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¿Es mejor ducharse con agua caliente o fría en verano? La ciencia responde
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Efectos diferentes

¿Es mejor ducharse con agua caliente o fría en verano? La ciencia responde

Las altas temperaturas son el argumento más convincente para ponernos bajo el chorro de agua fría, pero algunos opinan que calor con calor se aplaca. ¿Qué debemos hacer?

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Las comparaciones son odiosas, aunque también pueden ser divertidas. Hay duelos clásicos, como el de la tortilla de patata con o sin cebolla, el de gazpacho vs. salmorejo o el de melón contra sandía, que suelen terminar en un empate técnico. Hay muchos más ejemplos, también con fieles seguidores en cada bando. Es el caso de la temperatura de la ducha, y parece obvio que fría sea para el verano y caliente para invierno; sin embargo, hay quien no se pone debajo de agua que esté a menos de 38 °C ni en plena ola de calor, como tampoco quien renuncie a una ducha fría aunque el termómetro de la calle esté a bajo cero.

Foto: Ducha diaria, ¿sí o no? Esto lo que dice la OMS (Fuente: iStock)

¿Qué efectos produce en el cuerpo la temperatura del agua? El tema no es menor, como prueban diferentes estudios.

Ventajas del agua fría

Ducharse con el agua por debajo de los 30 grados tiene importantes beneficios.

Ayuda a despertarse: el chorro frío provoca un pequeño shock -primero causa una vasodilatación superficial para mantener la temperatura corporal y después, una vasoconstricción- que aumenta el consumo de oxígeno, la frecuencia cardiaca y el estado de alerta.

Calma el picor de la piel: la Academia Española de Dermatología (AEDV) explica que “la aplicación externa de agua fría o compresas húmedas produce un efecto calmante inmediato del picor y disminuye la inflamación de la piel”, también señala su utilidad en quemaduras, urticarias, picaduras de insecto y eccemas. Además, el agua fría reduce la rojez.

placeholder El agua fría calma el picor. (iStock)
El agua fría calma el picor. (iStock)

Mejora la circulación de la sangre: el frío provoca una vasoconstricción que hace que la sangre de los tejidos más profundos circule a mayor velocidad para mantener la temperatura corporal. La ducha fría puede ayudar a prevenir enfermedades cardiovasculares.

Reduce las agujetas después de entrenamientos intensos: se atribuye al agua frío propiedades regenerativas y relajantes del músculo después de un duro entrenamiento. Un estudio en The Journal of Physiology encuentra que la ducha fría puede ser útil en “entornos de competición, en particular aquellos que requieren un cambio breve (como situaciones de torneos, encuentros atléticos y recorridos ciclistas)” o con altas temperaturas ambientales.

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Promueve la pérdida de peso: la explicación está en que el frío activa la grasa parda para generar calor. En la zona del cuello y los hombros hay suficientes células de grasa parda y este es el argumento que esgrimen los defensores de la ducha fría para adelgazar.

Aporta brillo a la piel y el pelo: el motivo es, según los defensores de esta idea, que el agua fría contrae el flujo sanguíneo, lo que cierra y fortalece las cutículas del pelo. Asimismo, protege la barrera grasa natural de la piel y evita que se reseque.

Un estudio holandés concluye que hay casi un tercio menos de bajas laborales entre quienes se duchan con agua fría

Reduce el riesgo de baja laboral: un estudio holandés publicado en PLOS ONE ha encontrado que hay un 29% menos de bajas laborales por enfermedad autoinformada entre quienes tienen la costumbre de ducharse con agua fría. Si a esto se suma hacer actividad física, la reducción llega hasta el 54%. Los participantes en este trabajo reportan mayores niveles de energía al ducharse con agua fría

Desventajas de la ducha fría

No es una buena idea para los frioleros, ya que la temperatura más baja no va a ayudar a calentarles de ninguna manera. De hecho, podría enfriarles aún más y aumentar el tiempo que tardará su cuerpo en volver a entrar en calor. De hecho, en el estudio de PLOS ONE, un 13% de los participantes se quejó de frío persistente en los pies y las manos.

Tampoco es aconsejable ducharse con agua cuando se está enfermo, ya que las bajas temperaturas pueden afectar al sistema inmunitario debilitado.

Ducha caliente

Los partidarios destacarán sobre todo el bienestar que experimentan al sentir el agua caliente correr por su cuerpo.

Ayuda a la relajación muscular: alivian la tensión corporal y calman la fatiga muscular. Una ducha caliente antes de dormir favorece un buen descanso.

Foto: Planta de glicinia colgada en un jardín. (iStock)

Alivia los síntomas del resfriado: el vapor que se desprende en una ducha de agua caliente es un remedio natural para reducir los síntomas del resfriado y la tos. El calor del agua y el vapor contribuyen a abrir las vías respiratorias, fluidificar las flemas y despejar las fosas nasales.

Mejora la limpieza de la piel: el agua caliente abre los poros y ayuda a eliminar grasa y otras impurezas cutáneas.

La cara B de las duchas de agua caliente es, sobre todo, que reseca la piel y provoca picor y rojeces.

La mejor opción

No hace falta ser un genio para deducir que el agua tibia es lo idóneo, para soportar la temperatura del agua y después hidratar la piel después del baño.

La ducha de contrastes, un minuto en agua helada y otro en agua muy caliente, repetido cinco veces, es lo más aconsejable

Sin embargo, lo mejor realmente son las duchas de contrastes, que consisten en poner el agua lo más fría posible y permanecer bajo el chorro durante un minuto. Después, se cambia el agua a tan caliente como sea posible durante un minuto más. Alternar un minuto de agua fría y otro de agua caliente durante tres a cinco ciclos.

Los beneficios para la salud se deben a que el agua fría contrae los vasos sanguíneos, de forma que toda la sangre irá al centro del cuerpo. El agua caliente abrirá los vasos sanguíneos y toda la sangre volverá a salir a toda prisa, bombeando la sangre completamente a través de los músculos y órganos, y es ideal para ayudar a la regeneración y desintoxicación.

Las comparaciones son odiosas, aunque también pueden ser divertidas. Hay duelos clásicos, como el de la tortilla de patata con o sin cebolla, el de gazpacho vs. salmorejo o el de melón contra sandía, que suelen terminar en un empate técnico. Hay muchos más ejemplos, también con fieles seguidores en cada bando. Es el caso de la temperatura de la ducha, y parece obvio que fría sea para el verano y caliente para invierno; sin embargo, hay quien no se pone debajo de agua que esté a menos de 38 °C ni en plena ola de calor, como tampoco quien renuncie a una ducha fría aunque el termómetro de la calle esté a bajo cero.

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