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Fascitis plantar veraniega: claves y síntomas de una dolencia que tiene pensado volver
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UNA MALA ELECCIÓN

Fascitis plantar veraniega: claves y síntomas de una dolencia que tiene pensado volver

Un dolor en el talón, más agudo a primera hora y que disminuye a lo largo del día, podría tener su origen en las vacaciones y, más concretamente, en unas chanclas traicioneras

Foto: Foto: iStock.
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Hay quien se pone las chanclas en el mes de junio y no se las quita hasta bien pasado el mes de agosto, o como mínimo, los días que tiene de vacaciones. Una costumbre que nos permite andar fresquitos y (aparentemente) más cómodos pero que, a la larga, puede ser una trampa para nuestros pies. Y es que los largos paseos por la playa calzados con unas veraniegas chanclas de dedo podrían desembocar después de unas semanas en una dolorosa fascitis plantar.

La fascitis plantar es la inflamación de la inserción de la fascia en el hueso del talón

Esta lesión, la cual se estima que sufre alrededor de un 10% de la población, afecta a la fascia de toda la planta del pie, desde debajo de los dedos (la zona metatarsal) hasta su inserción en el calcáneo (el hueso del talón). "Se trata de una banda elástica que es muy importante para el gesto de caminar, ya que ayuda a mantener el arco plantar, y además es como una especie de recuperador de energía en cada paso, gracias a su componente elástico", describe el doctor Víctor Alfaro, director de la Unidad de Podología y Biomecánica de la Marcha de Olympia Quironsalud. Por tanto, concluye: "La fascitis plantar es la inflamación de la inserción de la fascia en el hueso del talón".

Concentración de casos al final del verano

La prevalencia de esta lesión, que puede llegar a ser muy dolorosa, suele aumentar después de la época estival. Esto es así porque unas semanas antes se ha estado fraguando sin darnos cuenta. "La causa de que la mayor parte de fascitis plantar la veamos después del verano es porque, habitualmente, pasamos de llevar un calzado con un poco de altura de talón a estar mucho más tiempo descalzos o con calzado mucho más plano". Y añade: "Esto genera que se aumente mucho la tensión en toda la polea muscular posterior de la pierna. Esa tensión se transmite desde el tendón de Aquiles a la inserción del talón de la fascia plantar facilitando así la aparición de las fascitis plantares".

placeholder El síntoma principal de la fascitis plantar es un dolor agudo en el talón. (iStock)
El síntoma principal de la fascitis plantar es un dolor agudo en el talón. (iStock)

Existe, por tanto, una causa principal de carácter biomecánico, relacionada, bien con la forma del pie, bien con el modo de pisar. "Un pie con más arco de la cuenta (cavo) o un pie más aplanado de lo normal (plano/valgo) hace que se genere en cada paso una mayor tensión en la fascia plantar. Esa tensión se va acumulando y al final genera la inflamación en la inserción de la fascia", explica el experto.

Además, "es más habitual en personas que realizan actividad física, ya que generan mayor tensión en la fascia porque dan un mayor número de pasos y con mayor intensidad".

Una lesión que avisa poco a poco

En general, el síntoma más habitual que suelen describir los pacientes en consulta es un dolor agudo en la cara interna del talón, que es donde se inserta la fascia plantar. "Este dolor suele ser más agudo en los primeros pasos de la mañana, ya que con el reposo de la noche, la fascia se hace más corta y cuando damos los primeros pasos tracciona más contra la inserción", aclara el doctor.

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Además, "lo normal es que, en las primeras fases de la fascitis, el dolor mejore cuando hemos dado algunos pasos y la fascia se estira un poco. Cuando la fascitis evoluciona en el tiempo, el dolor suele ser durante todo el día resultando muy limitante para la actividad física".

Unos indicios que "en ocasiones, pueden conducir a un error en el diagnóstico y confundirse con otras patologías como, por ejemplo, un espolón calcáneo o un atrapamiento del nervio de Baxter", apostilla el experto.

Inteligencia artificial para un tratamiento personalizado

La evolución de la fascitis plantar depende de múltiples factores y, por tanto, el tiempo que tarda en curarse también. De hecho, podemos hablar de una horquilla que va desde un par de semanas, para los más afortunados, hasta de dos o tres meses para obtener una mejoría significativa.

En cualquier caso, en cuanto a su tratamiento, lo habitual es que durante las primeras fases se recomiende tomar un antiinflamatorio y elevar un poco la altura del talón del calzado (o usar una talonera dentro del talón).

El uso de chanclas genera un aumento de la tensión en la fascia plantar que favorece la fascitis

Por otro lado, el doctor destaca la importancia de realizar un estudio biomecánico de la marcha en un centro podológico especializado que cuente con la tecnología suficiente para poder diagnosticar la fascitis con precisión y, sobre todo, para ver si la causa de dicha fascitis es biomecánica. "Si el desencadenante está relacionado con la forma del pie o con el modo de pisar, será necesario realizar una plantilla personalizada que haga que no se genere más tensión de la cuenta en cada paso", señala el experto.

La clave para que sea efectiva es lo que llaman "la doble personalización de la plantilla" y que consiste en que "una vez escaneado el pie en 3D, se realiza un cálculo de elementos finitos en el departamento de ingeniería. Mediante este proceso se personaliza la plantilla a la geometría del pie y a la elasticidad que debe tener para un paciente concreto, ya que depende de multitud de parámetros". Y agrega: "Para este cálculo nos apoyamos en un sistema de inteligencia artificial que recoge el resultado de más de un millón de pacientes tratados hasta la fecha".

placeholder Es muy importante realizar un estudio de la pisada y el pie para tratar la lesión. (iStock)
Es muy importante realizar un estudio de la pisada y el pie para tratar la lesión. (iStock)

En casos puntuales es necesario realizar algunas otras terapias como las infiltraciones y la neuromodulación, pero más del 90% de los casos se resuelven con la plantilla personalizada correcta. Por otro lado, "es muy poco habitual tener que recurrir a la cirugía para poder solucionar una fascitis plantar", asegura.

Si no cambias tu forma de caminar, te volverá a pasar

Cuando la culpa de la fascitis es el modo de pisar (que suele ser en la mayor parte de los casos), "si no lo mejoramos, lo normal es que la fascitis vuelva a aparecer al cabo del tiempo", advierte el podólogo. Y continúa: "En muchas ocasiones, el tratamiento de la fascitis se ha dirigido a tratar los síntomas (el dolor producido por la inflamación aguda). Y ese tratamiento, aunque es necesario, no evitará que se repita la lesión. Si no modificamos la causa (que es la forma de pisar), con toda probabilidad volverá a aparecer".

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Además, es muy importante que una vez que hemos sufrido una fascitis plantar tengamos unos buenos hábitos de estiramientos (no solo de la fascia plantar, sino de toda la polea muscular posterior de la pierna).

Consejos para prevenir la fascitis plantar en verano

En primer lugar, para Alfaro es clave no abusar de caminar descalzos o con calzado plano. A partir de ahí, el experto agrega una serie de recomendaciones para no acabar el verano en la consulta del podólogo:

  • Paseos cortos. En la playa, salvo para quien está entrenado para ello, no recomendamos dar largos paseos, sino breves e intermitentes. Y en caso de querer darlos más largos, hacerlo con unas zapatillas correctas.
  • Las chanclas no son para hacer caminatas. Otra prevención muy importante para el verano es no utilizar las chanclas para caminar. Las chanclas están pensadas para protegernos de hongos o papilomas en espacios como la piscina o la playa, pero no están diseñadas para caminar. Al no tener ninguna sujeción en el talón, en cada paso que damos, los dedos tienen que generar una garra para que no perdamos la chancleta mientras el pie está en el aire. Esto genera un importante aumento de tensión en la fascia plantar que hará que sea mucho más fácil tener una fascitis plantar.
  • Mejor un poquito de tacón. También es muy importante, sobre todo en las mujeres que durante todo el invierno hayan usado algo de altura de tacón de forma habitual, intentar no pasar a usar un calzado de verano que sea totalmente plano. Es mejor ponerse una sandalia que tenga un poquito de altura de talón.

Hay quien se pone las chanclas en el mes de junio y no se las quita hasta bien pasado el mes de agosto, o como mínimo, los días que tiene de vacaciones. Una costumbre que nos permite andar fresquitos y (aparentemente) más cómodos pero que, a la larga, puede ser una trampa para nuestros pies. Y es que los largos paseos por la playa calzados con unas veraniegas chanclas de dedo podrían desembocar después de unas semanas en una dolorosa fascitis plantar.

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