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¿Por qué somos más torpes si pensamos mucho en cómo hacer algo? Así es el síndrome del ciempiés
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Un concepto psicológico

¿Por qué somos más torpes si pensamos mucho en cómo hacer algo? Así es el síndrome del ciempiés

A lo largo de la historia, varios psicólogos y filósofos han recurrido al síndrome del ciempiés para explicar por qué cometemos errores en tareas que sabemos muy bien cómo realizar

Foto: ¿Por qué somos más torpes si pensamos mucho en cómo hacer algo? Así es el síndrome del ciempiés. (Uday Mittal para Unsplash)
¿Por qué somos más torpes si pensamos mucho en cómo hacer algo? Así es el síndrome del ciempiés. (Uday Mittal para Unsplash)

A diario realizamos una serie de tareas, ya sea en el ámbito cotidiano o en el laboral, que a base de repetir una y otra vez acabamos realizando de manera automática. Es solo en el momento de pensar en ellas cuando corremos el riesgo de volvernos torpes o de cuestionar nuestras propias acciones. Por ejemplo, "¿estamos usando bien los pedales de la bicicleta?" o "¿habré cerrado bien la puerta de casa al salir?".

Existe un concepto psicológico que trata de explicar este fenómeno, conocido como el síndrome del ciempiés. Los orígenes de esta idea se remontan a un viejo poema del siglo XIX.

Foto: Foto: iStock.

Dicho poema, generalmente atribuido a la autora Katherine Craster y que tiene por nombre El dilema del ciempiés, relata brevemente la historia de un ciempiés que, al ser preguntado por el orden en que movía las patas para caminar, se derrumbó por no saber cómo continuar corriendo, pese a que hasta ese momento movía con naturalidad sus numerosas patas sin pensar en cómo lo hacía.

Influencia en la psicología y la filosofía

Con el paso de los años, cada vez más personas se fijaron en el sentido del poema. El punto de inflexión llegó en 1923, cuando el psicólogo y filósofo inglés George Humphrey se inspiró en El dilema del ciempiés para elaborar lo que sería conocido como "la ley de Humphrey", un concepto que estuvo incluido en su libro La historia de la mente del hombre, de aquel año.

La ley de Humphrey defiende que un razonamiento consciente sobre una tarea que ya tenemos automatizada puede afectar negativamente a su resultado, especialmente si tiene que ver con movimientos físicos. El trabajo de George Humphrey puso mucha atención en aspectos como las conductas y los aprendizajes basados en estímulos continuados, y le pareció que el síndrome del ciempiés encajaba perfectamente en las ideas psicológicas que estaba desarrollando.

Según la ley de Humphrey, somos capaces de realizar tareas de forma natural tras automatizarlas

Posteriormente, ya en el año 1969, el prestigioso filósofo Karl Popper, de nacionalidad austriaca y británica, también analizó los efectos del síndrome del ciempiés en unas conferencias que más adelante serían recopiladas para el libro El conocimiento y el problema de la mente y el cuerpo: en defensa del interaccionismo. Popper llevó el concepto al terreno de los instrumentos musicales: según su ejemplo, un reputado violinista se volvió incapaz de interpretar un pasaje del Concierto para violín de Beethoven, que hasta entonces tocaba fácilmente, cuando un compañero le preguntó cómo hacerlo.

En definitiva, muchas veces puede ser mejor no complicarse la vida y confiar en nuestras capacidades y en nuestra experiencia sin darle demasiadas vueltas, porque es importante sentirnos capaces de llevar a cabo las cosas que ya hemos demostrado que sabemos hacer. Eso sí, también es fundamental entender que siempre se puede aspirar a seguir aprendiendo, mejorando y reforzando nuestras metodologías, tanto desde los estímulos a los que nos exponemos como desde la búsqueda activa de nuevos conocimientos y habilidades.

A diario realizamos una serie de tareas, ya sea en el ámbito cotidiano o en el laboral, que a base de repetir una y otra vez acabamos realizando de manera automática. Es solo en el momento de pensar en ellas cuando corremos el riesgo de volvernos torpes o de cuestionar nuestras propias acciones. Por ejemplo, "¿estamos usando bien los pedales de la bicicleta?" o "¿habré cerrado bien la puerta de casa al salir?".

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