Menú
¿Aplazar la alarma del despertador interrumpe el sueño o daña el cerebro?
  1. Bienestar
HÁBITOS

¿Aplazar la alarma del despertador interrumpe el sueño o daña el cerebro?

La mayoría estamos habituados a emplear alarmas matutinas intermitentes (que pausamos una y otra vez). ¿Tiene alguna consecuencia?

Foto: Una nueva investigación encontró beneficios al presionar el botón de repetición de la alarma matutina. (Pexels)
Una nueva investigación encontró beneficios al presionar el botón de repetición de la alarma matutina. (Pexels)

Antes de que comenzara la pandemia, la mayoría poseíamos una sola alarma. Cuando sonaba y nos despertábamos, saltábamos de la cama y en poco tiempo salíamos de casa. Ahora, muchos nos hemos acostumbrado a funcionar con tres o más alarmas diferentes que descaradamente ignoramos o posponemos en una actividad que llevamos a cabo cada día.

Postergamos el despertador para disfrutar de unos minutos más de sueño. Pero el sueño que se obtiene después de aplazar la alarma no es productivo, ¿verdad? Tenemos a pensar que la repetición prolongada de la alarma esencialmente confunde al ritmo circadiano y que nuestro cuerpo no está seguro de cuándo se supone que debe irse a dormir. De hecho, la sabiduría convencional dicta que si nos despertamos, paramos la alarma del despertador, vuelve a sonar, nos volvemos a despertar, la volvemos a poner para otros 10 minutos -en esencia, aplazamos unas cuantas veces la alarma del despertador antes de levantarnos definitivamente-, es malo para nosotros.

Foto: Esta investigación se suma a un creciente cuerpo de investigación que destaca la importancia de dormir bien por la noche. (Pexels)

¿Qué dice la ciencia?

Un nuevo estudio, publicado en la revista Journal of Sleep Research, quiso indagar precisamente en si al interrumpir continuamente el sueño al pausar y repetir la alarma, estamos alterando nuestros patrones de sueño profundo. ¿Es así? Para analizar este pensamiento de la sabiduría generalizada, los investigadores incluyeron dos estudios. El primero observó los hábitos de vigilia de 1.732 adultos, el 69% de los cuales respondieron haber utilizado la función de repetición de alarma o configurar múltiples alarmas al menos parte del tiempo. En esencia, a veces usaban la función de repetición de alarma o confiaban en varias de ellas.

En este grupo, la siesta mañanera osciló entre 1 y 180 minutos, con un promedio de 22 minutos por mañana. Como era de esperar, la razón predominante detrás del sueñecito fue la abrumadora sensación de cansancio que asediaba a las personas al escuchar su alarma. El equipo descubrió que las personas más jóvenes tenían más probabilidades de presionar el botón de repetición, al igual que las personas nocturnas.

placeholder Las rutinas de sueño son altamente individualizadas y deben considerarse caso por caso. (Pexels)
Las rutinas de sueño son altamente individualizadas y deben considerarse caso por caso. (Pexels)

Otra investigación

El segundo estudio del informe fue diseñado para determinar si media hora de siesta tenía algún impacto en el funcionamiento cognitivo de las personas cuando se despertaban. Por ello, se centró en los patrones de sueño y vigilia de 31 personas que se dormían habitualmente tras sonar la alarma. Las condiciones variaron; una mañana se les permitía una siesta de 30 minutos, mientras que la otra requería un despertar inmediato al sonar la alarma. Después de 30 minutos de siesta, los investigadores encontraron que este grupo perdió alrededor de 6 minutos de sueño, pero no encontraron efectos claros sobre los niveles de la hormona del estrés, el cansancio matutino, el estado de ánimo o la calidad del sueño nocturno. Esta diferencia insignificante en el tiempo total de sueño desafía la idea de que dormir socava significativamente el descanso nocturno. Para algunos, estos minutos extra en la cama también mejoraron el rendimiento cognitivo una vez despiertos, en comparación con la situación de despertarse inmediatamente.

Las pruebas cognitivas fueron realizadas inmediatamente después de despertar. Además, la siesta no mostró ningún impacto discernible en el estado de ánimo, el nivel de somnolencia o la concentración de cortisol (hormona del estrés) en la saliva de los participantes.

"Los expertos recomiendan acostarse y despertarse en el mismo horario todos los días"

"Los hallazgos indican que no hay razón para dejar de dormir por la mañana si lo disfrutas, al menos no durante tiempos de siesta de alrededor de 30 minutos. De hecho, puede incluso ayudar a aquellos con somnolencia matutina a estar un poco más despiertos una vez que se levantan", explicó Tina Sundelin, de la Universidad de Estocolmo, en un comunicado de prensa. "Me sorprendió cuánto durmieron realmente los participantes durante el tiempo que dormían y, además, descubrimos que eran mejores, después de dormir, en algunas de las pruebas cognitivas".

Conclusiones

Todo indica que presionar el botón de repetición, aunque sea unas cuantas veces, probablemente no sea tan malo para el sueño como podríamos pensar. Y es que las implicaciones del estudio son muy interesantes: por un lado, desmitifica la idea de que dormirse tras sonar la alarma del despertador es universalmente perjudicial, y, por otro, para algunas personas puede tener beneficios potenciales como un ligero impulso inmediato en el funcionamiento cognitivo. Así, para los que nos gusta dormir, darle al botón de repetición de la alarma no parece tener efectos nocivos en la calidad del sueño después de todo.

Antes de que comenzara la pandemia, la mayoría poseíamos una sola alarma. Cuando sonaba y nos despertábamos, saltábamos de la cama y en poco tiempo salíamos de casa. Ahora, muchos nos hemos acostumbrado a funcionar con tres o más alarmas diferentes que descaradamente ignoramos o posponemos en una actividad que llevamos a cabo cada día.

Postergamos el despertador para disfrutar de unos minutos más de sueño. Pero el sueño que se obtiene después de aplazar la alarma no es productivo, ¿verdad? Tenemos a pensar que la repetición prolongada de la alarma esencialmente confunde al ritmo circadiano y que nuestro cuerpo no está seguro de cuándo se supone que debe irse a dormir. De hecho, la sabiduría convencional dicta que si nos despertamos, paramos la alarma del despertador, vuelve a sonar, nos volvemos a despertar, la volvemos a poner para otros 10 minutos -en esencia, aplazamos unas cuantas veces la alarma del despertador antes de levantarnos definitivamente-, es malo para nosotros.

Salud
El redactor recomienda