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Toda la verdad sobre las gafas con filtro de luz azul: ¿realmente sirven para algo?
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¿Un reclamo publicitario?

Toda la verdad sobre las gafas con filtro de luz azul: ¿realmente sirven para algo?

Un nuevo análisis, que ha revisado 17 estudios al respecto, cuestiona los beneficios en la salud ocular que la publicidad lleva años sosteniendo sobre este tipo de cristal

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En los últimos años, el filtro de luz azul se ha vuelto un imprescindible en todas las gafas graduadas nuevas que salen de las ópticas (con su correspondiente aumento de precio, por supuesto). Pero no solo las personas que tienen dificultades para ver se han sumado a esta moda entre promesas de proteger los ojos de la fatiga ocular causada por las pantallas o una mejora en la calidad del sueño. Cientos de personas –o incluso la que lee estas líneas– se han comprado una montura con cristales sin graduar con este filtro, por precios que van desde los 15 a los 300 euros (dependiendo de la marca). Pero más allá del coste y las promesas de cuidado ocular, parece que, en realidad, el mayor efecto que tienen las lentes con filtro de luz azul es el de ser un reclamo comercial.

Un nuevo estudio, publicado en la revista Cochrane Database of Systematic Reviews, ha llegado a la conclusión de que no influyen en la fatiga ocular causada por el uso del ordenador ni en la calidad del sueño. El análisis, resultado de la revisión de 17 ensayos controlados aleatorios de seis países, no ha encontrado pruebas de que puedan tener estos efectos positivos en la vista. Tampoco de que las gafas con filtro de luz azul protejan contra el daño a la retina, el tejido sensible a la luz situado en la parte posterior del ojo.

La autora principal del estudio, Laura Downie, señala que el uso de este tipo de cristal no presenta ninguno de esos beneficios a corto plazo, en comparación con las gafas convencionales. "No está claro en la actualidad si estas lentes afectan a la calidad de la visión o a los resultados relacionados con el sueño, y no se han podido extraer conclusiones sobre los posibles efectos en la salud de la retina a largo plazo", señala la también profesora asociada de Optometría y Ciencias de la Visión en la Universidad de Melbourne (Australia). "La gente debería tener en cuenta estos hallazgos a la hora de decidir si compra estas gafas", apostilla.

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La nueva investigación, la más completa hasta el momento, deja entrever que en realidad las afirmaciones de que ayuda a la vista o el sueño son solo un reclamo comercial. De hecho, en 2017 la óptica inglesa Boots tuvo que pagar una multa de 40.000 libras, tras hacer alegaciones “engañosas y sin fundamento” sobre el tema. Y en nuestras fronteras –aunque se pueda ver publicidad al respecto–, en el mismo año la Sociedad Española de Oftalmología se posicionó en contra de los filtros azules para pantallas de visualización.

Si bien esta investigación no ha encontrado en los estudios revisados beneficios directos de estos filtros, la jefa de Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, Margarita Cabanás, aclara a El Confidencial que “para afirmar rotundamente que no puedan tenerlos en ninguna circunstancia se requerirían nuevos estudios con más tiempo de seguimiento y mayor población”. Una limitación que también reconocen los autores del análisis.

¿Tienen efectos secundarios estas gafas?

La investigación no ha hallado efectos secundarios graves derivados del uso de gafas con filtro de luz azul. Y los que encontró fueron leves como incomodidad al llevar las gafas, dolores de cabeza y mal humor, derivados del hecho en sí de usar anteojos.

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Como resume la oftalmóloga, “los efectos adversos hallados en la revisión fueron en relación con el uso de gafas en general: incomodidades, cefaleas o molestias inespecíficas. En cualquier caso, leves”.

Y si tengo unas, ¿qué hago?

Probablemente más de un lector haya llegado hasta estas líneas con un filtro de luz azul entre la pantalla y sus ojos, cuestionándose qué debe hacer con sus gafas. ¡Que no cunda el pánico! Canabás trasmite “tranquilidad” ante esta circunstancia.

“Nada indica hasta el momento que puedan ser perjudiciales. Si el usuario se encuentra más cómodo con estas gafas, no creo que tengan que dejarlas. Otra cosa es que esté demostrado un beneficio concreto en la literatura científica. Pero tampoco lo está lo contrario. Por tanto, el factor subjetivo de confort o mejoría se puede tener en cuenta individualmente”, explica.

Las auténticas recomendaciones ante las pantallas

Más allá de si se usa este tipo de cristal para proteger la vista de las pantallas o no, en general, la oftalmóloga da los siguientes consejos para cuidar nuestros ojos ante móviles u ordenadores:

  • Mantener una distancia y postura adecuada.
  • Trabajar en un ambiente con buena luz, humedad y ventilación.
  • Hacer paradas frecuentes, recordamos la regla 20/20 (mirar a larga distancia cada 20 minutos aproximadamente).
  • Hacer uso de lágrimas artificiales con la frecuencia necesaria para evitar las molestias relacionadas con el ojo seco.
  • Lo más importante: consultar con su oftalmólogo para que estudie su caso y poder recibir recomendaciones específicas individualmente.

En los últimos años, el filtro de luz azul se ha vuelto un imprescindible en todas las gafas graduadas nuevas que salen de las ópticas (con su correspondiente aumento de precio, por supuesto). Pero no solo las personas que tienen dificultades para ver se han sumado a esta moda entre promesas de proteger los ojos de la fatiga ocular causada por las pantallas o una mejora en la calidad del sueño. Cientos de personas –o incluso la que lee estas líneas– se han comprado una montura con cristales sin graduar con este filtro, por precios que van desde los 15 a los 300 euros (dependiendo de la marca). Pero más allá del coste y las promesas de cuidado ocular, parece que, en realidad, el mayor efecto que tienen las lentes con filtro de luz azul es el de ser un reclamo comercial.

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