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El síndrome de la clase turista o cómo evitar un problema de salud grave por un viaje largo
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El síndrome de la clase turista o cómo evitar un problema de salud grave por un viaje largo

La primera vez que se tuvo registro de este tipo de dolencia fue en 1954, y corresponde a un pasajero que había realizado un vuelo de 14 horas entre Venezuela y Boston

Foto: A partir de las cinco horas de vuelo aumenta el riesgo de trombosis. (iStock)
A partir de las cinco horas de vuelo aumenta el riesgo de trombosis. (iStock)

A pesar de que no es una patología frecuente, lo cierto es que el síndrome de la clase turista puede tener graves efectos para la salud. Se estima que entre 1 y 2,5 pasajeros de avión de cada 10.000 sufrirán este problema, cuyo término médico se conoce como trombosis venosa profunda (TVP), y que consiste básicamente en la formación de un coágulo sanguíneo o trombo en una vena, con el riesgo de acabar en una embolia pulmonar (tromboembolismo pulmonar). Un evento que si bien es muy excepcional, su gravedad, en ocasiones, puede ser extrema.

Se ha calculado que el riesgo aumenta un 26% por cada incremento de 2 horas volando

La primera vez que se tiene registro de este tipo de trombosis es en 1954, y corresponde a un pasajero que había realizado un vuelo de 14 horas entre Venezuela y Boston. Ahora bien, el nombre en cuestión no se acuñó hasta 1977, y con él se trató de reflejar cómo las estrecheces de los aviones dificultan la circulación sanguínea de sus usuarios y favorecen la formación de trombos en las venas, con el consiguiente riesgo para la salud. Y es que, al estar sentado más de cinco horas, se comprime la circulación, tanto en la zona inguinal como en la rodilla, dando lugar a un flujo venoso enlentecido en las pantorrillas.

El riesgo aumenta cada dos horas de vuelo

Las condiciones presentes en un trayecto en avión que favorecen el desarrollo de un episodio de trombosis venosa profunda, tal y como recoge la Fundación Española del Corazón son: inmovilización prolongada (como mínimo 4 o 5 horas), la falta de oxígeno a baja presión, la relativa baja humedad de la cabina y la falta de hidratación.

placeholder La inmovilidad prolongada es una de las principales causas del síndrome de la clase turista. (iStock)
La inmovilidad prolongada es una de las principales causas del síndrome de la clase turista. (iStock)

Ahora bien, ese escenario afecta de un modo más serio a ciertos colectivos de personas cuya condición o circunstancias les predisponen a la formación de los trombos. Se trata de individuos con obesidad o personas que están tomando fármacos anticonceptivos, terapia hormonal o fumadores. Asimismo, la Fundación Española del Corazón considera como factores de riesgo haber sido objeto de una cirugía reciente, estar embarazada, padecer cáncer o ciertos defectos genéticos asociados.

Foto: Foto: Unsplash/@rozetsky.

Todos estos condicionantes que propician el riesgo de enfermedad tromboembólica venosa (ETEV) están estrechamente vinculados a la duración del vuelo. Tanto es así que se ha calculado que ese riesgo aumenta un 26% por cada incremento de 2 horas volando.

Síntomas inmediatos y a posteriori

Una de las peculiaridades del síndrome de la clase turista es que sus síntomas pueden aparecer durante el viaje, poco tiempo después o, por extraño que parezca, también pueden aflorar semanas más tarde.

En cualquier caso, la hinchazón, entumecimiento y dolor en las piernas son su seña de identidad, aunque los siguientes también son habituales:

  • Rojez o coloración azulada de la zona.
  • Aumento de la temperatura de la piel.
  • Las venas de la superficie de la piel pueden verse más dilatadas.
  • Dificultad para caminar.

En personas sanas, para prevenir bastaría con dar paseos y hacer ejercicios de movilidad

Por otro lado, en el caso del embolismo pulmonar, los indicios son:

  • Sensación de falta de aire.
  • Aumento de la frecuencia respiratoria.
  • Dolor torácico.
  • Malestar general.

Pequeños paseos y medias de compresión deberían bastar

Hay que distinguir entre las personas de alto riesgo y aquellas que están fuera de este colectivo. Entre las primeras, estamos hablando de pacientes con una historia previa de trombosis o problemas coronarios. En esos casos, según la Clínica Universidad de Navarra, es posible la prevención mediante la administración de heparina. Por otro lado, si se trata de adultos sanos, la Fundación Española del Corazón recomienda realizar pequeños paseos y hacer ejercicios de movilidad de las piernas. Es conveniente realizar movimientos de flexoextensión de los pies cada dos horas, durante cinco o diez minutos. Además, destacan tres medidas complementarias que deberían ser suficientes para evitar la formación de trombos:

placeholder Los síntomas pueden aparecer al poco tiempo o semanas más tarde. (iStock)
Los síntomas pueden aparecer al poco tiempo o semanas más tarde. (iStock)

En primer lugar, se recomienda beber unos 200 ml cada hora para compensar las condiciones de baja humedad de la cabina. Hay que tener en cuenta que la deshidratación produce una mayor viscosidad sanguínea. Por otro lado, es importante no buscar la hidratación mediante la ingesta de alcohol, ya que las bebidas alcohólicas favorecen todo lo contrario, la deshidratación.

La otra medida a tener en cuenta es el uso de medias de compresión. Algo que se ha comprobado que parece ser muy útil, ya que la presión es mayor a la altura de los tobillos, favoreciendo la circulación en las piernas.

Foto:

Existen varios estudios que han demostrado que las medias de compresión reducen de una forma significativa el desarrollo de la enfermedad tromboembólica venosa (llegando a desarrollar trombosis en solo una décima parte, en comparación con quienes no usaban dichas medias) y, en general, tienen una buena tolerancia.

Por último, se ha planteado el tratamiento con aspirina a dosis bajas. Algo que solo es aconsejable en pacientes muy seleccionados por expertos que pertenezcan a la categoría de alto riesgo.

A pesar de que no es una patología frecuente, lo cierto es que el síndrome de la clase turista puede tener graves efectos para la salud. Se estima que entre 1 y 2,5 pasajeros de avión de cada 10.000 sufrirán este problema, cuyo término médico se conoce como trombosis venosa profunda (TVP), y que consiste básicamente en la formación de un coágulo sanguíneo o trombo en una vena, con el riesgo de acabar en una embolia pulmonar (tromboembolismo pulmonar). Un evento que si bien es muy excepcional, su gravedad, en ocasiones, puede ser extrema.

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