Los menores de 2 años no deberían tener acceso a pantallas, dicen los médicos

Los expertos, médicos, pediatras, investigadores... llevan tiempo alertando sobre la influencia del tiempo frente a la pantalla en el desarrollo de los niños. Ahora ha sonado una nueva voz de alarma: "Los niños con edades menores a los dos años no deberían usar teléfonos inteligentes, ni tabletas ni mirar la televisión", ha sentenciado la Asociación Sueca de Pediatras recientemente.

Los padres deben estar más encima

Las nuevas directrices facilitadas por la institución pretenden no solo influir en la política nacional, sino también alentar a los padres a que se involucren de una forma mucho más activa en cuanto a la gestión del uso de los medios por parte de sus hijos.

"Aunque las pantallas digitales pueden presentar información útil, proporcionar entretenimiento y ofrecer oportunidades de contacto con otras personas, el cerebro de los niños pequeños aún no está lo suficientemente maduro para absorber sus beneficios", comentan los investigadores. "Por el contrario, las investigaciones muestran que el desarrollo de los niños puede verse afectado negativamente por el uso temprano de pantallas digitales". Esto concuerda con las preocupaciones que los expertos han planteado a nivel mundial sobre los efectos del tiempo frente a una pantalla en las mentes en desarrollo de los niños.

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Uso responsable

En el nuevo informe, que pretende también orientar a los más pequeños sobre el uso sensato del tiempo frente a la pantalla, al igual que se inculcan buenos hábitos alimentarios o seguridad vial, se expone que los niños que utilizan habitualmente tabletas, smartphones, portátiles u ordenadores son más irritables, tienen peor concentración y solo recuerdan información la mitad de tiempo que los jóvenes que no emplean habitualmente estos dispositivos.

Para los niños pequeños y preescolares de dos a cinco años, el siguiente estadio de la infancia, la asociación ha recomendado limitar el tiempo frente a la pantalla a una hora diaria. Todo ello se debe al posible impacto negativo en su desarrollo, ya que sus cerebros no están bien equipados para filtrar y comprender de manera beneficiosa la información que trasladan las pantallas digitales y ya existe evidencia científica de que los pequeños que pasan más tiempo frente a las pantallas tienen más probabilidades de desarrollar incluso problemas de conducta o depresión infantil a largo plazo.

"A diferencia de los libros, los medios digitales a menudo tienen mecanismos de refuerzo incorporados que hacen que incluso los niños pequeños quieran usar cada vez más la pantalla", apunta el informe. "Existe un alto riesgo de que se utilicen los medios digitales cuando el niño está aburrido o cuando los adultos no están disponibles y, por tanto, actúan como niñeros".

El efecto de la pandemia

Como hemos comentado al inicio, no es la primera vez que los médicos resaltan la importancia de minimizar el uso de las pantallas en los más pequeños. De hecho, la Organización Mundial de la Salud ya emitió una guía similar en 2019, aconsejando a los niños menores de tres años no ver televisión ni sentarse a jugar en una tableta. Esta directiva formaba parte de un conjunto más amplio de directrices sobre actividad física, comportamiento sedentario y sueño para niños menores de cinco años. Y es que en nuestra era actual, sobre todo tras haber pasado por un periodo de confinamiento a causa de la pandemia de covid-19, los dispositivos basados en pantallas son prácticamente omnipresentes en nuestras vidas; y, a pesar de que estos dispositivos pueden ser educativos y entretenidos, el tiempo excesivo frente a ellos puede tener efectos perjudiciales para la salud, especialmente en los niños pequeños.

"Los medios digitales contienen cortes y transiciones rápidas, colores y sonidos intensos, por ello es mayor el riesgo de desarrollar una sensibilidad a las recompensas inmediatas"

Los periodos prolongados de tiempo sedentario frente a una pantalla pueden provocar un aumento de peso y problemas de salud relacionados, incluso aunque los niños sean muy pequeños. Además, el tiempo frente a la pantalla puede interferir con actividades que son cruciales para el desarrollo de un niño. Por ejemplo, puede reemplazar el tiempo dedicado al juego activo, crucial para el desarrollo motor, el desarrollo cognitivo y el bienestar socioemocional de un niño.

“Dado que los medios digitales a menudo contienen cortes y transiciones rápidas, colores y sonidos intensos, existe un mayor riesgo de desarrollar una sensibilidad a las recompensas inmediatas”, recoge el informe. Pasar demasiado tiempo frente a la pantalla también puede alterar el sueño del niño, ya que la luz emitida por ellas puede interferir con el ritmo circadiano del organismo, dificultando que concilien el sueño, algo que puede deteriorar su desarrollo cognitivo y su función inmune.