Menú
Douglas A. Melton: "¿Cómo vamos a fabricar células para tratar a 8 millones de diabéticos?"
  1. Bienestar
En busca de la cura de la diabetes

Douglas A. Melton: "¿Cómo vamos a fabricar células para tratar a 8 millones de diabéticos?"

El científico estadounidense, responsable directo de uno de los mayores avances de la medicina de las últimas décadas, atiende a El Confidencial para explicarnos el estado de la investigación y qué nos espera

Foto: El investigador Douglas A. Melton. (Daniel Santamaría)
El investigador Douglas A. Melton. (Daniel Santamaría)

En la actualidad, según datos de la Sociedad Española de Diabetes, hay alrededor de 90.000 personas en nuestro país cuyos sistemas inmunes, por razones desconocidas, han decidido eliminar de su páncreas las células encargadas de fabricar insulina. Esta enfermedad se llama diabetes tipo 1.

Aquellas personas que la padecen son incapaces (químicamente hablando) de controlar sus niveles de azúcar en sangre, lo que tanto en el corto como en el medio plazo supone un gran riesgo para su bienestar y para su vida. El tratamiento (hasta hace nada, pero ya llegaremos a eso) consiste en controlarse muy frecuentemente gracias a pequeñas extracciones de sangre a través de pinchazos en el dedo (en tiempos pretéritos se hacía con la orina) los niveles de glucosa que contiene nuestra sangre e inyectarnos la cantidad de insulina (la hormona encargada de decirles a las células que empiecen a absorber glucosa) necesaria para devolverlos al nivel adecuado.

En el mes de julio, El Confidencial se hizo eco de uno de los grandes avances de la medicina (que hay muchos, pero de este calado no tantos), que podría, al menos en algunos sentidos, equipararse al descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928: la cura de la diabetes tipo 1. La primera persona en el mundo curada es Brian Shelton, un cartero de EEUU que llevaba padeciendo la enfermedad décadas. Una terapia con células madre consiguió que tanto él como sus compañeros de ensayo clínico (que sigue en marcha) empezasen a generar su propia insulina, lo que elimina tanto la necesidad de control de glucosa como la de inyecciones de insulina.

Foto: Una célula beta creada con células madre embrionarias y capaz de producir insulina en diabéticos tipo 1. (Reuters/Bjarki Johannesson)

El Alexander Fleming de esta historia se llama Douglas A. Melton, ganador del Abarca Prize, que es el responsable directo del bienestar de Brian Shelton y, potencialmente, de miles de personas en el futuro ya no tan lejano. En Alimente hemos tenido la oportunidad de sentarnos con él y que nos explique, de primera mano, cuál es el estado actual de la investigación y qué podemos esperar del futuro cercano.

PREGUNTA. Lo más importante, ¿cómo va la salud de Brian Shelton?

RESPUESTA. Bueno, no lo sé técnicamente. Lo que he oído es que considera que tiene "una nueva vida" y que afirma no tomar nada de insulina. La produce él mismo y dice que esto le ha cambiado. La verdad es que le admiro, debido al riesgo que tomó al hacer algo completamente nuevo. Puede que sea una exageración decir que es como un astronauta, pero tomó el riesgo. Cierto es, de todos modos, que lo hizo por lo cansado que estaba por el inacabable tratamiento (tradicional) de la enfermedad. Ahora es una persona muy feliz, y estoy muy contento por él.

P. Vertex (la empresa que está desarrollando la terapia) ha sido extraordinariamente cauta a la hora de ofrecer información sobre el avance. ¿Puede adelantarnos algo de cómo va el ensayo clínico?

R. Sí, muy recientemente hemos hecho público que dos de los pacientes llevan un año o más con independencia de la insulina exógena. Un tercero abandonó por decisión propia el ensayo. El resto han sido exitosamente trasplantados y su requerimiento de insulina está decayendo al mismo ritmo que el del señor Shelton. Yo espero que sean independientes dentro de poco, pero todavía no lo sabemos. De hecho, es para eso para lo que llevamos a cabo el ensayo clínico. Lo que sí puedo decir es que el trabajo está desarrollándose de forma perfecta, incluso mejor de lo que esperábamos, teniendo en cuenta que se trata de un tratamiento nuevo y que no teníamos ninguna información previa.

placeholder El investigador Douglas A. Melton. (Daniel Santamaría)
El investigador Douglas A. Melton. (Daniel Santamaría)

P. En un primer momento, estaba planeado que acabase en 2024. ¿Ha cambiado esa estimación?

R. Creo que faltan, como mínimo, dos años más. De todos modos, se acaba de comenzar otro ensayo con el sistema de encapsulamiento, sobre el que tendremos información el año que viene. Si tuviera que adivinar, diría que durante el verano.

P. El sistema inmune no solo es la causa de la diabetes tipo I, sino también uno de los mayores escollos a los que se enfrenta esta terapia. Se están barajando diferentes tácticas para afrontarlo, desde la supresión inmune a la edición genética de las células, pasando por el encapsulamiento. Si pudiera elegir una para que funcionase, ¿cuál sería?

R. Esa es una buena cuestión. En primer lugar hay que decir que en esa pregunta asumes que las células funcionan, y ese es el principal problema: hacer células que funcionen. Pero después, en efecto, debemos conseguir que estas sobrevivan en el paciente. Hay tres formas de lograrlo. La primera es la inmunosupresión [la que se está utilizando en el actual ensayo clínico]. Debemos tener en cuenta que si eres una persona de 40 años con diabetes tipo 1, sabes cómo van a ser los próximos 40 años de tu vida, que gestionarás la enfermedad con inyecciones y una bomba de insulina, pero a pesar de eso seguirás sufriendo las complicaciones asociadas a la diabetes. Pero ahora tienes una alternativa: sométete a este tratamiento y añádele inmunosupresores, que tienen sus propios problemas. Esa es una decisión muy complicada. De hecho, en mi opinión, esa no es una buena alternativa, por lo que solucionemos el problema. Por un lado, tienes el encapsulamiento (que implica un implante), que será lo que antes estará disponible. Por otro, la modificación genética, que llegará un momento en el que funcione y evitará el implante.

P. ¿La modificación genética implica una personalización de las células para cada individuo?

R. No, nuestro objetivo es hacer que sea universal. A fin de cuentas, nuestro sistema inmune ya ataca las células beta [es eso lo que provoca la diabetes tipo 1]. Añadir más no soluciona nada. Por proponer una analogía, pensemos en los deportes. Cada equipo lleva una camiseta que identifica a sus jugadores. Todas las células de nuestro organismo llevan la misma. Lo que planeamos es hacer que nuestras células beta no tengan camiseta.

Foto: Los niveles de glucosa suben y bajan a lo largo del día. (iStock)

P. ¿Como hacer las células invisibles para el sistema inmune?

R. Sí. El objetivo es hacerlas universales. Creo que es posible, pero es un gran trabajo. Es una suerte que me gusten ese tipo de puzles.

P. Eso sería un gran avance científico.

R. Desde luego. El progreso de la ciencia es, muy a menudo, muy lento. Pero, de repente, algo ocurre con gran rapidez. Esto hace que esté tan emocionado con el futuro y con la posibilidad de tratar la diabetes tipo 1.

P. ¿Un salto adelante de este calado podría suponer el tratamiento también para otras muchas enfermedades, como las de la tiroides?

R. Si puedes proporcionar a un individuo la célula que completa la parte que falta, en este caso el medicamento, es posible su aplicación a muchas enfermedades como por ejemplo a las deficiencias hormonales. Incluso podrías imaginar proporcionar anticuerpos a las células, con lo que podrías alterar la evolución de la artritis u otras enfermedades. A fin de cuentas se trata de darle a cada paciente su propia fábrica de medicinas, en contraste con las medicaciones e inyecciones diarias.

placeholder El investigador Douglas A. Melton, ganador del Abarca Prize. (Daniel Santamaría)
El investigador Douglas A. Melton, ganador del Abarca Prize. (Daniel Santamaría)

P. ¿Eso supone que es un tratamiento y no una cura?

R. A mí me gusta llamarlo una cura funcional. En efecto, la persona sigue teniendo diabetes, su sistema inmune sigue queriendo matar sus propias células. Pero soluciona el problema. En la teoría, por supuesto, existe una gran diferencia entre una cosa y la otra, pero en la práctica, al paciente no le importa lo más mínimo si están curados o tratados, porque el resultado es el mismo. En la actualidad, los pacientes de diabetes tipo 1 tienen que pincharse el dedo cada dos por tres para medirse la glucosa, e inyectarse insulina, o usar la bomba, etc. Si les ofreces un dulce, dicen que no, que gracias. Pero para ellos [los curados], es una cura funcional. Como dice el señor Shelton, él está curado. En un sentido más aristotélico no sabemos qué causa la enfermedad, lo que nos lleva a la prevención, la verdadera cura.

P. El páncreas es un órgano, en un sentido quirúrgico, muy problemático y difícil de intervenir. ¿Si la medicina avanzase en este sentido facilitaría la aplicación de VX-880?

R. Puede ser, pero la cosa está en un dato no muy conocido que es que, cuando ingerimos alimentos, entre el 60% y el 80% de la insulina que producimos se consume exclusivamente en el hígado. Es por esto que poner las células en este órgano tiene un especial sentido, dado que es donde más se usa lo que producen.

P. Teniendo en cuenta que esto no es un sprint, sino una maratón, ¿cuál sería, si todo saliera como está planeado y las células funcionan, el siguiente paso?

R. En efecto, lo primero es probar que las células funcionan, no ya por sí mismas, sino también con modificación genética o encapsulamiento. Después de eso, el siguiente objetivo es cómo manufacturar células en cantidad suficiente como para tratar a 3 millones de personas en América del Norte y Europa y a 8 millones en todo el mundo. Si lo piensas, desde la distancia, los últimos años, con el covid-19, quedó muy claro cómo cooperan las diferentes naciones. Eso no fue nada impresionante, ¿a que no? Creo que los científicos descubrirán cómo hacer células para todo el que las necesite, pero cómo los gobiernos se las arreglarán para administrárselas a cada individuo es una barrera muy complicada. Ayer por la noche, mientras cenaba, hablábamos de cómo la inmigración es un problema para casi todos los países y todavía no he escuchado una solo buena idea de cómo afrontarla. Estados Unidos lleva intentando encontrar una solución desde siempre, sin éxito. Lo mismo pasa con el cambio climático. Si yo soy capaz de hacer suficientes células para todo el mundo, diré: "Ya está, montemos una gran fiesta".

Foto: La diabetes afecta ya al 14,8% de los españoles; es decir, la sufre uno de cada siete. (iStock)

P. Lleva muchos años siendo un investigador reconocido, pero, más recientemente (premios como este dan fe de ello), se ha convertido en una estrella del rock de la investigación médica. ¿Cuáles son los pros y los contras de estar bajo los focos para un científico?

R. Bueno, yo personalmente solo pienso sobre los contras, sobre todo que no estoy acostumbrado a la atención. Yo voy a trabajar todos los días en camiseta al laboratorio, donde trabajo con ratones y células. La gente no me hace fotos. De hecho, hasta hace poco, la única vez que me habían fotografiado tanto fue hace 40 años, el día de mi boda. De todos modos, es cierto que esta postura es egoísta por mi parte. Creo que la parte buena es darle esperanza a la gente joven diagnosticada con diabetes tipo 1. Que sepan que hay gente como yo, que se levanta cada día e intenta hacer algo al respecto. Por ejemplo, una niña que va al colegio y que todo el rato tiene que medirse la glucosa en sangre y pincharse insulina se preguntará: "¿Por qué yo?". Mi esperanza es que esas personas sepan que su vida puede cambiar, que somos muchos trabajando para lograrlo.

P. Para acabar, ¿cómo siguen su progreso sus hijos (Sam y Emma, diagnosticados ambos con diabetes tipo 1)?

R. Tengo muchísima suerte de que ambos vivan cerca de mí. Los veo todo el tiempo y me animan desde la barrera. A mi hijo Sam, si le preguntases, diría que su padre lleva diciéndole años que habrá una cura, pero que él sigue esperando. Eso es un pequeño espoleo diario. Por supuesto, está encantado con el premio, pero lo estará mucho más cuando consiga el tratamiento.

En la actualidad, según datos de la Sociedad Española de Diabetes, hay alrededor de 90.000 personas en nuestro país cuyos sistemas inmunes, por razones desconocidas, han decidido eliminar de su páncreas las células encargadas de fabricar insulina. Esta enfermedad se llama diabetes tipo 1.

Salud
El redactor recomienda