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El agujero de ozono perjudica la salud. ¿También las terapias con ozono?
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'¿Qué me pasa, doctor?'

El agujero de ozono perjudica la salud. ¿También las terapias con ozono?

¿Es real el agujero de ozono? ¿Qué enfermedades puede producir? ¿Existe el cambio climático? ¿El ozono como terapia es beneficioso? ¿O puede ser perjudicial? Repasemos conceptos y saquemos conclusiones

Foto: El agujero de la capa de ozono en enero de 2021. (NASA)
El agujero de la capa de ozono en enero de 2021. (NASA)

Un día como hoy, 16 de septiembre, se celebra el Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono. Tenía yo 23 años [les confieso que, a ciertas edades, algunos cálculos resultan dolorosos] y me encontraba en una clase de medicina preventiva cuando, por primera vez, nos explicaron la problemática del agujero de ozono y sus devastadores consecuencias. Es curioso cómo, décadas después, aún se debate (o mejor, se rebate) su existencia y su implicación en el cambio climático (del cual no solo también se rebate su existencia, sino que incluso se niega). Aprovechemos la efeméride para repasar conceptos y sacar conclusiones, sobre un tema en el que reina un desconocimiento generalizado.

Foto: El agujero en la capa de ozono se está cerrando. (EFE/Copernicus AMS)

La mayor parte del ozono se encuentra en la estratosfera, a unos doce kilómetros de distancia (donde se forma gracias a reacciones químicas favorecidas por la luz solar), en una capa (u ozonosfera) que acaba a cincuenta kilómetros desde la superficie terrestre. ¿Para qué sirve este ozono de la estratosfera? Absorbe los perjudiciales rayos solares ultravioleta B que aumentan el riesgo de cáncer de piel (melanoma), favorecen la formación de cataratas (opacidad del cristalino del ojo) y deprimen el sistema inmunológico. Pero también su ausencia perjudica al resto de los seres vivos, ya que impide el normal crecimiento de las plantas, los organismos unicelulares y el ecosistema acuático. Es por todas estas razones por las que al ozono de la estratosfera se le considera como el ozono bueno.

El 'ozono malo' disminuye las cosechas y el crecimiento de los bosques, en las personas empeora enfermedades pulmonares y cardiacas

El resto del ozono de la atmósfera (un 10% aproximadamente) se encuentra en una capa situada justo debajo de la estratosfera (llamada troposfera), donde se forma gracias a los gases contaminantes fabricados por el hombre. Es el llamado ozono malo, por el perjuicio que genera a los seres vivos: disminuye el rendimiento de las cosechas, enlentece el crecimiento de los bosques y, en los seres humanos, empeora enfermedades pulmonares y cardiacas. Podríamos concluir que los efectos negativos del ozono troposférico contrastan con los efectos positivos del estratosférico.

También contaminantes naturales

Las grandes ciudades son responsables de la mayor parte de la contaminación por el alto consumo de combustibles fósiles y por la actividad industrial. También hay contaminantes naturales, como los volcanes, que emiten compuestos con cloro, pero estos se disuelven más fácilmente con las precipitaciones y son removidos de la atmósfera antes de que lleguen a la estratosfera.

A mediados de la década de los 70 se descubrió que ciertas sustancias producidas por el hombre agotaban el ozono de la estratosfera. Son los llamados gases fuentes de halógenos, que se acumulan en la atmósfera baja por no ser reactivos y que no se disuelven con la lluvia o nieve. Entre estas sustancias halogenadas se incluyen los famosos clorofluorocarbonos (CFC), que, al igual que otros gases productores de halógenos, acaban desplazándose a la estratosfera donde se reactivan y destruyen el ozono.

placeholder El protocolo de Montreal reguló el uso de CFC en aparatos de refrigeración y aerosoles. (iStock)
El protocolo de Montreal reguló el uso de CFC en aparatos de refrigeración y aerosoles. (iStock)

Desde entonces se ha intentado a nivel mundial reducir y/o regularizar la producción de estos gases nocivos presentes en aparatos de refrigeración y aire acondicionado, en los aerosoles (de desodorantes y similares) y en los extintores de fuego, entre otros. En el año 1987 se redactó el Protocolo de Montreal en el que se regulaba la producción y el consumo de sustancias que afectan a la capa de ozono. Se ratificó por más de 180 países, y gracias a él se prevé que los principales gases nocivos se reduzcan significativamente (o incluso se eliminen) antes de mediados del siglo XXI.

Foto: Un campamento científico en la Antártida, visto desde lejos. (EFE)

¿Por qué el agujero de ozono se encuentra en la Antártida si el problema afecta a toda la estratosfera? Esta circunstancia se debe a las particulares condiciones meteorológicas de esa zona geográfica, las cuales favorecen que los compuestos halogenados (principalmente el cloro y bromo) agoten el ozono en mayor medida que en otras partes del globo. Se suele pensar que la capa de ozono es más delgada en la Antártida, pero la zona de los polos tiene incluso más espesor que otras. En la zona de Ecuador, donde es más fina, las condiciones climáticas son diferentes y el agotamiento de ozono es menor.

¿Culpable del cambio climático?

Si no se han aburrido aún, no lo hagan ahora, porque llega el momento de responder a una de las cuestiones que más dudas generan. ¿Es el agujero de la capa de ozono el culpable del cambio climático? Si bien no podemos decir que sea el principal causante (el ozono es un gas que produce efecto invernadero, pero hay muchos otros), su agotamiento sí contribuye al cambio climático de manera causal, aunque en menor proporción en comparación con los otros gases.

La concentración del dióxido de carbono en la atmósfera es un 30% superior a la de hace 150 años, en la época preindustrial

¿Y qué diablos es el efecto invernadero? Pues no es más que el fenómeno por el cual la energía solar recibida por la Tierra (proveniente de la radiación solar natural) rebota en la superficie terrestre, pero, en vez de volver al espacio, se queda atrapada por culpa de una capa de gases que no deja que este calor se vaya por donde ha venido.

Además del ozono (nuestro gas protagonista), otros gases como el dióxido de carbono, el metano, o el óxido nitroso producen este efecto, porque alteran el equilibrio que debe haber entre la radiación solar y la radiación emitida por la Tierra, provocando un calentamiento global y una modificación significativa del clima. Como ejemplo de lo serio que es esto para nuestro planeta, sepan que la concentración del dióxido de carbono en la atmósfera es de, aproximadamente, un 30% superior a la que existía hace 150 años, en la época preindustrial.

Pero ¿cura enfermedades?

¿Demasiada ciencia por hoy? Les pido un último esfuerzo para afrontar otra duda acuciante: ¿el ozono cura enfermedades? Si realizan una búsqueda en internet comprobaran que al ozono se le atribuyen propiedades terapéuticas en procesos isquémicos [isquemia: ausencia de riego sanguíneo], en inflamaciones crónicas, trastornos neurológicos, enfermedades de la piel y en heridas crónicas.

Más en concreto, se preconiza su uso en patología del hombro y columna, y parece ser eficaz en el dolor de hernia discal en combinación con tratamiento con radiofrecuencia. También se ha utilizado en el tratamiento de caries dentales y como tratamiento adyuvante para enfermedades infecciosas como el VIH y la hepatitis, pero con resultados que pueden considerarse muy controvertidos.

placeholder Máquina de terapia de ozono. (iStock)
Máquina de terapia de ozono. (iStock)

Para profundizar más en este tema, me he puesto en contacto con la doctora María Rosa Arroyo, que es la coordinadora del Observatorio de la Organización Médica Colegial contra Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias. Muy amablemente se ha prestado a resolvernos las dudas en relación con la ozonoterapia. “La aplicabilidad del ozono como terapia en humanos se basa en estudios con poca evidencia científica, y no está autorizado a no ser que se utilice en ensayos científicos, como uso compasivo o con autorización de comercialización”, asegura la doctora.

"Se confunde ozonoterapia y oxigenoterapia y es un error, esta última sí ha demostrado una gran eficacia terapéutica"

“Una terapia para una patología en concreto debe tener detrás una evidencia en forma de informes de evaluación de las agencias reguladoras y de estudios de revisión sistemática. De lo contrario, puede convertirse en una pseudoterapia”. La doctora Arroyo también hace hincapié en un problema habitual: “La gente confunde ozonoterapia y oxigenoterapia y es un error, puesto que esta última sí ha demostrado una gran eficacia terapéutica. El ozono, en cambio, tiene una eficacia muy discutible, incluso como desinfectante, tan de moda en tiempos de pandemia y que tampoco demostró ninguna utilidad al respecto”.

Por mandato del juez

La doctora me recordó la polémica suscitada en plena pandemia (agosto de 2021), cuando el juez del Juzgado de lo Contencioso Administrativo de Castellón de la Plana obligó a los facultativos de la UCI del Hospital de la Plana a aplicar terapia con ozono a un paciente con covid-19 en estado grave, a petición de la familia. “Se trató de una sentencia sin precedentes, puesto que la terapia con ozono iba en contra de los protocolos científicos del propio centro sanitario. El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos manifestó su apoyo a los sanitarios que habían sido obligados a aplicar una terapia no aprobada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, a no ser en el caso de unos determinados supuestos que no se cumplían en aquel paciente”.

Foto: Foto: iStock.

A este respecto, la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de Salud Carlos III emitió un informe en el que se informaba que los estudios disponibles no contaban con rigor metodológico suficiente para concluir ni avalar los beneficios médicos de esta terapia para tratar la enfermedad covid-19 grave, ni permitía conocer los efectos secundarios. “El informe recalcaba que el ozono no tiene la consideración de producto sanitario ni en EEUU ni en la Unión Europea, y concluía que no debía ser utilizado en humanos fuera de ensayos clínicos adecuadamente diseñados”.

Me van a permitir una última reflexión. Me resulta asombroso que aún existan colectivos e individualidades que todavía nieguen la existencia del cambio climático. Estoy de acuerdo en que tampoco se trata de proclamar que nos espera una apocalipsis, pero es evidente que el planeta precisa de cuidados, igual que los necesitan sus habitantes.

Dice el doctor Frederic Larsan que “todo lo que se puede politizar se politiza”, y no iba a ser menos con el tema del agujero de ozono y el cambio climático, que hoy en día se utiliza en política como arma dialéctica. ¿Cuándo llegará el día en el que nuestra opinión se base en una reflexión serena y un análisis de los datos y las evidencias, y no en opiniones partidistas de individuos que solo buscan votos? Probablemente nunca: la necesidad asociativa del hombre le anula la capacidad de discurrir. Es “la ley del mínimo esfuerzo”, que diría también Larsan, y a la que estamos irremisiblemente abocados, puesto que ya casi nada nos cuesta un esfuerzo intelectual (basta con abrir esta u aquella aplicación y confiar en lo que ahí se diga).

Que se mejoren.

Un día como hoy, 16 de septiembre, se celebra el Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono. Tenía yo 23 años [les confieso que, a ciertas edades, algunos cálculos resultan dolorosos] y me encontraba en una clase de medicina preventiva cuando, por primera vez, nos explicaron la problemática del agujero de ozono y sus devastadores consecuencias. Es curioso cómo, décadas después, aún se debate (o mejor, se rebate) su existencia y su implicación en el cambio climático (del cual no solo también se rebate su existencia, sino que incluso se niega). Aprovechemos la efeméride para repasar conceptos y sacar conclusiones, sobre un tema en el que reina un desconocimiento generalizado.

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