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¿Es compatible sufrir lumbalgia y hacer ejercicio?
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DE HECHO, ES RECOMENDABLE HACERLO

¿Es compatible sufrir lumbalgia y hacer ejercicio?

En general, lo primero que nos viene a la cabeza para aliviar el dolor lumbar es esperar (sentado) a que se pase. Sin embargo, la solución va en la dirección contraria

Foto: Los expertos recomiendan mantener la actividad durante los episodios de lumbalgia. (iStock)
Los expertos recomiendan mantener la actividad durante los episodios de lumbalgia. (iStock)

Uno de los últimos estudios publicado en la revista The Lancet Rheumatology sobre la prevalencia de la lumbalgia calcula que en 30 años se superarán los 800 millones de afectados a nivel mundial. La cuestión es que se podrían reducir estos niveles de prevalencia si se prestara más atención a aminorar los factores de riesgo que señalan los autores de este trabajo: la obesidad, el tabaquismo y las malas posturas en el trabajo.

Centrándonos en el primero de ellos, la obesidad, la cuestión que aflora es cómo compatibilizar la práctica de ejercicio físico necesaria para bajar de peso con el tratamiento de la lumbalgia. Y es que existe la creencia generalizada de que, mientras esta patología está presente, lo mejor es permanecer en reposo el mayor tiempo posible. Sin embargo, tal suposición choca frontalmente con la postura que mantiene la ciencia al respecto, ya que expertos como el doctor Francisco Kovacs, director médico de la Unidad de Espalda Kovacs del Hospital HLA Universitario Moncloa y director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda (REIDE), recomiendan todo lo contrario, esto es, mantenerse físicamente tan activo como sea posible, teniendo como único límite el dolor.

Lo que la ciencia recomienda

Durante mucho tiempo, el reposo ha sido el consejo mayoritario ante cualquier clase de dolor lumbar. De hecho, "cuando yo estudiaba —apunta el doctor—, siempre se recomendaba lo que entonces se llamaba reposo 'de orinal', es decir, permanecer sin moverse de la cama ni para ir al baño. Sin embargo, desde hace un tiempo, los ensayos clínicos han demostrado que ese consejo es un claro error que no solo no es eficaz, sino que es contraproducente".

Mantener la actividad física que el dolor permita es eficaz para acortar el episodio de lumbalgia

El reposo en cama, cuando supera las 48 horas, "hace que comience a perderse tono muscular, y eso empeora los mecanismos de coordinación de los distintos grupos musculares, los cuales en condiciones normales colaboran para mantener el equilibrio cuando uno está de pie o en movimiento", aclara el doctor. Y añade: "Los estudios científicos realizados coinciden en que el reposo en cama pasadas 48 horas no solo no es eficaz, sino que prolonga el episodio de lumbalgia y, además, aumenta el riesgo de que se repita más adelante".

Por el contrario, "lo que sí se ha demostrado es que mantener el grado de actividad física que el dolor permita es eficaz para acortar el episodio y reducir el riesgo de que vuelva a producirse". Es decir, lo importante es "evitar hacer algo que desencadene el dolor o aumente su intensidad, pero mantenerse tan activo como el dolor permita. Eso —aclara el experto— contribuye a mantener el riego sanguíneo en la musculatura y a mantener su tono muscular, y, por tanto, ayuda a acortar el episodio".

Todo vale: andar, nadar, pilates, yoga...

Ahora bien, ¿a qué se refiere el doctor cuando habla de movimiento? ¿Qué clase de actividad es la más adecuada y hasta dónde es recomendable llegar? Según el experto, "en plena crisis de lumbalgia, la idea es mantener el mayor grado de actividad física general que se pueda sin aumentar ni desencadenar dolor. Con esto me refiero a actividades como andar, subir y bajar escaleras...; es decir, lo normal en la vida cotidiana". Eso sí, si en un momento dado se siente dolor, "merece la pena parar, descansar y no forzar. Pasados unos minutos, tres, cinco, o los que sean necesarios, se puede volver a retomar el movimiento. La idea es que nunca se haga más de lo que se puede hacer y, sobre todo, hacer lo que no desencadene dolor, y que al final del día se pueda decir que se ha estado activo".

placeholder Posturas de yoga, como la del perro boca abajo, ayudan a prevenir la lumbalgia. (iStock)
Posturas de yoga, como la del perro boca abajo, ayudan a prevenir la lumbalgia. (iStock)

Por otro lado, en los pacientes crónicos, "es habitual que se produzcan desequilibrios musculares, los cuales se pueden mejorar haciendo ejercicios concretos que estiren los grupos musculares acortados o contracturados y, a la inversa, fortaleciendo aquellos que les falta fuerza o resistencia", sostiene Kovacs.

El ejercicio, por tanto, es clave para el tratamiento de la lumbalgia. Ahora bien, también lo es para evitarla. Así lo considera el experto, quien asegura que "es más importante la constancia que el tipo de ejercicio que se practique. Es decir, pilates, yoga, ir al gimnasio, nadar... Todo eso es válido, siendo realmente eficaz si se hace de forma regular. De hecho —continúa el doctor—, los estudios realizados sugieren que, en la situación de la persona sana o del paciente ya curado, es más importante mantener el ejercicio que el tipo de actividad, por lo que merece la pena tener en cuenta la preferencia de cada persona, ya que hacer lo que nos gusta favorece la adherencia".

¿Existe algún riesgo?

Hemos visto que la práctica continuada de ejercicio es la mejor vía para la recuperación de la lumbalgia. Eso sí, el doctor recomienda que, si no se tiene la costumbre de hacer ejercicio, "merece la pena buscar la ayuda de un monitor o fisioterapeuta para aprender a hacer las cosas de manera correcta. Esto sería especialmente recomendable en aquellas personas que se están recuperando, ya que, en estos casos, hacer mal los ejercicios sí puede ser perjudicial". Y añade: "Haciéndolo así, los riesgos a los que se expone la persona con lumbalgia son prácticamente cero".

Otras medidas terapéuticas

Existen más de 200 tratamientos distintos para la lumbalgia. Entre aquellos en los que se ha podido demostrar su eficacia, encontramos el que se basa en reducir al máximo el reposo en cama y mantener la actividad diaria hasta donde el dolor permita. Ahora bien, "si los primeros días el dolor es intenso —matiza el doctor—, puede tener sentido tomar medicación, o bien analgésicos, o bien antiinflamatorios no esteroideos, los cuales han demostrado mejorar la intensidad del dolor. En cuanto a los relajantes musculares, se sabe que tienen muy poco efecto". Por otro lado, en aquellas personas en las que el dolor dura más de 14 días, se aconseja neurorreflejoterapia.

Foto: Foto: Freepik.

Por último, la cirugía está indicada de manera excepcional. De hecho, se prescribe en menos del 1% de los pacientes que consultan a su médico de atención primaria. "En esos casos, que son específicamente aquellos que presentan un dolor irradiado a lo largo de la pierna por compresión de una raíz nerviosa, ha demostrado ser muy eficaz", asegura el experto.

Las causas determinan el tratamiento

Ante el dolor, lo más urgente es determinar el origen; es decir, "identificar si el dolor solo se debe a un mecanismo inespecífico, a una alteración estructural que requiere un tratamiento distinto, o a una enfermedad sistémica que se está manifestando en la espalda, con lo cual hay que tomar medidas urgentes", asevera el doctor, quien, además, destaca que, "en el ámbito de la lumbalgia, el caso más urgente es el síndrome de la cola de caballo, una afección que solo se da en un paciente de cada 700.000 que piden asistencia por dolor lumbar. Consiste en que la arteria que lleva la sangre al final de la médula está siendo comprimida y requiere tratamiento muy urgente. Afortunadamente —subraya—, va acompañado de unos indicios muy característicos, por lo que es muy fácil de detectar y extraordinariamente infrecuente".

La mayoría de los casos de lumbalgia aguda se resuelven de manera espontánea

Volviendo a las causas, el doctor distingue tres grupos principales: el primero engloba ciertas enfermedades sistémicas que se manifiestan con dolor en la zona lumbar, "como algunos tipos de infección, o enfermedades inflamatorias o cánceres. Estos casos representan aproximadamente el 1% del total de pacientes de la práctica clínica ordinaria".

placeholder El especialista valorará la necesidad de un tratamiento u otro. (iStock)
El especialista valorará la necesidad de un tratamiento u otro. (iStock)

También puede deberse a alteraciones estructurales de la columna vertebral, como la hernia discal y la estenosis espinal. Sin embargo, "existen muchos estudios radiológicos de imágenes de estenosis espinal o hernia discal que no son relevantes. Es decir, que su presencia no significa necesariamente que sean la causa de la lumbalgia. Los casos en que así es representan en torno al 4% del total", advierte.

Foto: Foto: iStock.

En tercer lugar, están las lumbalgias inespecíficas, "la cuales representan más del 95% de los pacientes y se deben esencialmente al mal funcionamiento de los tejidos blandos, la musculatura y sus mecanismos de coordinación".

Unas duran dos semanas, otras son para siempre

Aunque no existen grados de lumbalgia propiamente dichos, sí se pueden distinguir diferentes clases en función de su duración. Así, según el doctor Kovacs, "la lumbalgia aguda es aquella que dura menos de 14 días; la subaguda se prolonga entre 14 y 90 días, y, por último, la que se conoce como crónica supera los tres meses". Y añade: "Una de las diferencias que singularizan cada una de ellas es que la mayoría de los casos de lumbalgia aguda se resuelven espontáneamente, mientras que eso es menos frecuente en la subaguda, y en la crónica suele ser necesario la aplicación de un tratamiento".

Uno de los últimos estudios publicado en la revista The Lancet Rheumatology sobre la prevalencia de la lumbalgia calcula que en 30 años se superarán los 800 millones de afectados a nivel mundial. La cuestión es que se podrían reducir estos niveles de prevalencia si se prestara más atención a aminorar los factores de riesgo que señalan los autores de este trabajo: la obesidad, el tabaquismo y las malas posturas en el trabajo.

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