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Los casos de ictus aumentarán un 50% en los próximos 30 años
  1. Bienestar
Nuevo documento publicado en 'The Lancet'

Los casos de ictus aumentarán un 50% en los próximos 30 años

Un informe de la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares alerta de que cerca de 10 millones de personas morirán por esta razón en 2050, la mayor parte en Asia. Los autores del documento proponen medidas para frenar la expansión

Foto: Hemorragia cerebral. (iStock)
Hemorragia cerebral. (iStock)

El ictus es la segunda causa de muerte en el mundo, y la primera de discapacidad. Las cifras dan una idea de su magnitud: 14,5 millones de personas en el mundo son víctimas de un ictus cada año -será mortal para 5,5 millones-. En España, cada año son 110.000 los ciudadanos afectados por este problema circulatorio, de los que el 15% fallecen y el 30% de los supervivientes queda con secuelas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Esta realidad será mucho peor si no se adoptan medidas urgentes a nivel mundial. Un nuevo informe elaborado por la Comisión de Neurología de la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares y la revista The Lancet advierte de que, hasta el año 2050, los casos de ictus aumentarán un 50%, y las muertes alcanzarán los 9,7 millones de personas, por lo que los costes derivados de esta enfermedad ascenderán a 2.300 millones de dólares, con un impacto especial en los países con ingresos medios y bajos.

Foto: Fuente: iStock

El profesor Valery L. Feigin, de la Universidad Tecnológica de Auckland (Nueva Zelanda) y copresidente de dicha comisión, subraya el “enorme coste” que tiene para la población mundial el accidente cerebrovascular. Por ello, “predecir con precisión los impactos económicos y de salud del ictus en las próximas décadas es un desafío”, aunque las estimaciones que han hecho los integrantes de la comisión “son indicativas de la carga cada vez mayor que veremos en los próximos años a menos que se tomen medidas urgentes y efectivas”, insiste.

Lo peor estará en Asia

Para el informe, los autores utilizaron los métodos de estudio de la Carga Global de Enfermedades (GBD) para obtener las estimaciones de la carga de ictus entre 2020 y 2050 en los países de ingresos altos, bajos y medianos, y por las principales regiones y edades del mundo. Teniendo en cuenta el crecimiento de la población y el envejecimiento en la mayoría de los países, su análisis indica que el número de personas que mueren anualmente por accidente cerebrovascular en todo el mundo aumentará en un 50%, pasando de 6,6 millones en 2020 a 9,7 millones en 2050.

Las muertes por ictus se mantendrán en los países con ingresos altos, pero aumentarán hasta llegar al 91% en el año 2050

Además, los autores prevén que el número de muertes por accidentes cerebrovasculares en los países de ingresos bajos y medianos se incrementará considerablemente, ampliando la brecha con los países de ingresos altos, al pasar de 5,7 millones en 2020 a 8,8 millones en 2050. Por el contrario, se estima que las muertes por esta causa en los países de ingresos altos se mantendrán prácticamente sin cambios en alrededor de 900.000 entre 2020 y 2050. Esto indica que la proporción de estas muertes a nivel mundial que ocurren en los países de ingresos bajos y medianos aumentará del 86% en 2020 al 91% en 2050.

placeholder Las muertes por ictus aumentarán en Asia y en África. (iStock)
Las muertes por ictus aumentarán en Asia y en África. (iStock)

El profesor Jeyaraj Pandian, presidente electo de la Organización Mundial de Accidentes Cerebrovasculares y uno de los miembros principales de la comisión, apunta que “Asia representó, con diferencia, la mayor proporción de muertes por accidentes cerebrovasculares a nivel mundial en 2020 (61%, alrededor de 4,1 millones de muertes) y se prevé que aumente el 69% para 2050 (6,6 millones de muertes)”, mientras que en África el incremento será del 8%. “Tenemos que examinar de cerca qué está causando este aumento, incluida la creciente carga de factores de riesgo no controlados, especialmente la presión arterial alta, y la falta de servicios de prevención y atención de accidentes cerebrovasculares en estas regiones”, desvela.

Foto: Identifican el grupo sanguíneo de mayor riesgo de ictus antes de los 60. (iStock)

El lado positivo del informe es que la comisión prevé una caída de la mortalidad en mayores de 60 años del 36%, una disminución que se quedará en el 25% entre los menores de 60 años. Los autores de la comisión atribuyen esa bajada más leve entre los más jóvenes a los niveles crecientes de diabetes y obesidad en este grupo de edad.

Causas identificadas

Para identificar barreras y herramientas clave para la vigilancia, prevención, atención aguda y rehabilitación de ictus, los expertos llevaron a cabo un análisis cualitativo de entrevistas en profundidad con 12 expertos en accidentes cerebrovasculares de seis países de ingresos altos y seis países de ingresos bajos y medianos.

Foto: Foto: Istock.

Entre las principales barreras identificadas se encuentran la falta de conocimiento sobre los accidentes cerebrovasculares y sus factores de riesgo (que incluyen presión arterial alta, diabetes mellitus, colesterol alto, obesidad, dieta poco saludable, estilo de vida sedentario y tabaquismo) y datos limitados de vigilancia sobre los factores de riesgo de ictus y su manejo.

Basándose en los hallazgos del análisis cualitativo, los miembros de la comisión emiten una serie de recomendaciones dirigidas a prevenir y minimizar el impacto del ictus:

  • Establecer sistemas de vigilancia de bajo costo para proporcionar datos epidemiológicos precisos sobre accidentes cerebrovasculares para guiar la prevención y el tratamiento.
  • Aumentar la conciencia pública y la adopción de medidas para mejorar los estilos de vida saludables y prevenir los accidentes cerebrovasculares mediante el uso de tecnologías móviles y digitales en toda la población, como vídeos y aplicaciones de formación y sensibilización.
  • Dar prioridad a la planificación eficaz de los servicios de atención de accidentes cerebrovasculares agudos, el desarrollo de capacidades, la capacitación, el suministro de equipos, tratamientos y medicamentos asequibles adecuados, y la asignación adecuada de recursos a nivel nacional y regional.
  • Adaptar las recomendaciones basadas en evidencia a los contextos regionales, incluida la capacitación, el apoyo y la supervisión de los trabajadores de salud comunitarios para ayudar en la atención a largo plazo de estos accidentes.
  • Establecer ecosistemas locales, nacionales y regionales que involucren a todas las partes interesadas relevantes para cocrear, implementar y monitorear la vigilancia, prevención, atención aguda y rehabilitación de los mismos.

El profesor Feigin reclama más financiación por parte de los gobiernos para implementar las recomendaciones de prevención y atención del ictus, unos fondos que pueden proceder de “regulaciones legislativas e impuestos a los productos no saludables (como la sal, el alcohol, las bebidas azucaradas y las grasas trans)”. Impuestos que, además de generar ingresos para la atención a los pacientes, también pueden contribuir “a reducir la pobreza, la desigualdad en la prestación de servicios de salud y mejorar el bienestar de la población”.

Reacciones favorables

En declaraciones a la agencia SMC, la neuróloga Elena López-Cancio, de la Unidad de Ictus del Hospital Central de Asturias, califica el informe de “enorme relevancia para enfatizar en la necesidad de mejorar las estrategias para disminuir el altísimo impacto sociosanitario y económico que acarrea el ictus a nivel mundial. Así, el artículo posiciona al ictus como uno de los principales problemas de salud de nuestra sociedad (segunda causa de muerte a nivel mundial y la segunda de discapacidad en adultos), pero no solo para los propios enfermos, sino para las familias y la sociedad en general”.

El ictus también es una de las principales causas de depresión y demencia, que son otros síntomas comunes de enfermedades no transmisibles

Además, recuerda que "el ictus también es una de las principales causas de depresión y demencia, que son otros síntomas comunes de enfermedades no transmisibles (ENT)". Señala que cambiar la realidad del ictus exige la implicación de los profesionales de la salud, pero también de los responsables políticos y las comunidades, entre otros agentes. Así, por ejemplo, “deben establecerse, entre otras, políticas encaminadas a la reducción de la contaminación ambiental, siendo este uno de los factores cada vez más asociados a la incidencia del ictus, al igual que políticas que se encaminan a reducir el consumo de productos poco saludables, como las bebidas azucaradas y los productos procesados, el alcohol y el tabaco”.

El objetivo de frenar el ictus no es alcanzable “sin mejorar las condiciones socioeconómicas y reducir la pobreza, favorecer la cobertura sanitaria universal y realizar periódicamente campañas de salud pública para crear conciencia sobre el ictus y los factores de riesgo asociados”, concluye la neuróloga.

El ictus es la segunda causa de muerte en el mundo, y la primera de discapacidad. Las cifras dan una idea de su magnitud: 14,5 millones de personas en el mundo son víctimas de un ictus cada año -será mortal para 5,5 millones-. En España, cada año son 110.000 los ciudadanos afectados por este problema circulatorio, de los que el 15% fallecen y el 30% de los supervivientes queda con secuelas, según la Sociedad Española de Neurología (SEN).

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