¿Qué es la leucemia mielomonocítica crónica? Síntomas para detectarla y tratamiento
Se trata de una enfermedad que afecta principalmente a adultos mayores, cuya evolución es lenta y sus síntomas pueden tratarse
El cáncer es una enfermedad muy agresiva en la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control, y pueden acabar extendiéndose a otras partes del cuerpo, produciendo metástasis. Cuando esta multiplicación ocurre en las células de la sangre y en la médula ósea se le conoce como leucemia.
La leucemia puede ser linfocítica, relacionada con la proliferación de linfocitos; o mieloide, cuando afecta a las células mieloides más inmaduras (blastos), que dan lugar a los glóbulos rojos, las plaquetas y los granulocitos (neutrófilos, eosinófilos y basófilos). A su vez, una leucemia puede ser aguda, cuando presenta un rápido avance; o crónica, cuando su evolución es más lenta.
Como explica la Clínica Mayo, la leucemia mielomonocítica crónica, también llamada leucemia mielógena crónica (LMC), granulocítica crónica o mielocítica crónica, es un tipo de cáncer de sangre que puede afectar también a la médula ósea, y que cursa de manera lenta al inicio. Suele aparecer principalmente en los adultos mayores, y rara vez afecta a los niños.
El cromosoma Filadelfia
Como en otros tipos de leucemia, no se sabe qué activa la enfermedad, pero los médicos sí saben que está provocada cuando una sección del cromosoma 9 cambia de sitio con otra del cromosoma 22, conocido como cromosoma Filadelfia. Este cromosoma crea un nuevo gen, llamado BCR-ABL, responsable del proceso que ordena a las células sanguíneas que crezcan fuera de control.
Síntomas de la leucemia mielógena crónica
La leucemia mielógena crónica puede no presentar síntomas al inicio y ser detectada en un análisis de sangre de rutina. A medida que la leucemia avanza, el paciente puede presentar diferentes síntomas, como dolor de huesos, tendencia al sangrado o sentirse muy lleno después de comer poco debido a la inflamación del bazo. También es común sentir fatiga habitual, tener fiebre sin motivo aparente, presentar ganglios inflamados, perder peso, perder las ganas de comer, dolor en el costado izquierdo o padecer sudoración excesiva por las noches. Ante cualquiera de estos síntomas, es mejor consultar con un médico para confirmar o descartar una patología grave.
Factores de riesgo y complicaciones de la leucemia mielógena crónica
En el caso de la leucemia mielógena crónica, los factores de riesgo incluyen pertenecer al sexo masculino o haberse expuesto a la radiación (radioterapia). Al contrario que otro tipo de leucemias, en este caso los antecedentes familiares no suponen un riesgo, ya que la mutación de los cromosomas 9 y 22 ocurre después del nacimiento.
Las complicaciones que pueden aparecer durante el curso de la enfermedad depende de la fase en la que se encuentre el paciente. La leucemia mielógena crónica se divide en tres fases, una primera fase crónica, que suele durar unos cinco años, en la cual la enfermedad progresa lentamente y responde bien a los tratamientos. La siguiente fase es la fase acelerada, en la que la enfermedad progresa rápidamente y los síntomas empeoran. En la última etapa, conocida como fase blástica o explosiva, la enfermedad empeora notablemente y se producen sangrados excesivos e infecciones graves, como neumonías.
Diagnóstico y tratamiento
Para detectar la leucemia mielógena crónica, el médico pedirá un hemograma completo, en el que buscará anomalías en las células sanguíneas. Esta prueba se complementa con un examen físico de los ganglios y el bazo, así como una biopsia de médula ósea y un análisis cromosómico que confirme la presencia del cromosoma Filadelfia o del gen BCR-ABL.
Con la confirmación del diagnóstico, el pronóstico de la LMC depende de cada paciente y del progreso de la enfermedad. La supervivencia puede verse aumentada gracias a los tratamientos, y el 90 % de los pacientes sobreviven entre 5 y 10 años tras el diagnóstico. Los tratamientos para frenar el avance de la leucemia mielógena crónica pueden incluir quimioterapia, inhibidores de la tirosina quinasa (producida por el cromosoma Filadelfia), solos o combinados con quimio.
El seguimiento médico es muy importante para controlar la enfermedad y su evolución
En algunos casos, también es posible realizar un trasplante de células madre y combinarlo con quimioterapia. En la mayoría de casos, el paciente mantiene su tratamiento de por vida. Además, es recomendable combinar la línea medicamentosa junto con buenos hábitos y otras terapias para ayudar a sobrellevar los síntomas y prevenir las complicaciones.
El cáncer es una enfermedad muy agresiva en la que algunas células del cuerpo se multiplican sin control, y pueden acabar extendiéndose a otras partes del cuerpo, produciendo metástasis. Cuando esta multiplicación ocurre en las células de la sangre y en la médula ósea se le conoce como leucemia.