La prueba de imagen que predice el infarto con más acierto que la historia familiar
Actualmente, los médicos utilizan las medidas convencionales de los niveles de los factores de riesgo para determinar la probabilidad de desarrollar una enfermedad coronaria
En España, según la Sociedad Española de Cardiología, murieron 119.853 personas por causa cardiovascular en 2020, lo que supuso el 24,3% de los fallecimientos totales. Adelantarse a un evento cardiaco es y ha sido una de las primeras motivaciones de los cardiólogos y de la sanidad pública.
Ahora llega un nuevo estudio, publicado en la revista científica JAMA, llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, en Chicago, Illinois (EEUU), que documenta que las tomografías computarizadas (TAC) son mejores para predecir el riesgo de una persona de mediana edad de sufrir una enfermedad cardiaca, como un infarto, que la propia genética.
"Las tomografías computarizadas (TAC) son mejores para predecir el riesgo de una persona de mediana edad de sufrir una enfermedad cardiaca"
"Encontrar la mejor manera de identificar quién está en riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca puede ayudar a determinar qué se debe hacer para reducir dicho riesgo", dice la autora principal del estudio, la Dra. Sadiya Khan, profesora asistente de medicina y medicina preventiva. "Este hallazgo puede ayudar a los médicos y pacientes a controlar el riesgo de enfermedad cardiaca, que es la principal causa de muerte en los EEUU".
Actualmente, los médicos utilizan las medidas convencionales de los niveles de los factores de riesgo, como la presión arterial y el colesterol, para determinar la probabilidad de que una persona desarrolle una enfermedad coronaria u obstrucciones en las arterias del corazón. Pero algunas personas pueden experimentar un ataque al corazón, o un problema cardiaco relacionado, sin que uno de esos factores convencionales lo detecte.
Debido a que el riesgo de enfermedad cardiaca puede heredarse, los científicos se mostraron optimistas de que la genética de una persona puede informar quién está en mayor riesgo, dijo Khan. Se postuló que las puntuaciones de riesgo poligénico, una compilación de más de 6 millones de variantes genéticas comunes asociadas con enfermedades cardiacas, podrían usarse como un avance potencial para la medicina personalizada.
La clave: el calcio de la arteria
Pero el nuevo estudio de Northwestern compara directamente la genética y las tomografías computarizadas para el calcio de la arteria coronaria y demuestra que la tomografía computarizada hace un mejor trabajo que la genética para predecir el riesgo de enfermedad cardiaca en la mediana edad.
"Estos hallazgos respaldan las recomendaciones de considerar la exploración por TAC para calcular el riesgo de enfermedad cardiaca en pacientes de mediana edad cuando su grado de riesgo es incierto o está en el rango intermedio", asevera Khan.
El estudio utilizó datos de 3.208 adultos de dos estudios de cohortes, uno en los EEUU y otro en Róterdam, en los Países Bajos. Los investigadores utilizaron datos sobre los factores de riesgo de enfermedad cardiaca (tabaquismo, niveles de colesterol, presión arterial), genética y datos de tomografía computarizada para estimar el riesgo de desarrollarla. El seguimiento del estudio fue de hasta 17 años.
Bajo riesgo significa que alguien tiene menos del 7,5% de riesgo de desarrollar una enfermedad cardiaca en los próximos 10 años. Si está por encima del 7,5%, se recomiendan las estatinas.
El uso de datos genéticos no afectó la categoría de riesgo de una persona en función de sus factores de riesgo convencionales (presión arterial y colesterol). Pero solo al considerar la tomografía computarizada, la mitad de los participantes del estudio pasaron al grupo de alto riesgo.
"Los datos de la tomografía computarizada pueden ayudar a identificar a las personas que pueden beneficiarse de medicamentos, como las estatinas, para reducir el riesgo de enfermedad cardiaca", insiste Khan.
En España, según la Sociedad Española de Cardiología, murieron 119.853 personas por causa cardiovascular en 2020, lo que supuso el 24,3% de los fallecimientos totales. Adelantarse a un evento cardiaco es y ha sido una de las primeras motivaciones de los cardiólogos y de la sanidad pública.