Si estas razones no te convencen para dejar de fumar, ninguna lo hará

Que fumar no es bueno para la salud hace ya tiempo que se sabe. Y es que, a estas alturas, nadie puede ampararse en el desconocimiento para empezar a fumar o proseguir con este hábito. Sin embargo, todavía estamos lejos de vivir en una España no fumadora o, al menos, no parece que sea algo inminente. Según la Encuesta Europea de Salud en España del año 2020, el 16,4% de las mujeres y el 23,3% de los hombres fuman a diario. El porcentaje más alto en los hombres corresponde al grupo de edad de 25 a 34 años, y en las mujeres, al grupo de 45 a 54 años. A partir de los 65 años, los fumadores habituales de ambos sexos dejan de serlo.

A los diez años, el riesgo de infarto de un exfumador coincide con el de alguien que no ha fumado nunca

Ni siquiera las campañas europeas de prevención del consumo de tabaco como aquella en la que unas imágenes en los paquetes de tabaco mostraban la cruda realidad de cómo el tabaco afecta a los pulmones, y en general, a la salud de las personas, lograron impactar lo que se esperaba. De hecho, un equipo de investigadores de las universidades de las Islas Baleares y de Granada analizó en 2011 el impacto de dichas fotografías y concluyó que las imágenes utilizadas no eran lo suficientemente impactantes para convencer a los fumadores.

A los 20 minutos ya se empieza a notar

Iniciar y concluir con éxito un proceso de deshabituación tabáquica es una de la tareas más arduas y difíciles de conseguir. Por esta razón, toda ayuda es poca a la hora de embarcarse en semejante empresa. Desde su consulta, el doctor José María Echave-Sustaeta, jefe de Servicio de Neumología de Olympia Quirónsalud y del Hospital de La Luz, expone cada día a sus pacientes numerosos y convincentes motivos para abandonar el cigarrillo.

Los cambios que experimentan las personas cuando dejan de fumar se dejan notar desde los primeros 20 minutos después de apagar el último pitillo. Y es que, pasado poco más de un cuarto de hora, la tensión arterial y el pulso retornan a niveles normales. El doctor menciona algunos de los efectos más relevantes que ocurren a partir de entonces:

• A las 8 horas. Los niveles de nicotina y dióxido de carbono se reducen a la mitad y los de oxígeno vuelven a la normalidad.
• A las 24 horas. Se elimina el monóxido de carbono.
• A las 48 horas. No queda nicotina en el cuerpo y mejora la capacidad del gusto y el olfato.
• A las 72 horas. Resulta más fácil respirar a medida que los bronquios comienzan a relajarse.

TE PUEDE INTERESAR

Cómo dejar de fumar y no engordar en el intento

Eva Carnero

• Entre dos y doce semanas después. Mejora la circulación.
• Entre tres y nueve meses después. La tos y otros problemas respiratorios mejoran o desaparecen. Además, la función pulmonar puede incrementarse hasta en un 15%.
• Al año. El riesgo de sufrir un infarto de miocardio se reduce a la mitad comparado con un fumador.
• A los diez años. El riesgo de sufrir cáncer de pulmón se reduce a la mitad, y el de sufrir un infarto de miocardio coincide con el de una persona que nunca ha fumado.

La mente, el bolsillo y el entorno también lo agradecen

Los efectos físicos, sin duda, son muy importantes. Sin embargo, no hay que perder de vista que existe toda lista de beneficios personales que, según el doctor Echave-Sustaeta, son determinantes a la hora de avanzar en el proceso de abandono del tabaco y convertirse en no fumador. El experto destaca los siguientes:

A corto plazo:

• Satisfacción personal por haber alcanzado el reto.
• Mayor sensación de libertad, de no dependencia.
• Aumento del optimismo.
• Mayor rendimiento intelectual.

La OMS define exfumador como aquel que se ha mantenido en la abstinencia al menos 6 meses

A medio plazo:

• Buen ejemplo para los hijos.
• Se deja de oler a tabaco.
• Mejora la imagen, el aspecto físico y estético.
• Desaparece el mal aliento y el color amarillento de los dedos y dientes.

A largo plazo:

• Mejora la calidad de vida de toda la familia.
• Se produce un ahorro considerable de dinero. Un fumador que consume una cajetilla de tabaco rubio al día se gasta alrededor de 1.800 euros al año.

Un largo trabajo en el que no se puede bajar la guardia

Afortunadamente, las ganas de llevarse un cigarrillo a la boca y darle una gran calada acaban yéndose. Eso sí, este punto de inflexión ocurre a largo plazo. "Las ganas de fumar no se quitan fumando, sino buscando un pensamiento alternativo al del tabaco", apunta el experto, quien añade que "el escenario habitual de recurrencia del tabaco es que un exfumador se fuma un cigarrillo con la idea de que 'por uno no pasa nada'. Ese primer cigarrillo desencadena en su cerebro una serie de reacciones mediadas por diferentes neurotransmisores que le llevan a desear/necesitar un segundo cigarrillo con mucha más intensidad que el primero, y así sucesivamente. Y cuando se da cuenta, está fumando una cantidad muy parecida a la que fumaba inicialmente".

TE PUEDE INTERESAR

Cuando los estrógenos te impiden dejar de fumar

Álvaro Hermida

En definitiva, no se puede hablar de exfumador hasta pasado un tiempo. En concreto, seis meses. Al menos, así lo considera la Organización Mundial de la Salud. El organismo internacional define exfumador como aquel que habiendo sido fumador se ha mantenido en la abstinencia como mínimo los últimos seis meses. Los que aún no entran en esa "categoría", se dice que están en fase de abandono.