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Los amores eólicos: la 'nueva' versión predominante de las relaciones de pareja
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Los amores eólicos: la 'nueva' versión predominante de las relaciones de pareja

Brotan de vientos afectivos, incontrolables, emergentes, que nacen sin gobierno y traen una brisa fresca y novedosa, como una ventana de aire limpio que entra en una estancia cargada

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Los amores eólicos se inspiran en Eolo, dios del viento en la mitología griega, que guardaba sus tumultuosos elementos encerrados en una caverna. Cuando Zeus se lo ordenaba, se liberaban los vientos y desencadenaban tempestades, remolinos, naufragios, combinaciones inéditas, sorprendentes y variopintas.

Los amores eólicos brotan de vientos afectivos, incontrolables, emergentes, que nacen sin gobierno y traen una brisa fresca y novedosa, como una ventana de aire limpio que entra en una estancia cargada. Hay en ellos exploración, atrevimiento, capricho, deseo de conocer los entresijos de esa otra persona que circula por las cercanías y que invita a bucear en sus aguas.

"En los países del norte de Europa empieza a ser muy difícil encontrar primeras parejas, casi todas son segundas y terceras"

Estos afectos traen bocanadas juveniles de aire, torbellinos que ascienden a vendavales y que, en ocasiones, se elevan a tornados que arrasan todo en el mundo de los sentimientos.

Estos amores nacen de la entrada de vientos inesperados, en donde el carácter de novedad que rompe la monotonía tiene un punto fuerte basado en dos notas del pensamiento light: la permisividad y el relativismo, que conducen a alardes laberínticos llenos de sorpresas en donde las contradicciones mandan. Se produce una especie de zoom consumista de parejas intercambiables, en donde parece que asoma el listón del más difícil todavía. Los cuentos y andanzas que nos traen las revistas del corazón y sus adláteres siempre nos sorprenden con sus vaivenes y entretienen ratos libres de muchas personas sin inquietudes. Leer para pasar el rato. Pero esas publicaciones se van colando, infiltrándose entre los entresijos del comportamiento social, y su efecto va siendo nefasto, disolvente, banalizando todo lo que se encuentra a su paso.

Amores transparentes y frágiles como el cristal veneciano que se roza enseguida y está pronto a resquebrajarse. Las negociaciones de la pareja eólica tienen un subsuelo: todo está preparado para la ruptura y, a su vez, no pasa nada si esto se produce, porque lo importante es hacer lo que te gusta y te parece bien y punto. Esto es lo que hay para muchas relaciones de pareja en Occidente.

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Muchos amores eólicos están hechos con materiales de derribo. Son relaciones sin pretensiones, hasta que duren, pero que hacen mejorar por la erosión que producen y el efecto demoledor sobre la biografía de uno mismo… Aunque al no haber análisis, ni síntesis, ni densidad de ideas afectivas, todo queda diluido en una visión relativista, que escamotea bucear en los sentimientos y que centra todo en el trabajo, que se convierte así en omnipresente.

Educar sentimentalmente es enseñar cómo conseguir una mayor armonía entre la inteligencia, la afectividad y la motivación. Buscar la cuadratura del círculo emocional, para no naufragar en una cuestión tan decisiva como esta. Los sucedáneos del amor vienen como consecuencia de la endeblez de ideas sobre lo que es este mundo oceanográfico de la pareja. Educar es convertir a alguien en persona, hacerlo libre, independiente, con criterio, para que sepa a qué atenerse y sea capaz de anunciar lo mejor en su propia vida y renunciar a todo aquello que brilla por un instante, pero que a la larga deja huérfano de humanismo y coherencia.

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Por otra parte, los avances médicos e higiénicos de los últimos tiempos han facilitado un envejecimiento generalizado de la población, lo que ha provocado la aparición de nuevos problemas. Las personas ancianas, muchas veces con sus capacidades físicas y psíquicas limitadas, son atendidas, en la mayoría de los casos, en la propia vivienda familiar. Al margen de los cuidados profesionales, las atenciones del día a día suelen recaer en la madre, esposa o las hijas. Obviamente, la dedicación continuada a estas personas puede pasar factura a la persona encargada, en forma de desgaste psicológico o corporal.

Uno de los problemas más graves es la atención familiar, sin contar con ayuda permanente de un especialista, de aquellas personas que sufren demencia senil. Según un estudio realizado por Castellote, se calcula que en España hay casi medio millón de individuos afectados por este proceso degenerativo y en la gran mayoría de los casos la atención llega de la propia familia. Se estima que el 40% de ellos no cuenta con ningún tipo de ayuda.

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Para terminar, según lo dicho, existen múltiples campos por explorar, estudiar, investigar y educar, sobre importancia y protagonismo de la mente en la salud.
Educar es cautivar con lo mejor, con la ejemplaridad por delante, visión de futuro y sentido de la vida. Educar es seducir con la razón, dar argumentos sólidos, haciendo atractivo el esfuerzo por ascender a las cimas más altas a las que puede aspirar el ser humano.

En los amores eólicos esa posible educación brilla por su ausencia. Y es sustituida por un cierto elogio de la inestabilidad; el tema afectivo y familiar siguen el rumbo del viento que corre por las cercanías de ese individuo, que cada vez es menos persona. Exaltación de la recomposición del círculo familiar. Transformaciones, cambios, giros, salidas de la pista y entradas en otra demarcación… Es el vértigo de un tiempo en el que se inflama el instante presente, sin mirar ni hacia atrás ni hacia delante. Es la cultura de la inmediatez.

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El drama está servido, por mucho que se quiera desdramatizar. En los países del norte de Europa empieza a ser muy difícil encontrar primeras parejas, casi todas son segundas y terceras. Y los hijos fuera de la pareja estable son más del 60%. Son datos demoledores.

Viene así a este espectáculo afectivo la llamada ética del naufragio, cuyo lema es: sálvese quien pueda. Los niños de parejas rotas van a tener una educación más difícil y un troquelado afectivo que va a necesitar de lecciones especiales, niños ping-pong… Niños, muchas veces desorientados, que cojean de una pedagogía correcta y que van a ser propensos a presentar trastornos psicológicos de diversa índole. Comprender tarde es muchas veces no comprender. Saber y conocer lo que es la vida conyugal es primordial. No hacerlo es frivolidad, inconsecuencia, una de las más graves carencias que se pueden tener y que va a ir bajando por la baliza de una conducta voluble, trivial, ligera, vana, cambiante, sujeta a la versatilidad del momento.

Los amores eólicos se inspiran en Eolo, dios del viento en la mitología griega, que guardaba sus tumultuosos elementos encerrados en una caverna. Cuando Zeus se lo ordenaba, se liberaban los vientos y desencadenaban tempestades, remolinos, naufragios, combinaciones inéditas, sorprendentes y variopintas.

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