Si tienes reflujo gástrico, este es tu riesgo real de desarrollar cáncer de esófago
Esta enfermedad es frecuente y pocas veces evoluciona hacia la malignidad. La endoscopia es la técnica para evaluar la integridad de la mucosa del esófago y orienta del peligro de tener un tumor. Un nuevo estudio aclara la utilidad de repetir la prueba
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El reflujo gástrico (RGE) es un problema muy frecuente; cerca de la mitad de la población lo tendrá en algún momento de su vida (a menudo, después de una comida copiosa o asociado a la ingesta de alimentos picantes o bebidas, como café o alcohol). Pero hay quienes experimentan este desagradable y molesto episodio hasta dos veces por semana (el 16% de la población en España), y en ese caso ya pasa a ser considerado una enfermedad.
En la mayoría de los casos, el reflujo no evolucionará hacia una enfermedad grave, pero esto no implica dejar de hacer el seguimiento médico de los afectados, debido a que se asocia a un mayor riesgo de sufrir cáncer de esófago, el octavo tumor más frecuente en el mundo (más de 800.000 nuevos casos en 2023, de los que 2.300 serán en España), y se asocia a una elevada mortalidad (544.000 fallecidos en el mundo este año), estima la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
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Con frecuencia, a las personas con RGE se les hace una endoscopia superior para descartar (o detectar) lesiones en la mucosa (esofagitis erosiva) y esófago de Barrett, considerados precursores del adenocarcinoma de esófago. Casi siempre, el examen endoscópico muestra una mucosa esofágica normal, pero la asociación entre esofagitis y cáncer de esófago está plenamente aceptada y no hay ningún estudio que indique de forma fiable el riesgo de neoplasia que tienen las personas con reflujo y una endoscopia normal.
Estudio esclarecedor
Para despejar esta incógnita es necesario llevar a cabo el seguimiento a muchas personas durante varios años, y esto es lo que ha hecho un equipo de investigadores liderado por el profesor Jesper Lagergren, del Instituto Karolinska, de Estocolmo, y el King’s College de Londres, que después de estudiar a casi medio millón de personas, ha confirmado que la incidencia de adenocarcinoma de esófago entre las personas con RGE no erosivo es igual a la de población general, lo que implica que no es necesario hacer un seguimiento endoscópico a estos afectados (sin duda, una buena noticia para aquellos que tienen reflujo).
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Esta conclusión, no obstante, está en la línea de lo que se hace en la práctica clínica habitual en nuestro país, según confirma el doctor Luis Bujanda, responsable del Área de Enfermedades Hepáticas y Gastrointestinales del Instituto Biodonostia. “No hay que repetir la endoscopia si la mucosa está intacta, solo si hay síntomas de alarma como pérdida de peso, anemia, problemas para pasar la comida o no responde adecuadamente al tratamiento convencional”, explica a El Confidencial el también catedrático de Medicina de la UPV/EH.
Riesgo bajo
Para su estudio, que se ha publicado en el Bristish Medical Journal, el grupo de Lagergren escogió a 486.556 adultos hospitalizados o atendidos en consultas de digestivo de Dinamarca, Finlandia y Suecia desde el 1 de enero de 1987 hasta el 31 de diciembre de 2019. De esos, 285.811 pacientes se incluyeron en el grupo de enfermedad por reflujo gastroesofágico no erosiva y el resto en el grupo de RGE erosivo.
Habitualmente, no hay que hacer endoscopia para diagnosticar enfermedad por reflujo ni seguimiento endoscópico por el riesgo de cáncer
La tasa de incidencia de adenocarcinoma de esófago se determinó después de un seguimiento máximo de 31 años. En ese periodo, 228 personas del grupo de RGE no erosivo desarrollaron cáncer de esófago, una incidencia similar a la población general. En el grupo de personas con esofagitis erosiva, la cifra de las que desarrollaron cáncer ascendió a 542. Estos hallazgos confirman que si la mucosa está intacta, no es preciso repetir las endoscopias a quienes tienen reflujo gástrico.
A pesar de la fortaleza del trabajo publicado en 'BMJ', la idea de que no viene mal repetir la endoscopia de vez en cuando puede persistir en la mente de algunos que tienen reflujo. Nuevamente, Bujanda es tranquilizador al destacar que “la probabilidad de cáncer es muy baja”, incluso “en el caso de tener esofagitis, no se recomienda el cribado para detectar cáncer de esófago”. Por tanto, insiste en que “habitualmente no es necesario hacer endoscopia para diagnosticar enfermedad por reflujo y menos seguimiento con endoscopia por el riesgo de cáncer”.
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Ahora bien, la recomendación cambia “si existe metaplasia intestinal en el esófago (esófago de Barrett)”. En este caso, sí se hacen controles periódicos, aunque “estos controles cada vez son más cuestionados, así como los intervalos para su realización”.
Medidas antirreflujo
El especialista explica que el cáncer de esófago es, relativamente, poco frecuente -su incidencia en Europa occidental es de 5 casos por 100.000 habitantes -, y una de sus características es “su gran variabilidad geográfica”. Detrás de esta neoplasia se encuentran el tabaco, la obesidad, el bajo consumo de verdura fresca y frutas, la ingesta de bebidas y alimentos excesivamente calientes, además “de enfermedades predisponentes, como el esófago de Barrett”.
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El principal síntoma de alerta es la dificultad para tragar, y muchas veces ya es tarde porque “el tumor está avanzado”, y ese retraso diagnóstico es una de las razones por las que el cáncer de esófago tiene un mal pronóstico. Aun así, “los tratamientos han mejorado de forma considerable, entre ellos la radioterapia, que es cada vez más precisa”.
Por el contrario, el tratamiento del reflujo es “muy bueno”, y consiste en medidas higiénico dietéticas y el uso de fármacos -omeprazol, lansoprazol, pantoprazol- que inhiben o contrarrestan el ácido gástrico. Y si todo esto falla, “también hay técnicas endoscópicas o quirúrgicas”, insiste Bujanda.
Para prevenir el reflujo, el especialista en enfermedades digestivas del Instituto Biodonostia aconseja:
- Abstenerse de tabaco y bebidas alcohólicas/gaseosas.
- Es fundamental que los individuos obesos y con sobrepeso, especialmente aquellos con ganancia ponderal reciente, reduzcan su peso al menos un 10%.
- Corregir los factores mecánicos que favorecen el reflujo gastroesofágico: evitar comidas copiosas (es mejor repartir la alimentación en cinco comidas poco abundantes) y prendas que compriman el abdomen.
- Evitar tumbarse tras la comida.
- Evitar la ingesta de alimentos en las tres horas previas a acostarse, dormir sobre el lado izquierdo y elevar con tacos el cabecero de la cama entre 15 y 20 centímetros.
El reflujo gástrico (RGE) es un problema muy frecuente; cerca de la mitad de la población lo tendrá en algún momento de su vida (a menudo, después de una comida copiosa o asociado a la ingesta de alimentos picantes o bebidas, como café o alcohol). Pero hay quienes experimentan este desagradable y molesto episodio hasta dos veces por semana (el 16% de la población en España), y en ese caso ya pasa a ser considerado una enfermedad.