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El alcohol encoge tu cerebro. ¿Puede revertirse este proceso?
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El alcohol encoge tu cerebro. ¿Puede revertirse este proceso?

Los alcohólicos se enfrentan, si quieren mejorar su salud, a un reto sin parangón. La adicción a esta sustancia es de las más potentes, pero hay vías intermedias para los que no pueden lograrlo

Foto: Foto: iStock.
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El consumo de alcohol no es positivo. Podemos decirnos que una copa de vino tinto al día es buena para tal y para cual (que puede ser, no lo negamos), pero el alcohol, el ingrediente más característico de estas bebidas, es un veneno para nuestro organismo. Sí, habiendo sido la evolución del ser humano, somos capaces de metabolizarlo correctamente (aunque no es un proceso tan simple, dado que existen múltiples variables), pero el cuerpo ha de realizar un gran esfuerzo extra.

Los dos órganos sobre los que más influencia tiene el alcohol son el hígado (el encargado de eliminarlo) y el cerebro (donde podemos notar sus efectos deseados). Esos efectos en nuestro cerebro no son gratuitos, sino que pagamos un alto precio, sobre todo si el consumo de esta sustancia es elevado.

Fijarse un objetivo más asequible puede ser de gran utilidad para las personas que quieran mejorar su salud

Ahora, un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford ha descubierto que, para las personas que sufren alcoholismo, es posible reducir los efectos negativos del alcohol, incluso sin dejar de beber.

Antes de nada, debemos definir correctamente lo que es alcoholismo. La forma más sencilla de hacerlo es clasificarlo como una simple adicción, pero la potencia de esta sustancia hace que sea más complicado que eso. En realidad, como especifican desde reputadas autoridades sanitarias, el alcoholismo se caracteriza por ser un trastorno cerebral marcado por la incapacidad de parar o controlar el consumo de esa sustancia, a pesar del impacto negativo que tiene en nuestras relaciones personales, la salud y la vida laboral.

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El estudio mencionado más arriba descubrió que las personas con alcoholismo que, aunque fuera tan solo un poco, redujeron (o en el mejor de los casos, eliminaron) el consumo de esta sustancia conseguían un mayor volumen cerebral que se parecía más a los cerebros de individuos abstemios. Dicho de otro modo, incluso una simple reducción de la cantidad de alcohol que ingerimos puede hacer que nuestro cerebro vuelva a crecer, a expandirse y a funcionar con mayor normalidad.

Foto: Una terraza en la plaza de El Pilar de Zaragoza. (EFE/Javier Belver)

De hecho, explican los investigadores, los alcohólicos que fueron capaces de reducir su consumo a niveles moderados (no más de tres bebidas alcohólicas en el caso de los hombres y 1,5 en el de las mujeres) vieron como sus cerebros adquirían un aspecto normal, abstemio.

Esto puede ser extraordinariamente útil, porque (como bien reconocen los investigadores) el alcoholismo es una de las adicciones más difíciles de dejar y, al mismo tiempo, una de las más comunes, por lo que fijarse un objetivo más asequible (reducción en vez de eliminación) puede ser de gran utilidad para las personas que quieran mejorar su salud, pero todavía no estén preparadas para dejar el alcohol completamente.

El consumo de alcohol no es positivo. Podemos decirnos que una copa de vino tinto al día es buena para tal y para cual (que puede ser, no lo negamos), pero el alcohol, el ingrediente más característico de estas bebidas, es un veneno para nuestro organismo. Sí, habiendo sido la evolución del ser humano, somos capaces de metabolizarlo correctamente (aunque no es un proceso tan simple, dado que existen múltiples variables), pero el cuerpo ha de realizar un gran esfuerzo extra.

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