¿Ves a esa persona que está contigo? Es quien te tendrá que resucitar y no sabe hacerlo
Las estadísticas de las paradas cardiorrespiratorias juegan mucho en nuestra contra. De ocurrir, lo más probable es que sea en nuestra casa y dispongamos de escasos minutos para remediar la situación
Hay muchas razones por las que nuestro corazón puede dejar de latir. Es una condición tan grave que, normalmente, es la que dicta si estamos vivos o muertos (al menos desde un punto de vista clínico). El corazón es el encargado de distribuir la sangre por nuestro organismo, primero por los pulmones y después a todos nuestros órganos, desde los más cercanos a los más periféricos. Sin esa sangre, las células mueren, y con ellas, nosotros.
Ahora, un nuevo estudio ha puesto de manifiesto nuestra indefensión. Si estamos sanos, ingresados en un hospital, una parada cardiovascular se puede tratar de forma bastante efectiva por el personal médico. La presencia de personal con el conocimiento necesario para realizar una resucitación cardiopulmonar (RCP) y la disponibilidad de desfibriladores facilita el trabajo. Pero, como remarca el estudio publicado por la Fundación Mapfre, tan solo un 15% de las paradas cardiacas tienen lugar en presencia de los servicios de emergencia médica.
"Una RCP básica triplica la posibilidad de supervivencia que tiene el paciente"
Debemos tener en cuenta algo esencial: si sufrimos una parada cardiorrespiratoria, por cada minuto que no recibamos una atención correcta (principalmente una RCP), disminuirán un 10% las probabilidades de supervivencia. Cuando la sangre deja de circular, algunas células aguantan más que otras sin oxígeno, pero el músculo del miocardio y, sobre todo, el cerebro son los dos mayores afectados. La muerte cerebral avanza con rapidez en una situación de hipoxia, pudiendo provocar secuelas graves a largo plazo, aun conservando la vida.
Nuestra realidad es diferente. Lo más probable es que, de sufrirla, nos dé una parada cardiaca en nuestro domicilio. De hecho, el informe detalla que esta es la situación en el 60% de las paradas cardiacas que se dan en nuestro país todos los años. De hecho, según datos del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), cada año en España tienen lugar 50.000 eventos de esta naturaleza, de los cuales 30.000 son extrahospitalarios. De ellos, por desgracia, 45.000 acaban en muerte.
Llegamos aquí al punto crítico: si tenemos la mala fortuna de sufrir una parada (un estilo de vida saludable puede ayudar a evitar que esto ocurra), lo más probable es que suceda en nuestra casa, donde solo nuestros familiares o amigos puedan ayudarnos. Se estima, según el informe mencionado anteriormente, que el 40% de todas las reanimaciones cardiopulmonares las realizan testigos, y el 33% lo hace con apoyo telefónico, tras contactar con los servicios de emergencia, que les guían en el proceso.
Por mucho que hayamos visto Los vigilantes de la playa, sin formación, no es sencillo llevar a cabo una RCP. La teoría es relativamente básica: cruzar las manos, con las palmas hacia abajo y situarlas en la base del esternón, a la altura de los pezones, justo en la mitad del pecho, estirar los brazos 'bloqueando' los codos, y ejercer presión con el peso de nuestro cuerpo para hundir aproximadamente 5 centímetros la caja torácica. Debemos realizar este movimiento con un ritmo de 100 compresiones por minuto (Alimente tiene un artículo sobre qué canciones tienen ese ritmo, para guiarnos adecuadamente). Cada 30 de ellas deberemos abrir la vía aérea de la persona en parada cardiorrespiratoria (sujetando su barbilla y su frente, y estirándola hacia arriba) y deberemos unir nuestros labios a los suyos, herméticamente, y soplar en ellos todo el contenido de nuestros pulmones dos veces.
Se deberá continuar con este proceso hasta que lleguen los servicios de emergencia o hasta que el paciente recupere la consciencia. Como explica el doctor Fernando Rosell, el investigador principal del informe, “una RCP básica triplica la posibilidad de supervivencia del paciente, una cifra que sería mayor si los pacientes llegaran en buenas condiciones”.
Solo en un 40% de los casos de parada cardiaca los testigos recurren a maniobras de reanimación y en 1 de cada 3 de estos casos lo hacen con apoyo telefónico de los centros de coordinación. Los servicios de emergencias médicas consiguen recuperar el pulso y trasladar al hospital al 31% de los pacientes de paro cardiaco fuera del ámbito hospitalario en España. La supervivencia, una vez alcanzada el alta del paciente, es del 11,4%, de los cuales un 9,8% regresa a su casa en buen estado neurológico.
El informe revela, además, que España se sitúa por debajo de la media europea en actuación por parte de los testigos frente a este tipo de emergencias. En concreto, más de la mitad de las paradas que suceden en el domicilio (53%) son presenciadas por familiares y otras personas, y apenas el 4% de las reanimaciones realizadas por testigos utiliza un desfibrilador externo automático (DEA).
Hay muchas razones por las que nuestro corazón puede dejar de latir. Es una condición tan grave que, normalmente, es la que dicta si estamos vivos o muertos (al menos desde un punto de vista clínico). El corazón es el encargado de distribuir la sangre por nuestro organismo, primero por los pulmones y después a todos nuestros órganos, desde los más cercanos a los más periféricos. Sin esa sangre, las células mueren, y con ellas, nosotros.
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