Menú
El colágeno es bueno según la industria, pero nadie sabe si funciona
  1. Bienestar
Estudios sesgados

El colágeno es bueno según la industria, pero nadie sabe si funciona

La investigación sobre este suplemento alimentario parece indicar efectos positivos, pero el conflicto de intereses presente, dada la procedencia de la financiación, hace que sea muy difícil encontrar información objetiva

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Buscamos ser sobrehumanos. Cada día, miles de investigadores (y de equipos de marketing) en todo el mundo se gastan auténticas fortunas en vendernos el "nuevo suplemento" capaz de darnos todas las vitaminas que necesitaremos el resto de nuestra vida; hacer que nuestro pelo crezca por arte de magia; blanquearnos los dientes; eliminar nuestras arrugas; acelerar el crecimiento muscular; hacer que durmamos; proporcionarnos una capacidad sobrenatural para resistir a los patógenos, y un larguísimo etcétera.

Uno de los que más se habla (en Alimente es un tema ya tratado, en múltiples ocasiones) es el efecto que el colágeno tiene en nuestro organismo. Se trata de una de las moléculas más vendidas (con una legislación respecto a su venta más que escasa y permisiva) tanto en parafarmacias como en grandes superficies.

Foto: Foto: iStock.

Para entender el porqué de su polémico uso tenemos que dejar, antes de nada, unas cosas claras. En primer lugar, ¿qué es el colágeno? Se trata de la proteína más abundante en nuestro cuerpo. Tiene la capacidad de formar fibras y, cuando estas crecen y se entrelazan, forma el tejido conectivo, que es uno de los más importantes dada su función estructural.

El mencionado tejido conectivo hace lo que su propio nombre indica: conectar partes de nuestro cuerpo, como diferentes huesos, la piel, los tendones y los cartílagos. A fin de cuentas, es el que le da sustancia y firmeza a nuestro organismo.

Desde un punto de vista alimentario, la mayor cualidad que tiene el colágeno es que si deseamos encontrarlo en un alimento, de forma natural, solo podremos recurrir a la carne de animales, dado que es el único sitio en el que se halla (ningún producto natural 100% vegetal contiene la menor traza de esta proteína).

"Muchos estudios tienen conflictos de interés, dado que se han financiado por industrias que obtienen un beneficio de los resultados positivos"

A pesar de eso: ¿cómo es posible que los veganos, por ejemplo, tengan niveles normales de colágeno en su cuerpo? He aquí una de las principales y más importantes trampas de muchos suplementos alimentarios: nuestro cuerpo solo necesita los ingredientes, ya se encarga de producirlo por sí mismo. Tanto es así que, en realidad, para la inmensa mayor parte de las proteínas (las que no cumplen este criterio se denominan esenciales), nuestro organismo solo necesita los ladrillos (aminoácidos) para crear otras proteínas diferentes.

A pesar de esto, según avanza nuestra edad, el cuerpo humano produce menos y menos colágeno, que es una de las principales causas del envejecimiento de la piel (su pérdida de firmeza y la aparición de arrugas). Además, factores externos aceleran este proceso, así como el deterioro del ya existente. Entre esos factores está presente el consumo de tabaco, la exposición a la luz solar o la falta de sueño y ejercicio.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Es por estas razones que, según pasan los años, más y más personas, sabiendo de la menor presencia de colágeno en la segunda mitad de nuestra vida, recurren a los suplementos que, orgullosamente, anuncian a los cuatro vientos su presencia. Las promesas tampoco son escasas: mejorar la salud de nuestro pelo, de la piel, de las uñas... Es comprensible que esto pueda resultar más que atractivo para una gran cantidad de personas, pues la ausencia de efectos secundarios (todos tenemos colágeno) y la promesa de que una simple pastilla puede revertir los efectos del envejecimiento es más que atractiva.

La piel, la primera gran mentira

En un primer momento, dado que la carencia de esta proteína está íntimamente relacionada con las arrugas y otros signos del envejecimiento de nuestra piel, una gran parte de las marcas de cosméticos empezaron a añadirlo a sus cremas, valga el anglicismo, antiaging. A pesar del paso del tiempo y de las irremisibles consecuencias del mismo, fueron productos que tuvieron un gran éxito comercial.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

El problema era que, por desgracia, resultaban inútiles. Como explican desde la Universidad de Harvard, "se dudó de su efectividad incluso por los dermatólogos, dado que el colágeno no se encuentra en la superficie de la piel, sino en las capas más profundas. Las fibras de colágeno son demasiado grandes como para penetrar esas capas más externas y las investigaciones no han mostrado que los péptidos (las versiones más cortas de esas moléculas) tengan el menor éxito tampoco".

Una nueva promesa

Desechada la opción cutánea, el siguiente paso era ingerirlo a través de suplementos alimentarios. El peligro es prácticamente nulo. A fin de cuentas, cada vez que comemos un producto cárnico tomamos colágeno. La presentación del colágeno oral es variopinta como mínimo, pudiendo encontrarlo en forma de polvos, pastillas e incluso alimentos enriquecidos. En efecto, aquí sí existe la posibilidad de que lo absorba el cuerpo. Misión cumplida.

La mencionada absorción ocurre porque, en realidad, no tomamos colágeno crudo o entero, sino los mencionados péptidos o colágeno hidrolizado, que son cadenas más cortas que facilitan su absorción. Además, la venta de estos suplementos permite añadirles más cosas, como vitaminas y minerales, positivos para nuestro organismo siempre y cuando exista una carencia de los mismos.

La última palabra la tiene la ciencia, ¿o no?

La inmensa mayor parte de las investigaciones que se han llevado a cabo con esta proteína se han centrado en dos partes de nuestro organismo muy concretas: la piel y las articulaciones. En efecto, el colágeno es esencial en esos puntos concretos de nuestro organismo, por lo que es de esperar que, de ser absorbido, sus efectos sean mucho más visibles en estas áreas.

Los resultados de algunos estudios, como este, publicado por investigadores de la Universidad de Kiel, en Alemania, parecen apoyar la teoría, en estudios aleatorizados de doble ciego, de que la ingesta de colágeno aumenta la elasticidad de la piel. Por otra parte, otros trabajos científicos sostienen que los suplementos orales de esta proteína mejoran la movilidad de las articulaciones, al igual que reducen el dolor de las mismas en pacientes con osteoartritis, así como en los deportistas.

Debemos tener en cuenta con respecto a esto que el colágeno supone el 60% de los ingredientes de nuestro cartílago.

Foto: Foto: iStock.

El problema es que, como aseguran desde la Universidad de Harvard, hay una gran cantidad de estudios que tienen "conflictos de interés, dado que casi todo (si no todo) el trabajo de investigación que se ha llevado a cabo en esta área ha sido financiado, al menos parcialmente, por industrias relacionadas que podrían beneficiarse de obtener resultados positivos en estas investigaciones, así como uno o más lazos de los autores a estas industrias". Como señalan, esto hace que sea extraordinariamente difícil determinar cómo de efectivos son, realmente, los suplementos alimentarios de colágeno y si los beneficios (aunque sean teóricos) compensan, en realidad, el elevado precio de los mismos.

A día de hoy, seguimos sin tener demasiado claro si los suplementos de colágeno pueden ofrecer algún beneficio (las historias positivas personales podrían deberse a un simple efecto placebo). Lo que sí sabemos que funciona, siempre, es seguir una dieta sana y equilibrada (que, además, incluye colágeno).

Buscamos ser sobrehumanos. Cada día, miles de investigadores (y de equipos de marketing) en todo el mundo se gastan auténticas fortunas en vendernos el "nuevo suplemento" capaz de darnos todas las vitaminas que necesitaremos el resto de nuestra vida; hacer que nuestro pelo crezca por arte de magia; blanquearnos los dientes; eliminar nuestras arrugas; acelerar el crecimiento muscular; hacer que durmamos; proporcionarnos una capacidad sobrenatural para resistir a los patógenos, y un larguísimo etcétera.

Salud
El redactor recomienda