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Hallan una nueva relación entre la microbiota y el alzhéimer
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¿Futura arma para diagnóstico temprano?

Hallan una nueva relación entre la microbiota y el alzhéimer

Una investigación ha descubierto que se puede observar una alteración de las bacterias intestinales incluso antes de que la enfermedad empiece a mostrar síntomas

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Investigadores de la Universidad de Washington han descubierto que la alteración de las bacterias intestinales puede ser un signo temprano de la enfermedad de Alzheimer. El estudio ha hallado que las personas que se encuentran en la fase inicial de esta patología neurodegenerativa –después de que hayan comenzado los cambios cerebrales, pero antes de que los síntomas cognitivos sean evidentes– albergan en sus intestinos un conjunto de bacterias que son distintas a las de la población sana.

Los resultados del trabajo, publicados este miércoles en Science Translational Medicine, abren la posibilidad de analizar la comunidad bacteriana intestinal para identificar a las personas con mayor riesgo de desarrollar demencia y diseñar tratamientos preventivos que alteren el microbioma para evitar el deterioro cognitivo.

"Aún no sabemos si el intestino influye en el cerebro o si el cerebro influye en el intestino, pero en ambos casos es valioso conocer esta asociación", afirma el coautor del estudio Gautam Dantas, catedrático de Medicina Genómica y de Laboratorio. "Podría ser que los cambios en el microbioma intestinal no sean más que una lectura de cambios patológicos en el cerebro. La otra alternativa es que el microbioma intestinal esté contribuyendo a la enfermedad de Alzheimer, en cuyo caso alterar el microbioma intestinal con probióticos o transferencias fecales podría ayudar a cambiar el curso de la enfermedad".

De un partido de fútbol infantil al laboratorio

La idea de estudiar la conexión entre el microbioma intestinal y el alzhéimer surgió en un partido de fútbol juvenil, donde Dantas y el catedrático de Neurología Beau M. Ances charlaban mientras sus hijos jugaban. Ances trata y estudia a personas con la enfermedad neurológica y Dantas es experto en el microbioma intestinal.

Los científicos ya sabían que los microbiomas intestinales de las personas con alzhéimer sintomático difieren de los microbiomas de las personas sanas de la misma edad. Pero, según explicó Ances a Dantas, nadie había estudiado aún el microbioma intestinal de personas en la fase crítica presintomática.

Foto: Foto: Unsplash/@elfcodobelf.

"Para cuando las personas presentan síntomas cognitivos, ya se han producido cambios significativos que a menudo son irreversibles", afirma Ances, que también es autor del estudio. "Pero si se puede diagnosticar a alguien en una fase muy temprana del proceso de la enfermedad, ese sería el momento óptimo para intervenir eficazmente con una terapia", añade.

Durante la fase inicial del alzhéimer, que puede durar dos décadas o más, los afectados presentan cúmulos de las proteínas beta amiloide y tau en el cerebro, pero no muestran signos de neurodegeneración o deterioro cognitivo.

Estudio con 164 participantes

Dantas, Ances y la doctora Aura L. Ferreiro (otra de las autoras del estudio) evaluaron a participantes de estudios del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer Charles F. y Joanne Knight de la Universidad de Washington. Todos los participantes eran cognitivamente normales. Como parte de este estudio, proporcionaron muestras de heces, sangre y líquido cefalorraquídeo; llevaron diarios de alimentos, y se sometieron a escáneres cerebrales PET y MRI.

Para distinguir a los participantes que ya se encontraban en la fase inicial de la enfermedad de Alzheimer de los que estaban sanos, los investigadores buscaron signos de acumulación de beta amiloide y tau mediante escáneres cerebrales y líquido cefalorraquídeo. De los 164 participantes, aproximadamente un tercio (49) presentaba signos de la enfermedad en fase inicial.

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Un análisis reveló que las personas sanas y las que padecían la enfermedad preclínica tenían bacterias intestinales notablemente diferentes –en cuanto a las especies de bacterias presentes y los procesos biológicos en los que intervienen– a pesar de seguir básicamente la misma dieta. Estas diferencias se correlacionaban con los niveles de amiloide y tau, que aumentan antes de que aparezcan los síntomas cognitivos, pero no con la neurodegeneración, que se hace evidente más o menos cuando empiezan a declinar las capacidades cognitivas. Según los investigadores, estas diferencias podrían servir para detectar la enfermedad de Alzheimer en sus primeras fases.

"Lo bueno de utilizar el microbioma intestinal como herramienta de cribado es su sencillez y facilidad", afirma Ances. "Algún día las personas podrán proporcionar una muestra de heces y averiguar si tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Sería mucho más fácil y menos invasivo y más accesible para una gran parte de la población, especialmente los grupos infrarrepresentados, en comparación con los escáneres cerebrales o las punciones lumbares".

"Algún día las personas podrán proporcionar una muestra de heces y averiguar si tienen un mayor riesgo de alzhéimer"

Los investigadores han puesto en marcha un estudio de seguimiento de cinco años diseñado para averiguar si las diferencias en el microbioma intestinal son una causa o un resultado de los cambios cerebrales observados en la enfermedad de Alzheimer temprana.

"Si existe una relación causal, lo más probable es que sea inflamatoria", afirma Dantas, que también es catedrático de Patología e Inmunología, Ingeniería Biomédica, Microbiología Molecular y Pediatría. "Las bacterias son fábricas químicas asombrosas, y algunos de sus metabolitos influyen en la inflamación intestinal o incluso llegan al torrente sanguíneo, donde pueden influir en el sistema inmunitario de todo el organismo. Todo esto es especulativo en este momento, pero si resulta que hay una relación causal, podemos empezar a pensar si promover las bacterias buenas o deshacerse de las bacterias malas podría ralentizar o incluso detener el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer sintomática".

Investigadores de la Universidad de Washington han descubierto que la alteración de las bacterias intestinales puede ser un signo temprano de la enfermedad de Alzheimer. El estudio ha hallado que las personas que se encuentran en la fase inicial de esta patología neurodegenerativa –después de que hayan comenzado los cambios cerebrales, pero antes de que los síntomas cognitivos sean evidentes– albergan en sus intestinos un conjunto de bacterias que son distintas a las de la población sana.

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