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¿Es recomendable operar un tumor cerebral maligno?
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¿Es recomendable operar un tumor cerebral maligno?

Algunos tumores cerebrales se consideran histológicamente benignos, lo que quiere decir que su crecimiento es lento y que la extirpación quirúrgica completa cuando es factible consigue la curación

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Un tumor cerebral es un grupo de células anormales que crecen en el cerebro o cerca de él en cualquiera de las capas que lo envuelven, como sería el caso de los meningiomas, que crecen a nivel de las meninges. No todos son cancerosos, pero todos pueden afectar el funcionamiento cerebral.

La incidencia en España se estima que es de 7,5 por 100.000 habitantes y año, lo que nos dice que alrededor de 3.000 a 3.500 nuevos casos de tumores cerebrales aparecen cada año en España (47M). La incidencia de metástasis cerebrales, que no son consideradas tumores cerebrales primarios, es mayor, siendo la incidencia de 14.000 casos al año en España.

Algunos tumores cerebrales se consideran histológicamente benignos, lo que quiere decir que su crecimiento es lento y que la extirpación quirúrgica completa cuando es factible consigue la curación del tumor. Sin embargo, los tumores malignos presentan un crecimiento más acelerado y su resección quirúrgica ni siquiera combinada con otros tratamientos como la radioterapia o la quimioterapia resulta curativa.

Foto: Las nuevas técnicas permiten mejores resultados. (iStock)

La mayor parte de las veces, no sabemos por qué alguien desarrolla un tumor cerebral. Sin embargo, ciertos factores, como la exposición a radiaciones o antecedentes familiares, pueden aumentar el riesgo.

Los síntomas varían según la ubicación. Algunos pueden causar dolores de cabeza de características abigarradas. Otros pueden provocar problemas de visión, de memoria o incluso algún déficit motor o sensitivo. En ocasiones pueden acompañarse de un sangrado y su manifestación se parecerá más a la de un ictus. Otras veces la inflamación que acompaña a la tumoración provocará un cuadro confusional o alteración del comportamiento. Esos casos suelen responder bien a los corticoides mientras que se busca una solución de tratamiento de la lesión.

El diagnóstico sigue realizándose de forma principal con la resonancia magnética. Junto con el modo de espectroscopía, puede intuirse cuál será el tipo histológico de lesión, aunque el diagnóstico definitivo siempre vendrá determinado por el examen microscópico histopatológico. Muchas veces, en localizaciones profundas, se opta por una biopsia del tejido que nos permita determinar cuál es el tipo de tumor, su histología y sus rasgos moleculares. Con ello podremos definir terapias más específicas, y en caso de lesiones profundas de difícil resección, optar por tratamientos específicos de quimio o radioterapia.

El paso por quirófano

Para la mayor parte de los tumores, la cirugía sigue siendo el tratamiento de elección. Como ya hemos comentado, en lesiones benignas, la extirpación quirúrgica puede conllevar a la curación. En lesiones no benignas, la cirugía consigue una reducción del volumen tumoral, lo que hace que los tratamientos complementarios de quimio o radioterapia resulten más efectivos.

También se ha demostrado que la cirugía de estas lesiones no solo aumenta de forma significativa la esperanza de vida, sino también la calidad de vida. Hoy en día, contamos con un variado arsenal tecnológico en quirófano para acometer de forma segura la resección de estas lesiones.

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Desde luego, toda la información de las pruebas preoperatorias es importante. Esa información se traslada a los sistemas de navegación y de precisión milimétrica con los que contamos en quirófano. Los microscopios robóticos de última generación permiten visualizaciones con las que no contábamos hace tan solo 20 años. Por ejemplo, en el Instituto Clavel contamos con el microscopio Zeiss Kinevo 900, que con el modo de luz ultravioleta permite ver tejido tumoral tras haber administrado previamente al paciente el fármaco ácido 5-aminolevulínico clorhidrato. De esta manera conseguimos resecciones mayores de la tumoración, dado que, con la visualización convencional, estas zonas tumorales no se verían y pasarían desapercibidas para el cirujano.

En los últimos años, y también gracias a la tecnología, mientras operamos podemos realizar controles de la resección en tiempo real no solo con la navegación, sino con sistemas como la ecografía o el TAC intraoperatorio.

Los tumores que están en zonas elocuentes (zonas manifiestamente funcionales del cerebro) también suponen un reto. Gracias a la monitorización neurofisiológica intraoperatoria con el paciente despierto y a la mejora de la neuroanestesia, podemos resecar lesiones dentro de áreas funcionales o muy cerca de ellas.

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Y, desde luego, tras una cirugía cerebral es muy importante una rehabilitación no solo física, sino también psicológica y funcional. En el Instituto Clavel Rehabilitación atendemos no solo a los pacientes, sino también a los familiares para superar una situación de estrés tan importante como es que te operen de un tumor en la cabeza.

Como en cualquier tipo de lesión tumoral, la prevención es muy importante. Llevar un estilo de vida saludable y evitar la exposición a tóxicos sería nuestro consejo.

Aunque nos quede mucho por saber y aunque los fármacos dirigidos a los tumores cerebrales todavía han de evolucionar más, el paciente y sus familias deben saber que la cirugía y los tratamientos complementarios de estas lesiones han mejorado de forma muy sustancial.

Un tumor cerebral es un grupo de células anormales que crecen en el cerebro o cerca de él en cualquiera de las capas que lo envuelven, como sería el caso de los meningiomas, que crecen a nivel de las meninges. No todos son cancerosos, pero todos pueden afectar el funcionamiento cerebral.

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