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Si el DDT lleva 50 años prohibido en España, ¿por qué sigue presente en la sangre?
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Investigación del cáncer

Si el DDT lleva 50 años prohibido en España, ¿por qué sigue presente en la sangre?

Los expertos prevén un tsunami de cáncer de aquí a 2040, y a esto contribuyen algunas prácticas en la producción de alimentos. Entre los sospechosos están ciertos pesticidas que teóricamente no se emplean, pero se cuelan

Foto: Un campesino fumigando sus tierras. (iStock)
Un campesino fumigando sus tierras. (iStock)

"No falta mucho para que todo el mundo se tiña de azul", aseguró ayer en Madrid Elisabete Weiderpass, directora de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC). Con esta afirmación, la directora de esta agencia dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se refería al avance de una determinada opción política, sino a que el cáncer se convertirá en la primera causa de muerte en un futuro cercano, por delante de las enfermedades cardiovasculares o de las infecciones.

Los expertos auguran un "tsunami" de personas con cáncer en el año 2040 -28 millones, frente a los 18 millones de nuevos casos en 2020-, y de aquí el interés por buscar desesperadamente estrategias orientadas a neutralizar esta amenaza. Para ello, es necesario que toda la sociedad se involucre, desde los gobernantes hasta los científicos y ciudadanos, y con este propósito tuvo lugar ayer un encuentro promovido por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), y apoyado por Fundación La Caixa, en el que se debatieron diferentes propuestas para prevenir y reducir el riesgo de cáncer.

Foto: Fuente: iStock

El peso del tabaco, el alcohol, la dieta, la contaminación ambiental o el estilo de vida occidental estuvieron en el centro de las ponencias por ser los principales responsables del avance de los tumores. Los ciudadanos tenemos bien interiorizados estos carcinógenos (otra cosa es el caso que les hagamos); sin embargo, hay otros más desconocidos, pero que están ahí.

El pesticida que no se ha ido

El DDT es un insecticida usado en la agricultura que está prohibido desde la década de los años 70 en numerosos países europeos -en España desde 1973- por su potencial de provocar cáncer a las personas, una prohibición que se ha llevado de manera desigual en los distintos estados, debido a que “es un proceso complejo porque, aunque es un interés de salud pública, hay unos intereses económicos que influyen en los políticos que deben tomar las decisiones”, comentó Weiderpass. Algo similar ocurre con el glisofato, que la IARC incluyó en el año 2018 en el grupo 2A, y sobre el que se han hecho propuestas para evitar su uso, pero “todavía no se ha conseguido”, porque “funciona en la agricultura y establecer un equilibrio entre esto y su efecto en la salud es muy difícil”.

placeholder Un avión espolvorea insecticida DDT. (Wikimedia Commons)
Un avión espolvorea insecticida DDT. (Wikimedia Commons)

Ese equilibrio es aún más precario en países con menos recursos económicos, en los que la preocupación por la salud pasa a un segundo plano, y siguen utilizando este tipo de sustancias químicas nocivas. Muchos de esos productos llegan a nosotros, de forma que sustancias que no deberían estar presentes en nuestro organismo lo están.

Los estudios de biomonitorización de DDT en España detectan la presencia de esta sustancia en la sangre, lo que revela una exposición reciente, probablemente a ciertos productos importados

Según Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, “en España tenemos estudios de biomonitorización de DDT que demuestran que este compuesto está presente en nuestra sangre". La científica aclaró que el DDT "es un compuesto persistente que, aunque se queda de por vida, se transforma en DDE, de tal manera que se puede medir en la sangre la exposición reciente (DDT) y la exposición pasada (DDE)". Pues bien, "los estudios muestran dosis altas de DDT, lo que significa exposición reciente, probablemente, a productos importados de países menos desarrollados, donde todavía se utiliza este producto de manera masiva”.

¿Cómo nos podemos proteger de esa exposición? “Hay que ser más estrictos con las importaciones”, dijo la directora del IARC, que afirmó que la UE es muy estricta sobre la presencia de ciertos pesticidas en los alimentos, aunque no lo suficiente, ya que todavía hay bastantes productos que “con mucha certeza contienen sustancias probablemente carcinógenas”. Y lanzó una aseveración inquietante: “Estas sustancias están presentes en la sangre de todos los que estamos aquí, y también en la de mujeres embarazadas, incluso en la de nuestros nietos”.

Los omnipresentes microplásticos

Los microplásticos son otro motivo de preocupación para los científicos, sobre todo porque cada vez hay más evidencia científica de su presencia en los alimentos. Su riesgo no ha sido tratado, por ahora, en ninguna monografía del IARC, pero Weiderpass afirmó que están presentes en la cadena alimentaria, en los seres humanos y otras especies, y son capaces de atravesar la barrera placentaria y hematoencefálica. "Estamos ante un problema mayor que debe ser abordado por el conjunto de países, y que pasa por la búsqueda de productos biodegradables que no tengan efectos hormonales o en la cadena alimentaria”, y defendió que "debemos ser más proactivos en la protección de la salud pública que en los beneficios económicos".

Foto: Microplásticos extraídos del mar. (iStock)

Ni tabaco ni vapeo

El tabaco es el enemigo público número uno y los participantes en la sesión coincidieron en que más que prohibirlo, una decisión que podría tener un efecto rebote -“recordemos lo que pasó en EEUU cuando se prohibió el alcohol”, señaló Marina Pollán-, lo que hay que implantar son medidas disuasorias para su consumo, como son una subida de impuestos o la prohibición en espacios públicos.

"Las sustancias que contienen los productos de vapeo no tienen cabida en el pulmón de una persona adulta, y mucho menos en los organismos en desarrollo, como son los de los adolescentes"

La “epidemia de cáncer de pulmón” que se mantiene desde hace tiempo es el resultado de décadas de tabaquismo, y desde hace unos años está aumentando entre las mujeres y bajando en los hombres. Pero, según Pollán, las políticas de prevención del tabaquismo están dando resultado y cada vez hay menos fumadores, por lo que “se espera que haya una disminución del cáncer de pulmón”.

placeholder El Gobierno británico ha dictado medidas contra los minoristas que ofrezcan vapeo a los menores. (EFE/Tolga Akmen)
El Gobierno británico ha dictado medidas contra los minoristas que ofrezcan vapeo a los menores. (EFE/Tolga Akmen)

El descenso de fumadores coincide con el auge del vapeo, un hábito que preocupa mucho a los profesionales de la salud porque bajo la apariencia de ser una práctica poco dañina, la realidad es que “las sustancias que contienen los productos de vapeo no tienen cabida en el pulmón de una persona adulta, y mucho menos en los organismos en desarrollo, como son los de los adolescentes”, insistió la científica del IARC. “Cada vez hay más estudios científicos que demuestran los efectos nocivos del vapeo, y cada vez está más claro que es una estrategia para que la población se inicie en un hábito adictivo nuevo”. Por ello, ha sido tajante en su mensaje: “El vapeo no tiene cabida en nuestra sociedad. Punto”.

Foto: ¿Fumar para dejar de... fumar? (iStock)

La prevención, en nuestras manos

Las participantes pusieron el acento en que en la prevención del cáncer sí es necesario que los poderes públicos adopten medidas para reducir la exposición a carcinógenos, pero la principal prevención depende de nosotros, para lo que debemos evitar el consumo de tabaco y alcohol -”ninguna cantidad de alcohol es segura”, advirtió Elisabete Weiderpass-; dejar a un lado el sedentarismo -“con 30 minutos diarios de caminar a buen paso y algo de ejercicio de fuerza cumplimos con las recomendaciones de la OMS”, ilustró Pollán-, y cuidar de nuestra dieta, siguiendo el modelo mediterráneo y aumentando el consumo de legumbres y verduras, ya que “en España comemos más fruta que verdura”.

placeholder Edificio del CNIO. (EFE)
Edificio del CNIO. (EFE)

María Blasco, directora del CNIO, resaltó el beneficio de divulgar la ciencia correctamente para evitar bulos en salud. Reiteró la importancia de insistir en la prevención y, en este sentido, lamentó que el consumo de carnes rojas “no es algo que vaya a la baja, como está ocurriendo con el tabaco, sino al contrario”, por lo que, en su opinión, debería haber algún tipo de política pública orientada a cambiar la tendencia. “No hay políticas activas en contra del consumo de carnes rojas, ni de alcohol, ni de la contaminación. Tal vez la solución sea gravar con más impuestos aquellas cosas que vayan en contra de nuestra salud”.

Es indudable que el aumento de curaciones y esperanza de vida de los enfermos de cáncer es el resultado de la investigación, pero Blasco también admitió que los científicos pueden trabajar más estrechamente con los enfermos y viceversa: “Los ciudadanos deben ser conscientes de la importancia de la investigación, y esto ha quedado demostrado durante la pandemia de covid".

La ciencia debe avanzar, los políticos actuar y los ciudadanos cuidar activamente de nuestra salud.

"No falta mucho para que todo el mundo se tiña de azul", aseguró ayer en Madrid Elisabete Weiderpass, directora de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC). Con esta afirmación, la directora de esta agencia dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no se refería al avance de una determinada opción política, sino a que el cáncer se convertirá en la primera causa de muerte en un futuro cercano, por delante de las enfermedades cardiovasculares o de las infecciones.

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