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Dime lo que comes y te diré cómo de sana está tu piel
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Dime lo que comes y te diré cómo de sana está tu piel

La alimentación juega un papel fundamental en la aparición de problemas cutáneos como el acné o el envejecimiento prematuro. Descubre qué debes comer y qué no para tener una dermis sana y luminosa

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La piel, el órgano más grande del cuerpo humano, actúa como una barrera para proteger los órganos internos y las células de los elementos externos. También ayuda a regular la temperatura corporal, media las sensaciones del tacto y produce vitamina D, un equilibrador clave de la salud ósea, inmune y vascular, como describe un estudio del International Journal of Molecular Science. Tanto los factores intrínsecos (genéticos) como extrínsecos afectan la salud y el envejecimiento de la piel. Los extrínsecos, como el tabaquismo, la dieta, el sueño, el ejercicio o las enfermedades crónicas, y los factores ambientales, como la temperatura, la contaminación, la humedad y la radiación ultravioleta, pueden aumentar la inflamación y el estrés oxidativo que aceleran el envejecimiento de la piel.

Se sabe, por tanto, que la alimentación puede ser causante tanto de enfermedades como de beneficios para la salud. Al igual que puede causar patologías metabólicas (como la diabetes o la hipercolesterolemia) y obesidad, también afecta a problemas de la piel.

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En declaraciones a El Confidencial, Marta Hermosín, médico, farmacéutica y especialista en Nutrición y Dermocosmética del Instituto de Dermatología Integral, explica: “La dieta interactúa claramente con la piel. Por ejemplo, cuando la dermis se vuelve reactiva, deshidratada, una piel que empieza a presentar descamación o eccema es signo de una mala alimentación o una falta o malabsorción de nutrientes”.

Lo malo de la dieta

Así, un exceso en el consumo de grasas saturadas, alimentos procesados y azúcares refinados puede ser el responsable de la aparición de acné y un agravamiento del mismo. Asimismo, de la irrupción de milliums, pequeños puntos de queratina y células muertas de entre 1 y 3 milímetros, que aparecen en la cara debido a que los poros están cerrados a causa de un acúmulo de grasa en ellos. “Evitar los lácteos es muy importante, incluso los que no tienen lactosa, ya que la caseína y otras proteínas presentes en ellos también producen grasa; también el chocolate, las bebidas con cafeína y, por supuesto, los embutidos grasos”, añade Marta Hermosín.

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La flacidez y el envejecimiento prematuro tienen relación con un déficit en la ingesta de frutas y verduras, entre otros. El resultado es una piel deshidratada, con el consecuente empeoramiento de la capa más visible de la piel, la epidermis. La falta de agua hace que esta se vuelva más fina, por lo que es habitual que aparezca flacidez y que las arrugas de expresión estén más marcadas.

Así, una dieta pobre en alimentos ricos en hierro, presente en las carnes rojas y en la casquería (se deberían ingerir al menos cada 10 días); ciertos minerales, como el magnesio, fósforo, selenio y potasio, presentes en los mejillones y ciertos pescados azules, y las vitaminas del grupo C, D, E, que están en el huevo, aguacate o garbanzos, puede provocar también una pérdida puntual de cabello. Si no se actúa corrigiendo la alimentación y sin un tratamiento médico adecuado, el folículo piloso puede acabar destruyéndose, por lo que no se podrá recuperar el cabello perdido.

Alimentos beneficiosos para la piel

Afortunadamente hay una serie de alimentos que son beneficiosos para la piel, porque le aportan luz, jugosidad, luminosidad y, sobre todo, salud:

  • Fresas. Son ricas en sustancias que promueven la salud de la piel, como vitamina C, antocianinas, ácidos fenólicos y flavonoides. La vitamina C es especialmente importante, ya que protege las células del daño oxidativo y es esencial para la producción de colágeno, la principal proteína del cuerpo, que representa el 75% del peso seco de la piel, como constata un trabajo. La piel acumula vitamina C, que contiene hasta 64 miligramos (mg) de la misma por cada 100 g de la capa epidérmica o externa de la misma. Las fresas son una excelente fuente de la mencionada vitamina, ya que una taza proporciona 97,6 mg o 108% del valor diario (VD).
  • Kimchi. Mantener el intestino sano es esencial para tu piel. La disbiosis, el término médico para un intestino desequilibrado, está relacionada con una serie de afecciones de la piel, como el acné y la psoriasis, y los estudios sugieren que la salud de esta y el intestino están estrechamente relacionadas. El kimchi es un tipo de plato fermentado que se elabora con col china y otros ingredientes como cebollas, rábanos, zanahorias y pepinos. Es rico en probióticos y nutrientes necesarios para una salud óptima de la piel, incluidas la provitamina A y la vitamina C.
  • Naranjas sanguinas. Son un tipo de fruta cítrica con pulpa de color rojo rica en nutrientes. El color rubí proviene de altos niveles de poderosos compuestos antioxidantes llamados antocianinas, que pueden ayudar a proteger las células de la piel del daño. Las antocianinas tienen poderosos efectos antiinflamatorios y antioxidantes, que pueden ser particularmente beneficiosos para personas con trastornos inflamatorios de la piel, como el acné, como documenta una investigación de Antioxidants. También tienen un alto contenido de vitamina C, que es esencial para la producción de colágeno y ayuda a proteger las células de la piel contra el daño de los rayos solares.
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  • Semillas de girasol. Están repletas de proteínas, un nutriente que forma la piel y es necesario para la cicatrización de heridas y la formación de nuevas células cutáneas. También son ricas en vitamina E, que funciona como un poderoso antioxidante en el cuerpo. Juega un papel importante en la salud de la piel, ya que protege las células del daño solar, regula la inflamación y participa en la síntesis de proteínas de colágeno y elastina, que la ayudan a estirarse y mantener su apariencia juvenil.
  • Mariscos. Las ostras son especialmente ricas en zinc, un mineral que regula la inflamación de la piel y estimula la cicatrización de heridas, y en selenio, un mineral con poderosas propiedades antioxidantes que ayuda a proteger las células contra el daño oxidativo y los rayos ultravioleta. El consumo de seis ostras de tamaño mediano cubre tus necesidades diarias de zinc y proporciona el 30% de tus necesidades diarias de selenio. Los mariscos también proporcionan grasas omega-3, que tienen potentes efectos antiinflamatorios y desempeñan un papel importante en la función y estructura de la piel, como detalla una revisión de Nutrients.
  • Brócoli. Es una buena fuente de fibra, que ayuda a promover un ambiente intestinal saludable. Esta verdura crucífera también es rica en vitamina C y antioxidantes polifenoles. Estos últimos contribuyen a inhibir ciertas enzimas involucradas en la descomposición de las proteínas de la piel, colágeno y elastina, lo que puede retardar los signos del envejecimiento. Estas sustancias también protegen contra el daño de los rayos UV, proporcionan efectos antiinflamatorios, aceleran la regeneración de la piel y pueden mejorar la circulación sanguínea y la elasticidad de la misma. Además, el brócoli es fuente de betacaroteno, un carotenoide provitamina A que tiene propiedades antioxidantes.
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  • Sandía. Contiene más del 90% de agua, lo que la convierte en una opción deliciosa para mantener la piel hidratada de adentro hacia afuera. Beber mucha agua y consumir alimentos hidratantes es bueno para mantener la piel con un aspecto juvenil porque la hidratación evita la aparición de arrugas y surcos, como resalta una investigación.
  • Tomates. Una revisión de 2023 que incluyó 21 estudios encontró que la suplementación con tomates y suplementos de licopeno reducía el enrojecimiento de la piel y mejoraba su apariencia y la pigmentación, previniendo así el daño cutáneo inducido por los rayos UV y el envejecimiento debido a la exposición al sol.

En definitiva, la salud de la piel depende de mantener buenos niveles de agua y electrolitos, vitaminas, antioxidantes y ácidos grasos poliinsaturados.

La piel, el órgano más grande del cuerpo humano, actúa como una barrera para proteger los órganos internos y las células de los elementos externos. También ayuda a regular la temperatura corporal, media las sensaciones del tacto y produce vitamina D, un equilibrador clave de la salud ósea, inmune y vascular, como describe un estudio del International Journal of Molecular Science. Tanto los factores intrínsecos (genéticos) como extrínsecos afectan la salud y el envejecimiento de la piel. Los extrínsecos, como el tabaquismo, la dieta, el sueño, el ejercicio o las enfermedades crónicas, y los factores ambientales, como la temperatura, la contaminación, la humedad y la radiación ultravioleta, pueden aumentar la inflamación y el estrés oxidativo que aceleran el envejecimiento de la piel.

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