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Pie diabético: cómo evitar las graves consecuencias que conlleva
  1. Bienestar
EL AUTOCUIDADO COMO PREVENCIÓN

Pie diabético: cómo evitar las graves consecuencias que conlleva

Un traumatismo fortuito o la simple rozadura de un zapato puede producir una herida que, si no se cura a tiempo, podría derivar en la amputación del pie o incluso de la pierna

Foto: El pie diabético aparece cuando tenemos una úlcera en el pie que no cicatriza correctamente. (iStock)
El pie diabético aparece cuando tenemos una úlcera en el pie que no cicatriza correctamente. (iStock)

Aunque la entradilla de este artículo pueda parecer tremendista, su objetivo no es alarmar, sino ser lo suficientemente claros como para llegar a la población e intentar que se tome conciencia de las verdaderas dimensiones de una patología a la que se le atribuyen más amputaciones que las producidas por traumatismos. Se trata del pie diabético, "un síndrome que aparece cuando tenemos una úlcera en el pie que no cicatriza de manera correcta y que está asociada a una neuropatía, es decir, a una afectación de los nervios periféricos, y a diferentes grados de isquemia (riego sanguíneo defectuoso)", resume el doctor José Ignacio Leal Lorenzo, especialista en angiología y cirugía vascular de la Clínica Universidad de Navarra, quien estima que esta enfermedad tiene una incidencia anual del 2-3%, y hasta un 7% en aquellos diabéticos que tienen una neuropatía diagnosticada.

Las personas diabéticas tienen un riesgo de sufrir amputación de 15 a 45 veces superior al de la población general

No son pocos los estudios que se han ocupado del asunto. Uno de ellos, Tendencia de la incidencia de amputaciones de miembro inferior tras la implementación de una Unidad Multidisciplinar de Pie Diabético, publicado en la revista Endocrinología, Diabetes y Nutrición (abril, 2017), concluye que la población con diabetes mellitus tiene un riesgo de sufrir amputación de miembro inferior de 15 a 45 veces superior al de la población general. Además, sus autores aseguran que hasta un 25% de los pacientes con diabetes mellitus van a desarrollar una úlcera en el pie a lo largo de su vida y que esta precede a la amputación hasta en el 80% de los casos.

placeholder Las personas diabéticas tienen un riesgo entre 15 y 45 veces mayor de sufrir pie diabético que la población general. (iStock)
Las personas diabéticas tienen un riesgo entre 15 y 45 veces mayor de sufrir pie diabético que la población general. (iStock)

Nos movemos, por tanto, en un escenario en el que las cifras nos hablan de un problema de salud muy prevalente, en el que, además, "el paciente, muchas veces, llega a la consulta demasiado tarde, cuando ya no hay otra opción que la amputación", se lamenta el doctor.

Una pequeña herida que no cicatriza bien

En primer lugar, es importante tener presente que no todas las personas con diabetes van a desarrollar pie diabético. Han de darse otros factores que, añadidos a la enfermedad, confluyen y propician su aparición, siendo los más decisivos "la presencia de una neuropatía y un riego sanguíneo dañado", según el experto, quien describe el proceso de la enfermedad de este modo: "Tenemos una afectación nerviosa que hace que sintamos muy poco o nada de dolor (insensibilidad) en la zona del piel. Además, la estructura ósea del pie se deforma. Esa deformidad y la ausencia de dolor hacen que si nos hacemos una herida, que normalmente es fruto de un traumatismo fortuito o de la simple rozadura de un zapato, no termine de cicatrizar bien. A todo esto, habría que sumarle una infección por las bacterias subcutáneas".

Foto: No existe cura para la diabetes, pero se puede controlar con un estilo de vida saludable, medicamentos y atención médica regular (Wikimedia).

Por tanto, "la afectación nerviosa, el déficit circulatorio y la predisposición a la infección son los tres elementos determinantes que hacen que una pequeña herida producida por el roce de un zapato en el talón o en un dedo, por ejemplo, que es algo sin importancia en cualquier persona, cuando se da en un paciente diabético se convierta en una situación de alto riesgo que puede dar lugar a una úlcera grave, una pérdida de la extremidad y, en el peor de los casos, en algunas ocasiones, a la muerte", alerta Leal.

El autocuidado es determinante

Una de las muchas conclusiones que se pueden extraer de la explicación del doctor es la importancia de la educación diabetológica, la cual podría marcar la diferencia entre frenar el desarrollo de la enfermedad y hacer realidad la peor de sus posibles consecuencias, la amputación. Y es que, según explica el doctor, "en la práctica clínica, nos vemos obligados a realizar muchas amputaciones directas (por encima de la rodilla), debido a que el paciente acude a la consulta demasiado tarde".

Aprender a examinarse los pies es clave para un buen pronóstico del pie diabético

Conseguir que el paciente acuda a tiempo al médico exige una mejora en la prevención. La formación y el conocimiento de la propia enfermedad adquieren especial relevancia en el síndrome de pie diabético, dada la gravedad de sus consecuencias y la rapidez con que se puede desarrollar (el proceso puede no ser reversible en una semana). Por esta razón, el doctor insiste en la importancia de que "las personas con diabetes aprendan a inspeccionarse sus pies, a examinar el talón y los espacios entre los dedos, utilizando un espejo y haciéndolo con una frecuencia diaria". Y añade: "Y si aparece una herida que pasados dos o tres días no está cerrada, hay que buscar asistencia médica".

La prevención marca el pronóstico

En función del riesgo que determine el doctor en las primeras visitas, se aplicará un tratamiento u otro. En general, lo primero es curar la infección y efectuar las curas de la herida. Por otro lado, "en el caso de que haya isquemia asociada, tenemos que llevar sangre a la pierna, algo que se hace, o bien por medios quirúrgicos o bien por procedimientos endovasculares", apunta el doctor.

placeholder Hacer ejercicio de forma regular ayuda a prevenir la diabetes. (iStock)
Hacer ejercicio de forma regular ayuda a prevenir la diabetes. (iStock)

El objetivo es estabilizar al paciente y evitar que la enfermedad progrese. Con ello, no se conseguirá que la posibilidad de que ocurra de nuevo desaparezca, ya que "el riesgo cero no existe en un paciente diabético. Sin embargo, si la persona tiene un control óptimo a nivel metabólico, no fuma, tiene un estilo de vida saludable, hace ejercicio y no tiene obesidad, ese paciente -remarca el doctor- lo más probable es que no llegue a desarrollar pie diabético, o que si aparece una úlcera, se pueda curar sin ningún problema". En caso contrario, es decir, "en el caso de personas diabéticas que no se cuidan lo suficiente, que fuman o que no llevan un estilo de vida saludable, el riesgo de que una herida superficial se convierta en una profunda y que afecte al hueso se multiplica exponencialmente", alerta.

¿En qué momento la amputación es inevitable?

En el desarrollo del síndrome de pie diabético hay un punto de no retorno que aboca al paciente hacia la amputación. Esta situación está determinada por el grado de afectación del hueso.

Foto: Diabetes. Foto: Pixabay

"Al principio, todas las heridas son superficiales. El problema es que si se infecta y no se cura a tiempo, la infección puede llegar al hueso y extenderse (osteomielitis). Esto es irreversible, lo que significa que nos vemos en la necesidad de amputar la parte afectada, que puede ser un dedo, el pie o, incluso, nos encontramos con relativa frecuencia casos en los que hemos tenido que elegir entre la pierna o la vida, debido a que la infección ha pasado a ser sistémica".

Aunque la entradilla de este artículo pueda parecer tremendista, su objetivo no es alarmar, sino ser lo suficientemente claros como para llegar a la población e intentar que se tome conciencia de las verdaderas dimensiones de una patología a la que se le atribuyen más amputaciones que las producidas por traumatismos. Se trata del pie diabético, "un síndrome que aparece cuando tenemos una úlcera en el pie que no cicatriza de manera correcta y que está asociada a una neuropatía, es decir, a una afectación de los nervios periféricos, y a diferentes grados de isquemia (riego sanguíneo defectuoso)", resume el doctor José Ignacio Leal Lorenzo, especialista en angiología y cirugía vascular de la Clínica Universidad de Navarra, quien estima que esta enfermedad tiene una incidencia anual del 2-3%, y hasta un 7% en aquellos diabéticos que tienen una neuropatía diagnosticada.

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