.

El Clínic ha desarrollado CART académico -al margen de la industria farmacéutica- para uso compasivo en síndromes linfoproliferativos

La tercera indicación es en el linfoma folicular tras varias recaídas.

No todas las CART tienen detrás a la industria farmacéutica, ya que hay hospitales que las desarrollan en sus laboratorios. Concretamente, el miembro de la SEHH explica que ”en el Hospital Clínic de Barcelona se ha desarrollado un CART puramente académico, con características similares a los comerciales, que se está usando en pacientes de más de 25 años con leucemia aguda linfoblástica, así como en otros tipos de linfomas u otros síndromes linfoproliferativos para los que no hay CART comercial aprobado en la modalidad que se denomina uso compasivo”.

Lo que es indiscutible es la intensa investigación en nuevos tratamientos para los linfomas, “con cientos de ensayos clínicos activos”, lo que anticipa la llegada de un nuevo arsenal terapéutico.

¿Se curan los linfomas?

A pesar de lo comprometido (y arriesgado) de la pregunta, el hematólogo no esquiva la respuesta: "De manera general, los supervivientes de linfomas agresivos sí, mientras que los que tienen linfomas indolentes, aunque tengan muy larga supervivencia, siempre están al riesgo de una recaída".

Tampoco hay que perder de vista que las personas que han superado un linfoma pueden tener nuevos problemas en el futuro (por otra parte, como ocurre con los que han superado otros tipos de cáncer), que dependen, sobre todo, del tratamiento recibido: “Entre las toxicidades tardías, está la cardiaca y segundas neoplasias”.

El cáncer es la segunda causa de enfermedad y muerte, por detrás de los problemas cardiovasculares, en los países desarrollados. Según la OMS, de cada 6 defunciones, una es a consecuencia de una neoplasia, pero en el futuro serán más porque cada vez hay más personas afectadas por tumores (en el año 2040, las estimaciones apuntan a que habrá 28 millones de casos nuevos al año, diez millones más que 2020, como recoge el informe Las cifras del cáncer en España 2023).

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