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Esa máquina que te ha hecho una prueba es nuclear y te lo ocultan (pero no pasa nada)
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Esa máquina que te ha hecho una prueba es nuclear y te lo ocultan (pero no pasa nada)

Hay una rama de la medicina que utiliza pequeñas cantidades de material radioactivo para diagnosticar, evaluar y tratar varias enfermedades, pero no, no tiene ningún riesgo como los de Chernóbil, Fukushima o Hiroshima

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Si te han realizado un PET, TAC o una resonancia magnética, probablemente no lo sepas, pero son máquinas que emplean técnicas nucleares. Por la concepción catastrofista que hay en el ideario común de este adjetivo, se suele evitar mencionar así tanto a estas pruebas para diagnóstico por imagen –que emplean radiación– como a algunas terapias para atacar enfermedades –como la radioterapia con fotones, electrones y protones–. Pero lo cierto es que, sí, son métodos de diagnóstico o tratamiento nucleares, y eso no debe preocuparte.

Aunque compartan la misma denominación, ninguna de estas pruebas usa lo que entendemos por energía nuclear. Pero por la mala prensa debido a las catástrofes de Chernóbil, Fukushima, Nagasaki o Hiroshima, se oculta esta denominación. Por ejemplo, la realmente nombrada resonancia magnética nuclear (la única prueba de este tipo que lleva el adjetivo) “no se suele llamar por su nombre completo, sino solo resonancia magnética, porque si dices nuclear, la gente ya piensa en que se va a morir, que la van a irradiar y que le van a salir dos cabezas”, explica a El Confidencial Víctor Valladolid Onecha, físico nuclear e investigador de la Universidad Complutense de Madrid.

placeholder Resonancia magnética nuclear. (iStock)
Resonancia magnética nuclear. (iStock)

Estas pruebas forman parte de la llamada medicina nuclear, una rama que utiliza haces de partícula ionizantes, pequeñas cantidades de material radioactivo combinado con una molécula transportadora o rayos X para diagnosticar, evaluar y tratar varias enfermedades –que van desde cáncer, enfermedades del corazón, gastrointestinales, endocrinas o neurológicas–. La medicina nuclear determina cómo está funcionando el cuerpo a nivel celular y puede encontrar enfermedades en sus etapas tempranas, aplicar un tratamiento a células específicas y monitorear la respuesta a un tratamiento. Y los físicos especializados en esta materia son los encargados de la instrumentación de imágenes y la dosimetría de la radiación. Una combinación de técnica y profesionales que hace que en ningún momento se corra ni un mínimo riesgo para la salud del paciente.

¿Qué tienen en común las centrales y esta medicina?

En realidad, la coletilla nuclear en todos los ámbitos hace referencia al “núcleo del átomo y las partículas que lo componen”, señala el futuro doctor Valladolid. Y en el caso de la física nuclear empleada para este tipo de medicina, es la física del comportamiento del núcleo de los átomos y las partículas que lo componen del cuerpo.

La energía nuclear es lo que se conoce como la extracción de cantidades enormes de energía a partir de la fisión y fusión de núcleos, siendo el principio básico de la generación de energía nuclear y las bombas atómicas. Ahora bien, en la física médica usamos la misma rama, en este caso se llama física nuclear y atómica, pero con un enfoque totalmente diferente. Empleamos cantidades muy pequeñas de radiación y energía para obtener información del paciente o tratar tumores. Pero en ningún momento aparecen las reacciones típicas de centrales nucleares, que son las que generan radiaciones realmente peligrosas y que son las que dan esa connotación negativa a la reacción nuclear”, detalla Valladolid, que ha estado investigando en la Universidad de Harvard sobre esta materia.

Cómo afecta la radiación de las pruebas de diagnóstico

En el caso de la resonancia magnética nuclear, la dosis de radiación no tiene ningún efecto en el paciente. “Esta prueba simplemente se hace con ondas electromagnéticas de radio, que son las que usan los microondas y no tienen efectos para la salud; y también se usan campos magnéticos. La suma de los dos permite hacer una imagen, que no tiene ningún efecto en el paciente. Si tú te haces una resonancia nuclear, sales igual que has entrado, sin ningún tipo de radiación ni nada por el estilo”, asegura el investigador de la Complutense.

placeholder TAC. (iStock)
TAC. (iStock)

En cuanto a las pruebas PET y TAC, que funcionan de manera similar, sí que existe radiación. Simplificando en el caso del TAC, “básicamente lo que hacen es irradiar con rayos X en varias direcciones, similar a una radiografía, y la interacción de estos rayos X con el tejido nos permite establecer la imagen. Pero la cantidad de dosis que se usa para hacer eso es ridícula. Y una persona para conseguir superar el límite de dosis tendría que someterse a decenas de sesiones”.

Las dosis de radiación que puede recibir cada paciente en las pruebas de imagen están meticulosamente estipuladas por un organismo internacional para que no pueda ocurrir ningún efecto secundario, ni, por supuesto, poner en riesgo la vida del paciente. Estos límites están específicamente controlados para cada paciente con el principio máximo de precaución de cuanto menos mejor.

Si te han realizado un PET, TAC o una resonancia magnética, probablemente no lo sepas, pero son máquinas que emplean técnicas nucleares. Por la concepción catastrofista que hay en el ideario común de este adjetivo, se suele evitar mencionar así tanto a estas pruebas para diagnóstico por imagen –que emplean radiación– como a algunas terapias para atacar enfermedades –como la radioterapia con fotones, electrones y protones–. Pero lo cierto es que, sí, son métodos de diagnóstico o tratamiento nucleares, y eso no debe preocuparte.

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