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La enfermedad que más mata no duele: síntomas y tratamiento de la arteriosclerosis
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Problemas cardiovasculares

La enfermedad que más mata no duele: síntomas y tratamiento de la arteriosclerosis

Aunque es muy conocida entre la población por su relación con el colesterol, realmente es una enfermedad crónica potencialmente grave. Carlos Guijarro, presidente de la Sociedad de Arteriosclerosis, explica los riesgos y los nuevos fármacos

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Mantener a raya las cifras de grasas en la sangre es una prioridad para los médicos porque de ellas depende, en buena medida, la salud cardiovascular. Niveles altos de colesterol y triglicéridos sostenidos es jugar a la ruleta rusa de sufrir un infarto de miocardio o cerebral, con consecuencias gravísimas (si no mortales). Aunque están disponibles diferentes tipos de medicamentos para el control de los lípidos sanguíneos, no es inusual que un mismo paciente tenga que cambiar de tratamiento dependiendo de si consigue el objetivo (reducir las cifras de colesterol, por ejemplo) o de los efectos secundarios que provoque.

Se ha aprobado la financiación de un fármaco que reduce las complicaciones en pacientes con colesterol controlado pero triglicéridos elevados

Las opciones farmacológicas se han ampliado esta misma semana, a raíz de la aprobación por parte de la Comisión Interministerial de Precios de Medicamentos de la financiación de icosapento de etilo, un fármaco que “reduce las complicaciones cardiovasculares en pacientes con colesterol razonablemente controlado pero con triglicéridos elevados”, desvela a El Confidencial el doctor Carlos Guijarro, presidente de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA). “Es el único ácido graso omega-3 que a dosis elevadas ha presentado efectos protectores cardiovasculares”, añade.

Otro candidato a incorporarse al arsenal terapéutico es el ácido bempedoico, que “en un ensayo clínico demostró en pacientes intolerantes a estatinas que reduce el colesterol un 20% y las complicaciones cardiovasculares”, prosigue el también internista en el Hospital Fundación de Alcorcón.

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La llegada de estas moléculas es importante de cara a prevenir la ateroesclerosis, una enfermedad crónica, progresiva, que afecta a todo el organismo y que causa cada año más de 124.000 muertes, según un artículo publicado en la Revista Española de Cardiología, un dato que confirma el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su informe de causas de defunción en 2021-2022.

Aunque arteriosclerosis, aterosclerosis, colesterol, triglicéridos y otros lípidos son palabras conocidas por buena parte de los ciudadanos, hay pocas personas (no especializadas) que sepan realmente qué son y cuál es su impacto en la salud. Para despejar incógnitas, hemos preguntado al doctor Guijarro.

Aterosclerosis y arteriosclerosis, ¿son la misma cosa?

“La esclerosis es el proceso de envejecimiento y rigidez de las arterias condicionado fundamentalmente por la edad, y las placas de ateroma son los engrosamientos de la parte interna de la pared arterial producidos por acúmulo de colesterol y otro tipo de células de tipo inflamatorio”, describe el internista.

“Ambos procesos transcurren en paralelo: es decir, la ateromatosis se superpone a la arteriosclerosis, por lo que el término más correcto sería aterosclerosis, aunque dada la proximidad de los términos, en el uso común se emplean indistintamente”.

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Foto: iStock.

Sin embargo, existe una diferencia relevante, que es que para la esclerosis los médicos “tenemos una capacidad limitada de acción, mientras que nuestra capacidad de detener la progresión e incluso hacer regresar la placa de ateroma ha sido demostrada”.

Un último término que apunta el presidente de la SEA, y que prácticamente queda limitado al ámbito clínico, es el de aterotrombosis, que se refiere a cuando una arteria se obstruye por la formación de un coágulo sobre la placa de ateroma que se ha roto.

¿Cuándo empieza a formarse la aterosclerosis?

La aterosclerosis se desarrolla durante décadas, y eso se ha comprobado en autopsias de jóvenes. "A partir de la segunda década de la vida (antes en las hipercolesterolemias familiares severas) se desarrolla la denominada estría grasa (acúmulo de colesterol) que es la base de una placa fibrosa. El acúmulo de células inflamatorias produce una degradación de la capa fibrosa y da lugar a la placa vulnerable. Finalmente, la rotura de la placa conduce a la placa complicada, con un trombo que la arteria interrumpe el riesgo sanguíneo y se produce el infarto isquémico si la oclusión es suficientemente prolongada".

¿Cómo influye el estilo de vida?

En el estilo de vida occidental confluyen diversos factores de riesgo: sedentarismo, tabaquismo, obesidad, diabetes y resistencia a la insulina, todos ellos favorecedores del desarrollo de arteriosclerosis. “La tendencia al aumento de la obesidad ya detectada en la infancia y la diabetes a lo largo de todo el mundo indican un riesgo de desarrollo acelerado de arteriosclerosis en las próximas décadas”, augura Guijarro, que también apunta al impacto del aumento de la esperanza de vida sobre la incidencia de arteriosclerosis.

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¿Cuáles son los factores de riesgo?

Los principales factores de riesgo son bien conocidos: edad, sexo masculino, tabaco, sedentarismo, obesidad, diabetes e hipercolesterolemia. “A estos se añaden la presencia de procesos inflamatorios crónicos, presentes en enfermedades como la artritis reumatoide, la infección VIH o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que no están incluidos en las escalas de riesgo habitualmente empleadas”.

La aterosclerosis se desarrolla durante décadas de modo asintomático y la complicación puede transcurrir en segundos

¿Cuáles son los síntomas de arteriosclerosis?

“El hombre (y la mujer) vive con aterosclerosis y fallece de trombosis' es un adagio no del todo exacto, pero que traduce bien el proceso: la aterosclerosis se desarrolla durante décadas de modo asintomático y la complicación puede transcurrir en segundos”, describe el internista. De hecho, cerca de un 30% de las personas que sufren un infarto de miocardio fallecen de modo súbito sin poder acudir a un hospital. Son personas aparentemente sanas que han convivido con la enfermedad”.

¿Se puede revertir la arteriosclerosis?

Guijarro es contundente en este punto: “Los estudios que han podido llevar a cabo bajadas muy importantes del colesterol (con el colesterol malo -LDL- claramente por debajo de 70 mg/dl) han sido capaces de demostrar reducción del tamaño de las placas de ateroma, mejorar su componente fibroso y reducir su componente inflamatorio”. Y lo que es más interesante: cuanto más bajo esté el colesterol, mejor. “Por este motivo, las guías de tratamiento son cada vez más ambiciosas, en especial en los pacientes en los que están afectados el corazón, el cerebro y las piernas, o en los que a pesar de tratatamiento correcto se repiten las complicaciones”.

placeholder Hay personas aparentemente sanas que mueren de un infarto de forma repentina. (iStock)
Hay personas aparentemente sanas que mueren de un infarto de forma repentina. (iStock)

¿Existen desatascadores de arterias?

Hay varias opciones y dependiendo de diferentes fases:

  • Fase aguda: con un trombo en una placa de ateroma se emplean desatascadores mecánicos, que retiran el coágulo y colocan un muelle (stent) que mantiene el calibre de la arteria, desarrollados sobre todo para arterias coronarias, pero también para arterias que riegan el cerebro. Otros desatascadores son los fibrinolíticos, que ayudan a disolver el coágulo al ser inyectados en los vasos. Estos son tratamientos de urgencia que se administran lo antes posible en los primeros minutos (máximo unas horas) tras un infarto o un ictus.
  • A largo plazo: antiplaquetarios (aspirina y derivados, tratamiento universal en prevención de repetición de infartos o ictus) y anticoagulantes en general, incluidos los nuevos anticoagulantes de acción directa y los clásicos como el acenocumarol (Sintrom ®).
  • Desatascadores a largo plazo que evitan la formacion de las placas de ateroma fundamentalmente impidiendo la acumulación de colesterol.

Estatinas: más beneficios que riesgos

Guijarro insiste en los beneficios que ofrece el tratamiento con estatinas y subraya que "en los últimos 40 años, el uso de las estatinas en millones de personas durante décadas ha demostrado consistentemente un beneficio clínico indudable. Se estima que la reducción de la mortalidad cardiovascular en países desarrollados se debe en mayor cuantía al control del colesterol por el uso de estatinas que a técnicas como angioplastia y stent (muy útiles también para casos individuales, pero con menor repercusión en la población global)".

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¿Qué traerá el futuro?

"Se están abriendo perspectivas muy interesantes para el control de las alteraciones lipídicas, en particular con el uso de siRNAs (pequeños ARN que han sido la clave del éxito de las principales vacunas frente a covid-19)", avanza el internista. "Ahora se nos abre una nueva vía: inyecciones semestrales (2 veces al año) de inclisiran (un ARN de interferencia) que reducen un 50% el colesterol circulante".

Este último fármaco ya está disponible en diversos países europeos, "aunque todavía no ha concluido los estudios cruciales que demuestren que la mejora del colesterol se traduce en reducción de infartos e ictus, como es razonable esperar".

Mantener a raya las cifras de grasas en la sangre es una prioridad para los médicos porque de ellas depende, en buena medida, la salud cardiovascular. Niveles altos de colesterol y triglicéridos sostenidos es jugar a la ruleta rusa de sufrir un infarto de miocardio o cerebral, con consecuencias gravísimas (si no mortales). Aunque están disponibles diferentes tipos de medicamentos para el control de los lípidos sanguíneos, no es inusual que un mismo paciente tenga que cambiar de tratamiento dependiendo de si consigue el objetivo (reducir las cifras de colesterol, por ejemplo) o de los efectos secundarios que provoque.

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