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Sarcoma abdominal: el tumor que puede ser como una pelota de baloncesto sin dar síntomas
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Cáncer raro

Sarcoma abdominal: el tumor que puede ser como una pelota de baloncesto sin dar síntomas

Se trata de un tumor muy poco habitual y, además, con frecuencia es asintomático, por lo que pasa inadvertido. La cirugía es el tratamiento que ofrece más posibilidades de curación, pero exige una alta especialización por parte de los cirujanos

Foto: Liposarcoma inflamatorio (Imagen: iStock)
Liposarcoma inflamatorio (Imagen: iStock)

La cifra de personas que pasan a engrosar las filas del cáncer no para de aumentar desde hace años. Solo en España, las estimaciones son que en 2023 habrá cerca de 280.000 nuevos casos, y la mitad se concentran en cinco tipos (colorrectal, pulmón, mama, próstata y vejiga); el resto se reparte en 19 localizaciones definidas y bajo el nombre de "otros" se incluyen otros 18.000 afectados por tumores minoritarios, como se califican a los que padece menos del uno por ciento de la población.

El precio de esa exclusividad es alto: las opciones terapéuticas son mucho más escasas que para los tumores más habituales, debido, sobre todo, a que hay menos investigación sobre su origen, causas, tratamientos, etc. La mejor estrategia para dar la vuelta a esta realidad es visibilizarlos, darlos a conocer. Entre esos cánceres raros están los sarcomas, de los que hoy es su Día Internacional, un nombre que incluye a 150 variedades que se engloban en dos grandes categorías: sarcomas de partes blandas (grasa, músculos, tejido que conecta distintas partes del cuerpo) y sarcomas óseos, que afectan sobre todo a niños y adolescentes.

Foto: Foto: iStock.

Todos son raros, con un pronóstico variable -los de la grasa (liposarcomas) generalmente se curan con cirugía-, pero se ajustan al principio universal de que cuanto más pequeños se detecten, más posibilidades hay de superarlos. Sin embargo, la realidad es más compleja, y en muchas ocasiones el tumor no se manifiesta, creciendo a escondidas hasta que su enorme volumen delata su presencia.

El tumor puede crecer detrás del intestino, infiltrar los grandes vasos sanguíneos y desplazar a otros órganos, como los riñones

Eso es lo que hacen, a menudo, los sarcomas retroperitoneales, que se desarrollan por detrás del intestino y pueden llegar a tener un volumen como el de una pelota de baloncesto, “infiltrando los grandes vasos sanguíneos y desplazando a otros órganos, como los riñones”, explican los doctores del Quénet Torrent Institute (QTI), en Barcelona, centrado en la cirugía oncológica compleja.

¿Cómo se descubren?

Casi la mitad de los sarcomas de partes blandas (el 40%) comienza en el abdomen. “La sensación de aumento de peso, un aumento asimétrico del perímetro abdominal o el sangrado en heces” son signos de alarma para el médico, indica François Quénet, cirujano oncológico del QTI. A pesar de que se pueden presentar a cualquier edad, lo más frecuente es que aparezcan entre los 40 y 60 años, lo que lleva a algunos afectados a pensar que “están engordando por la edad y no por un tumor”.

placeholder Sarcoma retroperitoneal, de origen en el tejido graso (liposarcoma), que ocupa toda la cavidad abdominal, ha desplazado el riñón izquierdo hacia arriba y roza la arteria aorta. (Foto cedida por el QTI)
Sarcoma retroperitoneal, de origen en el tejido graso (liposarcoma), que ocupa toda la cavidad abdominal, ha desplazado el riñón izquierdo hacia arriba y roza la arteria aorta. (Foto cedida por el QTI)

Y aunque las alarmas se disparen, el diagnóstico tampoco es sencillo y se establece a través de biopsias ejecutadas por radiólogos y anatomopatólogos especializados en sarcomas. “Necesitamos un diagnóstico preciso para elaborar una estrategia terapéutica personalizada, ya que esta es la llave del éxito de la cirugía”, enfatiza el experto.

¿Cuál es el tratamiento?

Siempre que se pueda llevar a cabo, hay que operar, porque “es el único tratamiento curativo, puesto que todavía no se han desarrollado terapias dirigidas contra estos tumores y no ha habido una gran evolución de otros tratamientos oncológicos, como la quimioterapia”.

Foto: Paulo Peregrino muestra su evolución en un solo mes. (EFE/Isaac Fontana)

Esta limitación terapéutica obliga a programar milimétricamente la intervención, porque de ella depende, en muchos casos, la vida del paciente. Y no se trata de extirpar el tumor únicamente, en algunos que infiltran grandes vasos sanguíneos también hay que remplazarlos por prótesis de poliéster, una técnica en la que François Quénet tiene una amplia experiencia, como expone un estudio publicado en Journal of Vascular Surgery .

¿En qué consiste la operación?

Para extirpar sarcomas retroperitoneales, el equipo del centro catalán realiza cirugía compartimental, que consiste en abrir el abdomen para extraer todo el tumor, envuelto en el tejido normal sano que lo rodea, junto con otros órganos del compartimento que ocupa. Es una operación casi a ciegas y sin tocar directamente el tumor por el alto riesgo de que se pueda diseminar por la cavidad abdominal. ¿Cómo saben los cirujanos donde está el tumor? “Por los estudios de imagen previos a la cirugía”, despeja Quénet.

placeholder Un equipo de cirujanos del QTI operando a un paciente.
Un equipo de cirujanos del QTI operando a un paciente.

Si el tumor es muy agresivo, quizá haya que extraer el riñón, el bazo o parte del colon. Como destaca el cirujano oncológico Juan José Torrent, cofundador del QTI, “el primer objetivo es proteger al paciente de la recidiva y el segundo objetivo es protegerlo de una intervención demasiado importante para que no pierda muchos órganos, de manera que tenga una buena calidad de vida. Buscamos el equilibrio entre ambos objetivos, que son contrarios”.

¿Qué hay después de la cirugía?

Al salir del quirófano, el paciente permanece en la UCI uno o dos días e ingresado en el hospital durante una semana. Ya en su domicilio, Torrent hace hincapié en que “los pacientes a los que se les ha extraído el riñón beban agua con mucha frecuencia para estar bien hidratados, especialmente en los meses de verano, y así poder preservar una buena función renal”.

Después de operar, algunos sarcomas requieren terapia adyuvante con quimioterapia o radioterapia, pero la tasa de respuesta es baja

Los cirujanos aseguran que la calidad de vida de los pacientes es, generalmente, muy buena. Pero no ocultan la posibilidad de recaída del tumor, “sobre todo en los más agresivos”, un riesgo que se reduce con una buena técnica quirúrgica.

En cuanto a tratamientos complementarios, en algunos sarcomas se administra radioterapia o quimioterapia, aunque “la tasa de respuesta es baja”. Por esto, “la cirugía es el tratamiento principal”.

Factores de riesgo

Los médicos rechazan que el estilo de vida o la obesidad aumenten el riesgo de padecer un tumor de este tipo. “Son tumores en los que todavía no hemos descubierto factores de riesgo, a excepción de algunos síndromes genéticos hereditarios, donde pueden estar asociados a alguno de estos sarcomas”, concluyen.

La cifra de personas que pasan a engrosar las filas del cáncer no para de aumentar desde hace años. Solo en España, las estimaciones son que en 2023 habrá cerca de 280.000 nuevos casos, y la mitad se concentran en cinco tipos (colorrectal, pulmón, mama, próstata y vejiga); el resto se reparte en 19 localizaciones definidas y bajo el nombre de "otros" se incluyen otros 18.000 afectados por tumores minoritarios, como se califican a los que padece menos del uno por ciento de la población.

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