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¿Día estresante en el trabajo? Prepárate para engordar
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¿Día estresante en el trabajo? Prepárate para engordar

Tras momentos estresantes o traumáticos, incluso horas después de que ocurran, nuestro cerebro 'reclama' comida basura. Las razones de que esto pase no están nada claras

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

¿Alguna vez, tras un día más que intenso en el trabajo o tras casi sufrir un accidente de coche, has llegado a casa, te has puesto cómodo y has recurrido, a modo de relajación, a alguna comida de confort para volver a la normalidad? Eso no es una casualidad, les pasa a millones de personas en todo el mundo y es una de las causas más importantes de obesidad. Las razones, en cambio, no están tan claras como estos datos.

Hasta ahora, a pesar de que a todos nos es familiar este fenómeno, no teníamos claro si había procesos químicos que dictasen este comportamiento. Podría parecer, por tanto, que simplemente se trataba de un proceso racional: tenemos estrés, estamos tocados, necesitamos estar bien y, para ello, nada mejor que una hamburguesa (o equivalente).

"No siempre comemos por estar hambrientos o porque tengamos necesidades fisiológicas"

Ahora, por suerte para nosotros, un equipo de investigadores del estado de Virginia, en EEUU, ha dado con una molécula que se encuentra en el hipotálamo que está directamente relacionada con los cambios en el cerebro que llevan a los empachos emocionales. La profesora Sora Shin, una de las autoras principales del estudio y el resto de su equipo, han publicado en la prestigiosa revista Nature Communications sus hallazgos: "No siempre comemos porque estemos hambrientos o tengamos necesidades fisiológicas. Cuando estamos estresados o padecemos una sensación de amenaza, se desencadena, también, la motivación para comer. Creemos que esta nueva molécula es la culpable de que esto ocurra".

Todos los caminos llevan a Roma y, en este caso, es una molécula, la proencefalina, la que conduce, sin excepción, a una respuesta cerebral. Su presencia es muy común en diversas partes de nuestro cerebro, pero sus efectos se han estudiado muy poco en general, y casi nada en el hipotálamo. Esta región de nuestro cerebro se encuentra en la parte más profunda de nuestro cráneo, en el centro de todo lo que somos. Se trata de un área de tamaño muy reducido, de donde surge la hipófisis, pero con una relevancia absoluta, dado que en ella radica la regulación de muchas funciones vitales, entre las que se encuentran la temperatura del cuerpo, el hambre y también la sed.

placeholder Posición del hipotálamo. (iStock)
Posición del hipotálamo. (iStock)

Para llevar a cabo su estudio, los investigadores expusieron a un grupo de ratones al olor de heces de gato, un depredador natural, lo que desencadenó una respuesta severa en ellos, aumentando sobremanera sus niveles basales de estrés. 24 horas después, dichos ratones presentaron un estado mental negativo, conductas de ingesta incontrolada de alimentos y, además, sus neuronas mostraron una gran sensibilidad al consumo de alimentos ricos en grasa.

Por supuesto, esto, por sí solo, marcaba una correlación entre el estrés y el cambio de comportamiento alimentario, pero no una relación de causa-efecto. Para confirmar sus sospechas, los científicos activaron esas mismas neuronas de esta parte del cerebro de forma artificial, en ausencia de los olores que desencadenaron la primera reacción de estrés. Para su sorpresa, la respuesta fue idéntica. Además, usaron esa misma técnica para relajar esas áreas del cerebro después de exponer, por segunda vez, a los ratones a las heces de gato. Esto provocó que no mostrasen niveles elevados de estrés y que los ratones no tuvieran la necesidad de ingerir grandes cantidades de alimento.

Foto: Comer en exceso se debe a una desregulación emocional. (iStock)

Como explica la investigadora, "algo acerca de esta molécula es, en sí mismo, crítico a la hora de inducir un consumo elevado de comida después de una amenaza. Tenemos mucho que aprender acerca de ella, pero hemos encontrado en qué parte del cerebro actúa, y eso es un buen comienzo".

Esto podría ser un paso fundamental a la hora de determinar cuáles son las causas de que nuestro día a día, en muchos casos nada tranquilo, provoque reacciones inexplicables por parte de nuestro organismo. Puede ser que, en un tiempo, consigamos dar con la solución a este problema y que no nos echemos encima kilos de más que llegan por las razones equivocadas.

¿Alguna vez, tras un día más que intenso en el trabajo o tras casi sufrir un accidente de coche, has llegado a casa, te has puesto cómodo y has recurrido, a modo de relajación, a alguna comida de confort para volver a la normalidad? Eso no es una casualidad, les pasa a millones de personas en todo el mundo y es una de las causas más importantes de obesidad. Las razones, en cambio, no están tan claras como estos datos.

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