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El despilfarro de vacunas en el mundo: las claves de los pediatras para evitarlo
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El despilfarro de vacunas en el mundo: las claves de los pediatras para evitarlo

Un informe ha estimado en 180.000 las dosis perdidas en 2022, con un coste de 6,6 millones de euros, aunque se advierte de que estas cifras representan solo una parte de la realidad

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Desde la Asociación Española de Pediatría consideran que el desperdicio o pérdida de vacunas es una cuestión que suele ser considerada de menor importancia; o, al menos, es tratada muy ocasionalmente y con escaso interés. Sin embargo, tiene gran relevancia pues ocasiona un coste que, en el contexto actual de presupuestos muy ajustados, es necesario conocer y evitar.

En el caso de las vacunas frente al covid se han estimado tasas de desperdicio más elevadas, hasta el 30%, aunque parcialmente explicadas por las particularidades de la pandemia.

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El desperdicio de vacunas ocurre en todos los países, con cualquier nivel de recursos. Se dispone de muy pocos datos y escasos análisis de sus causas, y menos aún en países más desarrollados. En países con menor IDH, donde la pérdida de vacunas puede tener un impacto mayor, algunos factores, como el uso de viales multidosis sin conservantes y las sesiones de vacunación ocasionales y con pocas personas a vacunar, han sido identificados como asociados a mayor riesgo de pérdida de vacunas, pero, en general, los estudios disponibles muestran una gran variabilidad entre países tanto en las cifras como en las causas de las pérdidas.

El desperdicio de vacunas

Un informe reciente de la UK Health Security Agency (UKHSA) aborda esta cuestión, con datos interesantes tratados en una reunión de trabajo en junio de este 2023. A partir de los informes de incidentes con las vacunas recopilados en el Reino Unido (RU) en 2022, se ha estimado que se perdieron unas 180.000 dosis de vacunas y un coste derivado de 5,7 millones de libras esterlinas, aunque ya se advierte de que las cifras reales, de número de incidentes y costes, se presuponen muy superiores.

Las causas inevitables supusieron el 54% del coste, y el resto, 46%, corresponde a las causas evitables.

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Hay que tener en cuenta que los fallos de la cadena del frío no solo hacen que se desperdicien, sino que también pueden afectar a la efectividad de los programas de vacunación, por las vacunas eventualmente afectadas por incidentes de la cadena del frío que han sido administradas sin comprobar su viabilidad y potencial eficacia.

Causas inevitables

Desde el punto de vista de las entidades que participan en el suministro, almacenamiento y administración de vacunas, las causas inevitables son:

  • Los fallos del suministro de la energía que alimenta la cadena del frío.
  • La pérdida de vacunas no usadas por cambios en los programas de vacunación.
  • La pérdida de vacunas preparadas, pero, finalmente, rechazadas por las personas a las que se pretendía administrar.

Causas evitables

Desde el punto de vista de las entidades que participan en el suministro, almacenamiento y administración de vacunas, las causas evitables son:

  • Las vacunas caducadas, correspondientes a vacunaciones estacionales y no estacionales.
  • Fallos en el uso de las neveras o frigoríficos: mal funcionamiento no detectado, puertas abiertas por descuido, vacunas olvidadas fuera de la nevera, etc.
  • Las vacunas mal preparadas que se desechan.

Medidas para reducir el desperdicio de vacunas

Los pediatras consideran que los servicios regionales de salud y otros responsables deben garantizar que todos los centros de vacunación cuenten con:

  • Dispositivos e instrumentos adecuados para la conservación correcta de vacunas.
  • Políticas, instrucciones y protocolos actualizados, conocidos y accesibles para la solicitud, almacenamiento y control de las vacunas, así como protocolos de actuación en caso de incidentes en la cadena del frío.
  • Los sistemas logísticos disponibles deben ser ágiles y flexibles y permitir a los centros de vacunación hacer pedidos de vacunas reducidos pero frecuentes (no más de lo necesario para 2-4 semanas de actividad -solo dos semanas en el caso de vacunas estacionales-).
  • Todos los profesionales que intervienen en los procesos citados deben recibir formación y capacitación suficiente, comprobable y continuada sobre todo lo que atañe a la función de cada uno de ellos.
Foto: Foto: EFE/Toni Albir.

La OMS ofrece a los servicios de salud responsables de las vacunaciones una aplicación para estimar el desperdicio de vacunas de cada país o región, como ayuda a la planificación de los programas de vacunación y su logística. Esta herramienta parte de los datos de dosis suministradas, administradas y restantes, y toma en cuenta otros como la presentación de cada vacuna (número de dosis por vial), el número de dosis de la pauta de vacunación estándar, la cobertura vacunal, la frecuencia de las sesiones de vacunación y otros datos para estimar la pérdida de vacunas. Monitorizar estos datos a lo largo del tiempo, a distintos niveles, proporciona una información valiosa para planificar las medidas para reducir el desperdicio y mejorar la eficiencia de los programas de vacunación.

Dada la variabilidad de las cifras y causas de las pérdidas de vacunas, el estudio y monitorización debe adaptarse a los condicionantes de cada país o región.

Desde la Asociación Española de Pediatría consideran que el desperdicio o pérdida de vacunas es una cuestión que suele ser considerada de menor importancia; o, al menos, es tratada muy ocasionalmente y con escaso interés. Sin embargo, tiene gran relevancia pues ocasiona un coste que, en el contexto actual de presupuestos muy ajustados, es necesario conocer y evitar.

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