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Láser intersticial, estimulación cerebral... Cómo tratar la epilepsia que resiste a los fármacos
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AVANCES EN NEUROLOGÍA

Láser intersticial, estimulación cerebral... Cómo tratar la epilepsia que resiste a los fármacos

Al menos un 40% de los enfermos en España no logra controlar sus crisis, habiendo probado como mínimo dos medicamentos diferentes. Es lo que se denomina epilepsia farmacorresistente y hoy existen alternativas terapéuticas

Foto: Foto: Freepik.
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Cerca de 400.000 personas en España tienen epilepsia. La mayoría de ellas logra controlar la patología con medicamentos anticrisis, pero un porcentaje cercano al 40% no lo consigue pese a haber probado al menos dos diferentes. Sufren la llamada epilepsia farmacorresistente, para la que ahora hay nuevas soluciones terapéuticas.

Para acercarnos a la problemática de estas personas es preciso entender desde la ciencia una enfermedad que demasiado a menudo se ha visto rodeada de mitos, tabús y estigmas. Hablamos de una patología cerebral crónica caracterizada por la predisposición recurrente a tener crisis epilépticas. Según explica la doctora Mar Carreño, directora de la Unidad de Epilepsia del Hospital Clínic de Barcelona y del Instituto Clavel, y presidenta de la Sociedad Española de Epilepsia, “una crisis es un episodio limitado en el tiempo producido por una descarga neuronal excesiva. Las crisis epilépticas pueden manifestarse de diferentes formas, desde movimientos involuntarios del cuerpo hasta alteraciones en la conciencia (falta de respuesta a los estímulos externos) y sensaciones extrañas (psíquicas, gástricas, hormigueos…)”.

Sufrir uno de estos episodios no implica necesariamente tener la enfermedad. "Se considera que una persona tiene epilepsia si ha padecido al menos dos crisis no provocadas (por fiebre alta, drogas, trastornos metabólicos…), separadas por más de 24 horas; o si ha tenido una crisis pero existe una probabilidad elevada de que pueda tener más en el futuro", señala. Además, no discrimina en función de la edad, puede afectar tanto a niños como a adultos.

La importancia del diagnóstico

La epilepsia, señala la especialista, “puede confundirse con diferentes condiciones médicas con síntomas similares”. Es el caso del síncope, un desmayo causado por una disminución temporal del flujo sanguíneo al cerebro que puede provocar convulsiones breves y pérdida de conciencia, lo que podría confundirse con una crisis epiléptica; o de la migraña con aura, que puede causar síntomas neurológicos transitorios, como destellos de luz, alteraciones visuales o dificultades del habla. También los trastornos psiquiátricos o crisis psicógenas pueden tener sintomatología parecida, como movimientos descoordinados o pérdida de conciencia; y los trastornos del sueño, como la narcolepsia o la parasomnia, que llegan a producir movimientos bruscos o aparente pérdida de conciencia.

Acertar con el diagnóstico es clave para instaurar el tratamiento eficaz. “Para ello es esencial recoger con mucho detalle lo ocurrido durante las crisis, siempre con un testigo que las haya presenciado. Para confirmar la sospecha diagnóstica se suelen pedir pruebas como la resonancia magnética (para ver si existe una lesión cerebral que pueda producir las crisis) o el electroencefalograma (para ver si existen alteraciones en la actividad cerebral del paciente)”, aclara la especialista.

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Foto: iStock.

Una vez hecho el diagnóstico, la elección del tratamiento se basará en el tipo de epilepsia (focal o generalizada) y tipo específico de crisis que presenta el paciente. En este punto cabe destacar que no todos los fármacos pueden utilizarse en todas las epilepsias. Otros factores a tener en cuenta son la frecuencia y gravedad de las crisis, además de las particularidades del paciente: edad, sexo, historial médico, medicamentos actuales y posibles interacciones, preferencias del paciente, trabajo y estilo de vida. “Es un proceso individualizado y es importante que lo haga con un médico especialista que pueda elegir el tratamiento más adecuado y ajustarlo dependiendo de la eficacia y efectos secundarios”, recuerda la doctora Carreño.

Qué es la libertad de crisis

El objetivo que se persigue con el tratamiento es la llamada libertad de crisis. Según la definición de la Liga Internacional de la Epilepsia, consiste en “la ausencia de crisis durante un tiempo que equivale a tres veces el intervalo más largo entre las crisis habituales del paciente, o bien 12 meses, lo que sea más largo”.

No siempre se consigue, y en estos casos es preciso valorar el cambio de tratamiento. Como explica la doctora Carreño, “hay que cambiar la medicación cuando las crisis del paciente no están adecuadamente controladas o cuando se tienen efectos adversos inaceptables de la medicación. El objetivo tiene que ser la completa libertad de crisis sin efectos secundarios, para que el paciente pueda llevar una vida normal”.

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En los casos en los que las crisis persisten, a pesar de haber tomado dos medicamentos (adecuados para el tipo de epilepsia del paciente) de forma correcta, nos encontramos ante una epilepsia farmacorresistente. Las causas subyacentes son multifactoriales y dependen probablemente del tipo de epilepsia y de las condiciones específicas del paciente.

No obstante, aunque no se conocen con certeza, sabemos que influyen procesos inflamatorios; alteraciones en la barrera hematoencefálica y en las proteínas transportadoras de fármacos que impiden un buen acceso de las medicinas a las neuronas; otras variaciones individuales en los mecanismos sobre los que actúan los fármacos (por ejemplo los receptores de neurotransmisores) y, finalmente, cambios en la estructura normal de las redes neuronales.

Nuevas soluciones

¿Hay soluciones terapéuticas para aquellos pacientes que no consiguen alcanzar esa libertad de crisis? La doctora Carreño afirma que "tenemos nuevos fármacos con una gran eficacia en epilepsia focal y fármacos con nuevos mecanismos de acción y eficacia demostrada en ciertas epilepsias graves de la infancia".

En referencia a las técnicas empleadas, la especialista apunta que "se han mejorado las que nos permiten localizar mejor la zona donde se inician las crisis, y de esta forma se puede ofrecer cirugía a más pacientes. Hoy, además, hay técnicas quirúrgicas menos invasivas, como el láser intersticial, que pueden beneficiar a algunos pacientes". Además, señala que se está desarrollando el campo de la neuromodulación (estimulación cerebral), que se puede ofrecer a los pacientes que no pueden operarse.

Dar soluciones a estas personas es clave para ayudarles a recuperar su calidad de vida. En este sentido, merece la pena destacar que los pacientes con crisis no controladas tienen tres veces más posibilidades de padecer un peor estado de salud en general y una propensión mayor a tener otras patologías como la depresión (cuya incidencia aumenta hasta seis veces). Además, los pacientes con epilepsia a menudo experimentan el estigma asociado con las crisis, lo que conduce al aislamiento autoimpuesto y al deterioro de sus relaciones interpersonales.

El proceso de estigmatización que sufren las personas con epilepsia farmacorresistente se refleja de manera fidedigna en el documental Episodios de una vida, promovido con Angelini Pharma España, con el aval de la Federación Española de Epilepsia (FEDE) y de la Sociedad Española de Epilepsia (SEEP).

Cerca de 400.000 personas en España tienen epilepsia. La mayoría de ellas logra controlar la patología con medicamentos anticrisis, pero un porcentaje cercano al 40% no lo consigue pese a haber probado al menos dos diferentes. Sufren la llamada epilepsia farmacorresistente, para la que ahora hay nuevas soluciones terapéuticas.

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