Todo lo que no sabes del vitíligo: la enfermedad que padecen 900.000 personas en España

Este domingo –como cada 25 de junio– se conmemora el Día Mundial del Vitíligo, una enfermedad crónica y autoinmune de la piel cuya información y datos son bastantes desconocidos para gran parte de la población. Esta enfermedad se caracterizada por la despigmentación de la piel en forma de manchas blanquecinas como consecuencia de la destrucción de los melanocitos (células encargadas de la producción de melanina y, por tanto, responsables del color de la piel/pelo/mucosas).

La prevalencia de vitíligo diagnosticado se estima entre el 0,2-0,8% en Europa con diferencias en metodología y entre países. En 2021 la prevalencia en España de pacientes diagnosticados con vitíligo fue del 0,19% (IC95%: 0,18%-0,19%). Y desde la Asociación Española de Pacientes de Vitíligo (Aspavit) ponen cifras a las personas que la padecen en nuestro país: unas 900.000.

La forma más común del vitíligo

La forma más común de la enfermedad (80% de los casos) es el vitíligo no segmentario (NSV), en la que se encuentran afectadas áreas del cuerpo visibles y/o de localización sensible como cara (estudios han reportado una afectación facial en un 62% de los pacientes con vitíligo), manos, muñecas y el área genital.

El desarrollo de lesiones faciales es especialmente relevante en pacientes pediátricos con NSV, mientras que pacientes adultos suelen ver más afectadas regiones del brazo y antebrazo. Un dato muy llamativo es que, aunque los pacientes no suelen notificar molestias en la piel, en ocasiones puede existir picor en las zonas afectadas.

El NSV se desarrolla a cualquier edad, pero suele aparecer entre los 10 y los 30 años, con aproximadamente un 50% de los casos antes de los 20 años, y un 70-80% antes de los 30. Afecta a personas de todas las etnias y tipos de piel, sin que existan diferencias claras en la prevalencia en función de estas características. Hombres y mujeres se ven afectados por igual, aunque la prevalencia en mujeres es ligeramente superior. En España el diagnóstico es mayor en mujeres (53,9% vs. 46,1%).

Impacto para la salud mental

El vitíligo es una afección que conlleva un gran impacto en la salud mental de los pacientes y de sus familias.

En este sentido, el vitíligo también se asocia con el padecimiento de trastornos psicosociales y hospitalizaciones por trastornos mentales, habiéndose reportado una mayor prevalencia de comorbilidades psicosociales en comparación con personas sanas, siendo la depresión y la ansiedad los trastornos notificados con mayor frecuencia.

Opinión

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Esta carga psicosocial se ve incrementada especialmente en mujeres, en pacientes con lesiones más visibles y extensas, lesiones en la zona genital, así como con la edad, dado que pacientes menores de 30 años, y particularmente adolescentes, sufren muy frecuentemente bullying. En concreto, en niños y adolescentes existe un sentimiento de estigmatización muy agudizado que llega incluso a manifestarse en acoso en casi el 22% de los casos.

El vitíligo se asocia además al padecimiento de distintas comorbilidades autoinmunes. Alrededor de una cuarta parte de los pacientes presentan al menos una comorbilidad autoinmune. Entre estas comorbilidades, la más frecuentemente reportada es la enfermedad/trastorno tiroideo, habiéndose observado una incidencia de la misma de un 52% de los pacientes.

Los pacientes con vitíligo disponen de una limitada oferta terapéutica y se beneficiarían de nuevos tratamientos. De hecho, la gran parte de los pacientes, aunque sí reciben un diagnóstico formal, no así tratamiento. Un ejemplo de ello es España, ya que en 2021 solo el 25,8% de los pacientes diagnosticados con vitíligo en nuestro país estaba tratándose.

Las medidas que se plantean los pacientes que sufren vitíligo ante esta situación pasa por utilizar ropa y maquillaje que cubran las lesiones, aplicar cambios en su estilo de vida y/o actuar con comportamientos de evitación.

Toda esta información enfatiza la importancia de la concienciación de la sociedad sobre esta enfermedad y cómo afecta a la calidad de vida aquellos que la padecen. Ayudar a normalizar y visibilizarla, desarrollando una labor divulgativa sobre los trastornos que lleva asociados, puede ayudar a que estos pacientes reduzcan la carga psicosocial que sufren día a día.