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El problema que genera la endometriosis en las mujeres mucho antes de su diagnóstico
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afecta al 15% de las mujeres

El problema que genera la endometriosis en las mujeres mucho antes de su diagnóstico

Un estudio realizado por investigadores de Finlandia ha demostrado que, antes de que se detecte, esta enfermedad puede comprometer la maternidad de millones de mujeres en todo el mundo

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Según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, aproximadamente entre 2 y 3 millones de mujeres en nuestro país padecen endometriosis. En total, entre el 10 y el 15% de la población femenina mundial sufre esta enfermedad, que se caracteriza por el crecimiento de tejido endometrial (en condiciones normales limitado al útero) en otras partes del cuerpo, especialmente en las trompas de Falopio, en los ovarios, en los ligamentos uterinos, en la vejiga e, incluso, en el intestino.

Sus síntomas principales son muy serios. Por una parte, se caracteriza por un intensísimo dolor que puede provocar que aquellas personas que la padecen no puedan llevar a cabo una vida normal, sobre todo durante la menstruación. Por otro, es la principal causa de infertilidad en el mundo. Su diagnóstico tampoco es sencillo, pues sus síntomas pueden confundirse, sobre todo en casos más leves, con los dolores normales asociados a la regla.

"Los médicos deberían tener en mente, en todo momento, la posibilidad de la presencia de endometriosis"

Ahora, un grupo de científicos liderados por el profesor Oskari Heikinheimo, del Helsinki University Hospital, en la ciudad de Helsinki (Finlandia), han conseguido probar una conclusión más que preocupante: las mujeres a las que posteriormente se les diagnosticó endometriosis, antes de ser descubierta la enfermedad, tenían un ratio de bebés dados a luz con vida la mitad de grande que el de las mujeres que no padecían esta dolorosa enfermedad.

Del mismo modo, las (futuras) pacientes de endometriosis, de media, se quedaron embarazadas mucho más que las mujeres sanas. Además, según los datos obtenidos por los investigadores, estos resultados eran completamente independientes del tipo de endometriosis que sufrían, dando igual que fuera de ovarios, del peritoneo, profunda o de otros tipos.

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Como explica el propio Oskari Heikinheimo, "nuestros hallazgos muestran que los doctores que asisten a mujeres que sufren de menstruaciones dolorosas y dolor pélvico crónico deberían tener en mente, en todo momento, la posibilidad de la presencia de endometriosis, y tratarla en los casos positivos de forma rápida y efectiva. Los médicos deberían discutir con sus pacientes los posibles efectos que esto podría tener sobre su fertilidad. Del mismo modo, deberán tratar el tema de la edad, avisándolas de que el peligro de infertilidad aumenta cuanto más tarde se haga frente a esta dolencia".

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Para llevar a cabo su trabajo científico, los investigadores estudiaron los datos de 18.324 mujeres finlandesas, con edades comprendidas entre los 15 y los 49 años de edad y que hubieran sido sometidas a verificaciones quirúrgicas de endometriosis entre los años 1998 y 2012. Compararon sus resultados con los datos de 35.793 mujeres de edades similares que no habían sido diagnosticadas en ningún momento con la enfermedad.

De media, como reflejan los datos obtenidos por los investigadores, la edad a la que se diagnosticó la enfermedad a las pacientes fueron los 35 años, demasiado tarde.

Como apostilla el profesor, "los posibles efectos de la endometriosis en el número deseado de hijos remarca la importancia de llevar a cabo diagnósticos tempranos, para así poder realizar tratamientos efectivos de forma precoz".

Según datos de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, aproximadamente entre 2 y 3 millones de mujeres en nuestro país padecen endometriosis. En total, entre el 10 y el 15% de la población femenina mundial sufre esta enfermedad, que se caracteriza por el crecimiento de tejido endometrial (en condiciones normales limitado al útero) en otras partes del cuerpo, especialmente en las trompas de Falopio, en los ovarios, en los ligamentos uterinos, en la vejiga e, incluso, en el intestino.

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